viernes, 17 de abril de 2009

The Search (Part.3)

Vi a Miriam que venía hacia a mi corriendo, parecía que había pasado un año desde que no la veía. Estaba contenta a pesar del fracaso de la búsqueda. No podía creer que en tres días la hubiese cogido tanto cariño y me costara tanto separarme de ella. Me abrazó y me pregunto que qué tal sin apartar la vista de Fran. Todos estaban mirándole, sabían que algo le pasaba y cada vez que se le acercaban él se alejaba, debía ser que no sentía orgulloso de lo que había ocurrido antes.

Esta vez, se quedaron otras dos personas, mientras nosotros buscábamos por la ciudad, ese fue nuestro “entretenimiento”. Fran tuvo el mismo aspecto durante toda la tarde.

Esa fue la primera noche que cenamos en el hotel y la comida estaba bastante mala. Al igual que todas las noches, nos fuimos temprano a las habitaciones, Miriam se durmió en seguida pero a mi me resultaba imposible. Cogí la lleve y salí de la habitación, no podía seguir comiéndome la cabeza por el asunto de Fran así que me fui a su habitación a escondidas. Llamé a la puerta pero nadie me abría ¿se habrían dormido todos ya? Seguí golpeando la puerta hasta que al fin me abrieron, era Fran, que suerte había tenido.

-¿Puedo pasar?

Él negó con la cabeza, me intentó cerrar la puerta, antes de que lo hiciera, conseguí poner el pie, sentí como si se me hubiera roto algún hueso pero mis ganas de saber la verdad eran más fuertes que el dolor.

-Eres un maleducado-dije con voz picaresca

Fran giró la cabeza y después me abrió la puerta de nuevo, había conseguido mi objetivo sin esforzarme demasiado. Por lo que vi, parecía que todas las habitaciones eran iguales, pero me sorprendió que su compañero no estuviera, pero eso quise dejarlo en un segundo plano.

-¿Por qué estas a oscuras? Enciende la luz hombre.

Mientras mi mano se dirigía al interruptor, él me la cogió. Estaba completamente congelado, hacía frío pero, la temperatura de su cuerpo estaba mas fría de lo normal. Me estaba haciendo daño y parecía que no se daba cuenta aun que me estuviera quejando de dolor, intenté quitarle la mano pero el tenía más fuerza que yo. A base de gritos y de patadas comprendió que me estaba haciendo daño, finalmente me soltó. No volví a intentar darle al interruptor, no quería quedarme sin mano. Sabía como estaba colocada la habitación así que no tuve problemas al estar a oscuras. Nos sentamos en una de las camas, igual que en mi habitación, noté que estaba a una distancia considerable de mí. Disimuladamente reempecé a oler la ropa y el pelo pero no olía nada mal, entonces pensé ¿por qué se alejaba de mí?

-¿Qué quieres?- me dijo al fin con esa nueva voz tan peculiar.

-Todo, quiero que me digas todo.

-No puedo, Al. De verdad que no puedo…

-¿No me puedes dar ni una pista?

-Ya te he mostrado todo lo que podía

Me quedé desilusionada, me imaginaba que ya no iba a conseguir nada, me levanté y cuando fui a abrir la puerta me enganchó del brazo. Intenté soltarme pero no podía, al igual que la vez anterior. Sentí que se acercó a mi oído, sentía un aura fría a mi alrededor pero… no su aliento.

-Espera- me susurró- date la vuelta y mírame.

No sabía si debía hacerle caso o no pero, si aun confiaba algo en él tenía que pensar que no me pasaría nada. Finalmente me di la vuelta, mis ojos estaban a la altura de su torso, tuve que levantar la cabeza para saber la verdad.

-¿Estás contenta?- dijo con resignación.

-Vaya, esto no me lo esperaba.

Había dado un cambio radical, que guapo estaba, pero ¿desde cuándo estaba así? Abrió la boca y se podían ver unos colmillos blancos, relucientes y muy afilados. Me eché hacia atrás hasta que me di con la puerta, me di tan fuerte que me quedé inconsciente.

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