jueves, 16 de abril de 2009

The Search (Part.2)

Mi cara cambió, se dibujó una sonrisa en mi demacrado rostro, y al verme, inmediatamente, cambió la cara de Miriam. Se hizo un breve silencio y comenzamos a comer. Cada una se sentó a un lado de la cama, comíamos con ansias, ya que llevábamos una alimentación bastante lamentable desde que estábamos allí. Al acabar, tiramos todos los restos en una bolsa y lo metimos en una pequeña papelera que había en un rincón. Me senté a su lado y rompí aquel silencio.

-Gracias

Me miró con cara de satisfacción, me alegró verla así, así que la abracé y la besé en la mejilla. Nos separamos aun que volvimos a encontrarnos en el baño para lavarnos los dientes y después nos fuimos a dormir. Sin duda fue una gran noche, estaba feliz.

Sonó el despertador a las siete, me levanté bastante mejor que los días anteriores, no sé si sería pro la cena o porque ya sabíamos algo acerca de los profesores. Por primera vez nos despertamos las dos a la vez.

-Buenos días, ¿qué tal has dormido hoy?- pregunté

-Mejor que ayer

Nos arreglamos y bajamos enseguida, por primera vez éramos las primeras en llegar. Nos sentamos en el sofá del hall para esperar a los demás, mientras saqué mi cámara de fotos que llevaba en el bolso y comencé a hacerme fotos con Miriam. Se nos hizo corta la espera a pesar de que fue media hora.

Bajaban rápidamente las escaleras sin embargo, había alguien que no: Fran. El bajaba con lentitud, con mucho cuidado, como si tuviera miedo de romperse. Era raro verle así ya que siempre tenía una sonrisa en su cara pero en ese momento, una seriedad inhumana se hacía con el control. Quizá estaba así por no comer bien, aun que el nunca había comido mucho. Se mantuvo al margen de todos, pasara lo que pasara el se alejaba cada vez más mientras su mirada estaba fija en el suelo.

-¡Escuchadme!- gritó Laura- vamos a hacer turnos, alguien se debe quedar aquí por si envían algo más. Cada vez se quedaran dos personas distintas y se rotará cada dos horas.

Todos estuvimos de acuerdo, los primeros en quedarnos fuimos Fran y yo.

Cogieron todos sus cosas y emprendieron la marcha. Laura esperó un momento y me acerqué a ella.

-Suerte-la dije.

-Igualmente, a ver si nos dan más pistas.

En ese momento también se marchó Laura. Fran y yo nos quedamos solos y ese día no estaba muy comunicativo, nos íbamos a aburrir mucho en el hall.

Nos sentamos en el sofá y el seguía mirando hacia el suelo, me estaba poniendo nerviosa ¿qué le pasaba? No había nadie más allí excepto las recepcionistas que no paraban de hablar, y de vez en cuando nos miraban y se callaban, estábamos creando un silencio bastante incómodo, hasta que yo lo rompí.

-¿Nos subimos a mi habitación?- dije casi obligándole.

El asintió sin levantar la mirada, yo sin embargo miré a las recepcionistas queme dedicaron una sonrisa de agradecimiento. El pasillo estaba vacío, no se oía ni un alma, solo nuestros pasos en aquella moqueta color rojo sangre. Saqué la llave del bolso y abrí la puerta.

Era un día nublado, no se veía ni un rayo de sol, solo nubes grisáceas que hacía que previéramos que una tormenta se avecinaba. La habitación con la persiana bajada era digna de una película de una película de terror. Encendí la luz, una luz cegadora a la que aun no estábamos acostumbrados, nos sentamos en una cama y encendí la televisión, que aunque no entendíamos lo que decían, rompía aquel silencio que parecía que jamás se iría. Me sentía incomoda, no paraba de mirarle para ver si decía algo y me miraba, pero nada, seguía con su silencio, con la mirada en el suelo y… esta vez ocurría algo más. Tenía agarrada la colcha con fuerza, como si estuviera sufriendo por algún motivo. Aun así su cara seguía inmóvil.

-¿Qué te pasa Fran? ¿Por qué estás tan serio?- le pregunté mientras me acercaba a él.

-No te acerques, por favor- dijo al fin.

Su voz parecía cansada, dolorida… pero le hice caso. Le miraba fijamente preguntándome que le habría pasado.

-¿Qué te pasa?- volví a preguntar.

-Nada, solo que… no he comido bien estos días.

No me creía su respuesta, al menos en parte… pasaba algo más y no me lo quería contar. Podía ser muy persuasiva, así que pensé en sacárselo fuera como fuese.

-Sabes que puedes confiar en mi, da igual lo que pase… se que te pasa algo.

-Lo siento Al, no puedo créeme-dijo con su nueva voz- no hasta que no descubras lo que pasa.

-Fran ¿me estás diciendo que sabes algo y no nos lo estás contando?

Hasta yo me sorprendí del tono en el que le hablé, me sentía impotente e indignada ante esa situación. Él no contestó, solo se limitó a girar la cabeza. Suspiré. No sabía por qué estaba haciendo esto, pero tendría que haber alguna razón para ello. No sabía por qué pero… seguía confiando en él.

-Solo una pregunta, ¿enviaste tú la nota y el pañuelo?

Asintió.

El asunto cada vez era más raro, ¿para qué Fran ayudaría a unos desconocidos a secuestrar a los profesores? No era por ser mala pero, no tenían ningún valor como si fueran millonarios, eran unos simples profesores.

No volvimos a hablar, se quedó la habitación solo con el sonido de la televisión, de nuevo. No la estaba prestando atención, pero nos dio tiempo a “ver” un programa de música hasta que llamaron a la puerta. Era Laura, ya habían terminado la primera ronda y debíamos incorporarnos a la búsqueda. Fran seguía mirando al suelo mientras Laura le observaba.

-Fran, te va a entrar tortícolis como sigas así- bromeó.

La miré muy seria, y su rostro cambió. Los dos nos levantamos y nos fuimos con Laura. Fran estaba a una distancia considerable de nosotras, estaba débil, lo notaba y Laura también.

-Al ¿qué le pasa?

-No lo sé- mentí- pero lleva así toda la mañana.

Laura le volvió a mirar, Fran no la hizo caso, seguía mirando al suelo pero esta vez… también se iba tambaleando. Laura y yo corrimos hacia él para sujetarle.

-¡No os acerquéis!- gritó.

Nos paramos en seco asustadas, ¿qué le estaba ocurriendo? Era algo más que un simple malestar por no comer bien, ya me había dicho que había algo más, pero no me decía el qué. En el fondo creía saber el por qué: no confiaba en mí, y era normal, hacía apenas tres días que habíamos empezado a hablar.

Nos apartamos sigilosamente de él, no sabíamos como podía reaccionar, jamás le habíamos visto así, él que siempre había sido un chico tranquilo, o por lo menos ese año.

-Por favor, no os acerquéis- dijo más tranquilo.

Todavía estábamos asustadas, pero asentimos y nos dimos la vuelta. Nuestro camino se hizo bastante largo, creíamos que nos iba a atacar, así que el camino hasta el hall se nos hizo eterno.

Al fin llegamos, se nos pasó el miedo repentinamente ya que había más gente con nosotros, y no creíamos que con tanta gente nos fuese a atacar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario