martes, 15 de septiembre de 2009

R.I.P (Part.3)

-Él es un caso especial, los siervos de Reik le convirtieron en vampiro porque si moría, su poder también lo haría.
-Lo hicieron por interés.
-Exacto. Ahora vete a dormir, mañana saldremos temprano.
Sin decir nada más le obedecí. Estaba contenta de haber conseguido información sin ningún tipo de resistencia, pero me sentía confusa al no saber que sería ese poder ni cuando lo podría utilizar. Aun así no le presté mucha atención, decidí obsesionarme con el tema al día siguiente. Cerré los ojos e intenté pensar en otra cosa, de repente empecé a escuchar una voz en mi cabeza, era David.
-Al ¿dónde estáis? Os noto cerca pero… no se cuan cerca estáis.
-No mucho, resiste.
-No se cuanto tiempo más voy a aguantar en este sitio.
La voz desapareció de mi mente. Tras esa conversación el estómago se me encogió, ahora si que temía por mi amigo, quizás cuando llegáramos estarían torturando a David, o quizás algo peor. Quise quitarme esas ideas de la cabeza, debía pensar que todo iba a ir bien, sobretodo debía pensar eso por mi salud mental. Abrí los ojos al sentir a alguien cerca de mí, una persona inmóvil estaba sentada a mi lado, era James, no había duda que había entrado de nuevo en mi cabeza.
-¿Por qué estás tan inquieta?
-¿No lo sabes ya?
-No, te hice caso y no me he metido en tu cabeza.
-He hablado con David- respondí aun sorprendida por como había actuado.
-¿Te ha dicho algo importante?
- Me ha dicho que no sabe cuanto tiempo más va a aguantar allí.
-Debemos darnos prosa-dijo con el rostro serio.
No le faltaba razón, pero Hachiko necesitaba dormir, y no podíamos hacer nada. James se levantó y se alejó un poco de mí, se sentó solo para pensar en la situación. Volví a cerrar los ojos, esta vez nada ni nadie impidió que mi mente se fuera alejando poco a poco de ese sitio y mi conciencia desapareciera durante unas horas.

A pesar de los cambios bruscos de temperatura que habíamos sufrido últimamente, un asombroso sol me cegó para despertarme. Abrí los ojos con dificultad, para mi sorpresa encontré a Hachi despierta, estaba con su padre quien ya vestía su túnica con capucha. Me acerqué a ellos con la intención de saber la hora de la partida pero se me adelantaron.
-Ya era hora- dijo Hachiko- venga, tenemos prisa ¿lo recuerdas?
-Le he contado lo que te dijo ayer David, lo siento no debí hacerlo sin tu consentimiento.
-James, has hecho lo debido, no me pidas disculpas por ello.
El camino aquel día fue entretenido con caídas, bromas, risas… nuestro paso era rápido y ameno, pero James se paró cuando menos lo esperábamos. Susurró unas palabras y un círculo sospechoso apareció ante nosotros.
-Entrad
Hachi se adelantó pero yo no me moví del sitio, James me miraba sorprendido pero ni por eso mis pies se movían.
-Venga Al, entra.
-Tengo miedo.
-No temas, es un portal, solo se puede abrir aquí. ¿Pensabas que el castillo estaría a la vista de todo el mundo?
Parte de razón tenía, sería muy estúpido vivir en un castillo allí, sin ninguna protección y en el que cualquiera pudiera entrar. Como era normal, creí absolutamente en la palabra de mi amigo y avancé hasta el portal.

R.I.P (Part.2)

-No ha dormido en varios días, mejor que la dejemos dormir un poco más pero… ¿y tú? ¿Cómo te encuentras?

-Bueno… al menos puedo hablar y moverme un poco.

La cara preocupada de mi amigo era inquietante, me dirigía a hablar con él cuando Hachiko se despertó, ambos posamos nuestros ojos sobre ella.

-¿Qué tal estás hija?

-Me duele todo el cuerpo.

-Ya me lo imaginaba… si quieres continuamos mañana en vez de hoy.

-¡No! No puedo hacerle esto a Al, debemos salvar a David ¿no?

-Hachiko, no pasa nada por un día- intervine.

-No, de ninguna manera- contestó mi amiga.

No insistimos más, no se debía esforzar demasiado así que la única opción que quedaba para contentar a todos es que James cargara a su hija. Sin decirle nada, James la cogió y, aunque al principio no paraba de quejarse terminó por rendirse y de nuevo se quedó dormida.

El camino que nos deparaba aquel día parecía ser como los anteriores, sin muchas novedades en cuanto al paisaje, pero una vez que anduvimos algunos kilómetros la cara de James cambió, a pesar de estar aun triste por el asesinato de Fran una sonrisa apareció en su rostro. No sabía el por que pero parecía… contento, esperé a que me contara e motivo pero no lo hacía, no me contaba absolutamente nada, simplemente me miraba mientras seguíamos caminando.

-¡Oh por favor James! ¿Puedes decirme que te pasa?- grité.

-Shhhh- señaló a Hachiko.

-Lo siento- susurré- pero dímelo, me estás poniendo nerviosa.

-Mañana llegaremos.

Me paré en seco. Después de tanto tiempo caminando, al fin llegábamos, ya entendía e por que de aquella sonrisa. En ese momento se me pasó por la cabeza que cuanto más recorriéramos ese día menos nos quedaría para el día siguiente. Para no cambiar la costumbre, James se metió en mi mente y al averiguar lo que pensaba no pudo reprimir una carcajada, a causa de ello consiguió lo que habíamos estado evitando, despertar a Hachiko, ésta bostezó y se estiró dándole a James en la cara.

-¡Qué bien he dormido!- exclamó

-Me alegro- dijo James entusiasmado.

James bajó a su hija de entre sus brazos, al principio se tambaleaba en el suelo, parecía un niño dando sus primeros pasos, pero finalmente consiguió mantener el equilibrio. Nos miró a su padre y a mí con cierta sorpresa y no me extrañaba, el día anterior parecíamos un par de almas en pena y ahora teníamos una sonrisa de oreja a oreja.

¿Qué ha pasado mientras dormía?- preguntó con interés- y no me digáis que nada porque no me lo creo.

-¡Hachi, mañana habrá acabado todo!

- Vaya, es la primera vez que me llamas Hachi que alegría pero… ¿Qué habrá acabado?

-Al, no te confundas- dijo James- mañana llegaremos pero… esto no es más que el principio.

-¿Pero de que habláis? No me estoy enterando de nada.

-Mañana avistaremos el castillo de Reik pero, ese castillo es inmenso y tendremos muchos problemas.

La felicidad se esfumó de repente, ahora estaba abatida, me había hecho ilusiones en vano, aun quedaba mucho por hacer. Hachi se puso a mi lado, me pasó un brazo por los hombros y dijo.

-No te desanimes Al, ya queda menos.

¿Qué no me desanimara? Estaba ya harta de andar día si y día también, estaba cansada, hambrienta, apenas distinguía los olores… pero no podía pagarlo con ellos, me estaban ayudando y no tenían la culpa de nada, era yo que era una maldita débil. James continuaba con su manía de leerme la mente ¿algún día dejaría de hacerlo? Me cogió de los brazos y apretó, no muy fuerte pero lo suficiente para saber que sus manos estaban ahí.

-No vuelvas a pensar eso, tu no eres débil, al revés, eres muy fuerte, cualquier otra persona no hubiera llegado hasta aquí- su tono de voz mezclaba enfado y dulzura, sinceramente pensaba eso de mí.

No volvimos a tocar el tema. Hachiko estaba aun medio dormida pero al menos ya andaba recto. En esta ocasión nadie iba delante, los tres íbamos al mismo paso, sin decir nada, hasta que Hachi rompió aquel silencio.

-¿Recordáis el día que empezamos a viajar?

-Como olvidarlo… me salvaste la vida.

-Es cierto, estás viva gracias a mí- dijo riéndose.

James no participaba en la conversación, debía seguir enfadado por todo lo que había pasado por mi mente anteriormente, pero era lo que pensaba y no podía evitarlo. Ellos siempre me salvaban de cualquier peligro, y yo solo dejaba que me salvaran sin poder hacer nada. En esta ocasión James no me dijo nada, no se si fue porque por una vez no había hurgado en mi intimidad o simplemente porque no tenía ganas de hablar, ni si quiera para llevarme la contraria. Hachiko y yo nos mirábamos de vez en cuando y seguidamente mirábamos a James, pero su actitud no cambiaba.

Aquel día habíamos caminado mucho y apenas estaba cansada, al contrario que Hachi que debía tener aun cansancio acumulado y se durmió en seguida. James se alejó de nosotras sin despedirse, parecía que quería estar solo, por lo que no le molesté. Me tumbé al lado de Hachi, observé el cielo cubierto de un gran manto de estrellas, y al mirar la inmensidad de la noche me di cuenta de lo pequeña que era realmente. Aquella noche me infundía un gran sentimiento de soledad… Los recuerdos abordaban mi mente como si de corsarios se trataran, recordé a Fran, esos días en el viaje en los que comenzamos a hablar, cuando me contó todo lo que ocurría. Como una estrella fugaz pasó por mi mente unas palabras referidas a David: “Quieren su poder, el poder que aun no ha utilizado, y que tu también tienes”. Nunca me había detenido a pensar esas palabras. Quizás había aun alguna posibilidad de que pudiera hacer algo para ayudar. Me acerqué con cuidado a James, aunque ya no me importara si quería estar solo o no temía su reacción, aun así necesitaba hacerle muchas preguntas. Justo cuando estaba tras suya no me dio tiempo para hablar, él se me adelantó.

-No te puedo decir nada más de lo que sabes.

-Pero… ¿qué es ese poder?

-Energía, magia… puedes llamarlo como quieras.

-¿Cómo es que tengo ese poder? ¿Cuándo podré utilizarlo?

- La razón no te la puedo decir… en cuanto al momento… ni si quiera yo lo se, todo depende de ti.

-¿Y David?

lunes, 14 de septiembre de 2009

R.I.P (Part.1)

Aun seguía gritando de dolor, peor una parte de mí ahora permanecía tranquila al saber que alguien había escuchado mis gritos. No tenía fuerzas ni para abrir los ojos, pero aquel olor tan dulce era difícil de confundir: Hachiko. Todo mi esfuerzo para encontrarles había sido en vano pues finalmente habían sido ellos quienes me habían encontrado a mí. Sentía su mano en mi rostro, retirándome las lagrimas que aun permanecían sobre el y las que caían de alegría por su regreso. Poniendo todo mi esfuerzo en ello conseguí abrir los ojos, efectivamente ahí estaba mi amiga y no muy lejos de ahí James estaba luchando contra aquel chico. Hachiko colocó sus manos sobre mi muñeca, pretendía curarme pero le retiré las manos y negué con la cabeza.

-¿Por qué?- preguntó apenada.

-Ha sido culpa mía, por favor no me cures.

-Está bien, respeto tu decisión.

Miré mi brazo con temor, no sabía que podía encontrarme. En la muñeca solo se veían los huesos, la carne y la piel se habían consumido, el resto del brazo lo tenía completamente quemado. Al ver mi cara de sufrimiento Hachiko volvió a intentar curarme pero volví a retirarle las manos. Los ojos me pesaban de nuevo, la última imagen que vi fue un hombre ardiendo mientras James se acercaba a nosotras.

Al abrir los ojos, encontré la cara de James a escasos milímetros de la mía, pude sentir en mi pequeño rostro un leve suspiro de alivio. Se separó de mí un poco y justo detrás de él se encontraba Hachiko con una amplia sonrisa. Parecía que no les veía desde hacía meses, les había echado muchísimo de menos. Los tres sonreímos a la vez, estábamos realmente felices pero, faltaba algo… o mejor dicho, alguien. La sonrisa se borró de mi cara.

-¿Dónde está Jack?

-Donde tenía que estar desde hace mucho tiempo, bajo tierra- respondió James casi enfurecido.

Decidí no continuar con el tema, sus rostros ya no mostraban esa sonrisa tan deslumbrante sino una mueca triste., mientras tanto yo intentaba hacerme a la idea de todo lo que había ocurrido. Me levanté con la imagen de Jack en la cabeza, James y su hija me miraban con cierto pesar, seguramente había algo que no me habían contado.

-¿Qué ocurre? Acaso… ¿hay algo más?

-El hombre al que acabo de matar… lo envió Jack.

Aquel hombre que había suplantado a Fran era un ayudante de Jack, eso quería decir que estaba todo planeado. En ese momento me acordé de Fran, ya no estaba con nosotros. James se metió en mi mente, y aunque pareciera extraño, hasta eso había extrañado.

-Si quieres… podemos ir a por el cuerpo.

Asentí inmediatamente.

El dolor de la muñeca se había ido pero, no era fácil mirar a tu muñeca y ver solo el hueso, me daban escalofríos cada vez que lo miraba.

Iniciamos el viaje de regreso al lugar donde había visto el cuerpo, por primera vez mi orientación no me falló. Ahora que sabía la identidad del cuerpo no sabía si podría mirarle como la vez anterior. Al llegar al lugar indicado lo encontré con facilidad. Hachiko no podía soportar el ver el cuerpo de una persona carbonizado, era realmente desagradable, así que se alejó unos metros. Por otra parte, James al contrario que su hija se acercó al cuerpo y lo tocó con cuidado.

-No podemos llevárnoslo

-¿Por qué?- pregunté asustada

-Si le tocamos… se desintegrará por completo

Mis ojos se llenaron de lágrimas una vez más, no podíamos ni darle un funeral digno. En aquel momento se juntaron dentro de mí muchos sentimientos: tristeza, rabia, frustración… solamente quería una cosa: venganza. En el rostro de James se dibujó un pícara sonrisa, sabía lo que estaba pensando y por lo visto la idea no le disgustaba. Hachiko seguía alejada y nos esperaba con impaciencia. Ambos caminamos hacia ella pero a los pocos pasos James se paró. Pronunció unas palabras y al instante apareció una lápida de piedra con algo grabado:


R.I.P

Francisco Pérez

1991-2009

We won't forget you


Estaba segura de que si James hubiera podido llorar lo hubiera hecho, aun así esas lágrimas no fueron necesarias, su rostro mostraba como se sentía, fue un detalle realmente bonito el que tuvo con Fran. Continuamos andando hasta Hachiko quien no tenía muy buena cara.

-Bueno ahora deberíamos ir a por David, no quiero que le perdamos también a él- dijo James alzando la cabeza.

Aun apenada, asentí. No tenía fuerzas ni para decir un simple “si”, había sido un golpe muy duro para mí. Nos pusimos en marcha y en apenas media hora estábamos de regreso en el lugar donde por poco me matan. Llevábamos un ritmo bastante acelerado, quizás para no pensar en otra cosa mas que en la manera de salvar a David, o al menos esa era mi razón por lo que lo hacía.

Aquel día recorrimos un buen trecho de camino pero, luego vinieron las consecuencias, Hachiko y yo teníamos el cuerpo destrozado, estábamos más cansadas de lo habitual. Nos dolían todas las extremidades, nuestros cuerpos estaban casi petrificados, tirados en el suelo sin poder moverse.

-Os habéis esforzado demasiado, sois un par de tercas.

Ninguna de las dos contestó, sin embargo sabíamos que llevaba razón, si hubiéramos parado antes al menos podríamos respirar sin dificultad. James se acercó a mí y me miró la muñeca, o al menos lo que quedaba de ella.

-Siento no haber llegado antes, si lo hubiera hecho… no estarías así- dijo apenado.

Intenté contradecirle pero seguía sin fuerzas para hablar, y mucho menos para mover la cabeza, lo único que podía hacer era pensar mi respuesta y que él la leyera. James en seguida captó mis intenciones e hizo lo propio. Hachiko estaba a mi lado, ya estaba dormida, James se acercó a ella y la besó en la frente. Su cara triste no había cambiado a pesar de estar dormida, al igual que su padre, ambos tuvieron durante todo el día la misma cara. Había sido un día muy duro para todos por lo que cerré los ojos y casi al instante me quedé dormida.

La luz del sol hizo que me despertara, James tenía puesta su túnica pero Hachiko seguía profundamente dormida. En silencio me quedé mirándola con detenimiento.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Dear Friend (Parte 3)

Una gota de agua sobre mi rostro fue lo que me despertó, era lo que nos faltaba para retrasarnos más. Fran continuó haciéndose el dormido y al igual que yo, al caerle unas gotas se “despertó”.
-Vaya, justo ahora se pone a llover.
-Sí, menuda mala suerte.
La lluvia cada vez caía con más fuerza, sin embargo no nos movíamos de allí. ¿Acaso ese día no íbamos a avanzar? Él era el que se orientaba mejor así que no podía moverme por mi cuenta.
-¿Nos vamos ya?-pregunté
-Claro, estaba esperando a que estuvieses preparada.
-Pues ya lo estoy.
Fran notó que mi tono de voz cada vez sonaba con más hostilidad pero no podía evitarlo, no sabía como podría reaccionar al saber que yo estaba al tanto de todo, quizás me matara mientras dormía. Con la ropa llena de agua comenzamos a andar como cualquier día, nuestro paso era claramente más lento ya que la ropa pesaba más que de costumbre por culpa de la lluvia. No llevábamos mucho tiempo andando, quizás dos horas, cuando me paré.
-¿Por qué te paras? Sabes que tenemos prisa.
-Lo sé pero… no puedo continuar- mi voz asfixiada se perdía en la lluvia.
-No seas tan débil, pensaba que te habías echo más fuerte pero veo que continuas igual, estaba equivocado.
- Sabes perfectamente que tengo un límite y la ropa pesa demasiado.
Una vez más, resignado se paró también. Aquella discusión me mostró que Fran había cambiado más de lo que esperaba, el Fran de antes se hubiera parado sin poner ninguna objeción y no se hubiera puesto tan borde. La lluvia hacía que se me cerraran los ojos, peor Fran me zarandeaba como si fuese un trapo. La mirada enfadada de mi amigo no había cambiado desde el momento en el que me paré. No entendía por que se enfadaba, la que tenía prisa era yo, era a mi amigo al que íbamos a salvar. Mientras tomábamos ese pequeño descanso la lluvia fue apaciguándose hasta que desapareció por completo. Fran y yo teníamos la ropa mojada, en ese momento me acordé de James y de lo que solía hacer en esos casos, echaba de menos esas hogueras con las que entrábamos en calor todos los días.
-¿Estás contenta? Ahora estamos empapados y encima no hemos avanzado.
-No hace falta que te pongas así.
-Ahora me tocará hacer un fuego para que no enfermemos.
Fran pronunció unas palabras, y delante nuestra donde se encontraban unos trozos de leña afortunadamente secos, apareció una bola de fuego que los prendía y formaba una hoguera. Mi cara de asombro alarmó a Fran, parecía preocupado, aunque la que debería estar preocupada era yo.
-¿Cómo has hecho eso?
-¿El que?
-Lo sabes muy bien-dije alzando la voz- ¿desde cuando sabes hacer hechizos?
El silencio tomó protagonismo. Uno, dos, tres… hasta diez segundos esperé pero continuaba sin contestar. Comencé a ponerme nerviosa.
-¡Vamos, contesta!- exclamé.
- Me lo enseñó James por si ocurría algo.
- Mentira, ¿quién eres?
Los ojos de Fran se abrieron como platos, había acertado, alguien había suplantado su identidad. Poco a poco me fui alejando de aquel chico.
-Al, no te alejes soy yo, Fran.
-No te creo, dime quien eres y donde está Fran.
El muchacho, quién poseía una dulce sonrisa, cambió la expresión de su cara, aquella dulzura desapareció y en su lugar se encontraba una sonrisa totalmente distinta, parecía…malvada… pero para mí era imposible asociar esa palabra con el rostro de Fran.
-Pensaba que te iba a costra más tiempo darte cuenta.
¿Quién eres?
-Eso no importa.
-¿Dónde está Fran?
- Le viste hace poco ¿no le recuerdas?
-No le he vuelto a ver, no mientas.
-Oh si querida, mete la mano en tu bolsillo.
Metí la mano en mí bolsillo y ahí estaba la pulsera de Fran, cuando la toqué comencé a comprenderlo todo: el cadáver carbonizado era el de mi amigo. Los ojos se me llenaron de lágrimas, lo había tenido delante de mí y no había sido capaz de reconocerle, no le dije ni un simple adiós.
-Eres un monstruo-grité mientras un millón de lágrimas caían sin cesar por mis mejillas.
-Por fin te has dado cuenta- dijo mientras se reía.
Fui corriendo hacia él con la intención de matarle, pero desapareció.
-Niña ingenua, ¿crees que te puedes enfrentar a mí?
Volvió a aparecer ante mí, intenté pegarle pero me agarró la muñeca, la cual me empezó a arder, vi como la piel poco a poco me iba desapareciendo. Gritaba con todas mis fuerzas con la esperanza de que alguien me escuchara, pero nadie aparecía. Cerré los ojos esperando a que me quemara el cuerpo entero, el dolor era insoportable, prefería morir antes que seguir sufriendo. El dolor se fue extendiendo a lo largo de mi brazo lentamente. Sentí un tirón en el otro brazo, alguien me estaba cogiendo y ya no sentía la presión de la mano de aquel chico, sobre mi muñeca.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Dear Friend (Parte 2)

La expresión de la cara de Fran no cambió, parecía que no reaccionaba con nada, su estado de tranquilidad se mantenía sin perturbarse. Enfadada por su pasividad cerré los ojos y le ignoré hasta que conseguí dormirme.

Cuando desperté, Fran estaba sentado con las piernas cruzadas y los ojos cerrados, parecía concentrado, hubo un momento en el que se parecía demasiado a James. Me levanté y comencé a andar, no me apetecía quedarme ahí parada sin hacer nada, sinoo dar un paseo aunque todo el paisaje fuera el mismo.

-¿Dónde vas?

-A dar un paseo.

-Te acompaño.

-No, me apetece estar sola.

A pesar de no estar muy acuerdo, no me siguió. Durante ese paseo tuve tiempo para pensar en que haría cuando viera de nuevo a David, y lo que haría cuando aparecieran mis otros amigos. Tantos problemas había en mi cabeza que empecé a agobiarme, así que pensé que era el momento de regresar. Conseguí distinguir a Fran a lo lejos así que no tendría ninguna dificultad para regresar. En vez de en línea recta, ahora iba en zigzag intentando hacerme el camino más ameno, pero me tropecé con algo y me caí al suelo haciéndome daño en la pierna. Me levanté con dificultad y empecé a buscar aquello con lo que me había tropezado, me había entrado curiosidad de saber que era. Me agaché de nuevo con la esperanza de encontrarlo. Moví las manos entre la hierba, no parecía haber nada pero, finalmente encontré algo. Arranqué la hierba que había a su alrededor y logré ver lo que era. Un cuerpo sin vida se mostraba ante mí, estaba carbonizado. Caí hacia atrás al ver aquello, me quedé pensando quien podía ser aquella persona y, peor aun, quien podía haber hecho eso. Una parte de mí quería salir corriendo de allí sin embargo, otra parte de mí deseaba saber quien era, la segunda opción fue la que ganó. Me acerqué lentamente al cuerpo tapándome la nariz, no soportaba aquel hedor. Quien hubiera hecho eso lo hizo a conciencia, apenas sobrevivieron unas prendas de ropa. Cogí las telas de aquel cuerpo, de ella cayó una pulsera que me resultaba familiar: era la pulsera de Fran.

-No puede ser-murmuré.

Fran, mi amigo, no podía ser un asesino, no podía haber cambiado tanto. Cogí la pulsera y me la guardé en el bolsillo, aun atónita de lo que había visto regresé donde estaba mi amigo. Cuando llegué estaba en la misma posición que le había dejado, se mostraba sereno, como siempre, no entendía como podía tener esa sangre fría. De momento decidí no decirle nada, si su “fortaleza” mental no había cambiado, él mismo me lo contaría.

-¿Qué tal el paseo?-preguntó con una sonrisa.

-Interesante

-¿Y eso? ¿Has visto algo fuera de lo común?

-No pero he pensado muchas cosas.

Fran enmudeció, se levantó del suelo y se acercó a mí.

-¿Nos vamos ya?

Asentí.

Mientras íbamos caminando no le quitaba el ojo de encima, quería intimidarle de alguna manera para que confesara, pero no sabía como hacerlo, era muy frustrante. Solamente me miraba y me sonreía, pero notaba como su paciencia estaba acabándose al sentir todo el tiempo mi mirada sobre él.

-¿Ocurre algo?

-No ¿por qué lo dices? ¿ Acaso debería)

-No…

A pesar de aquella pequeña conversación continué mirándole, se sentía incómodo y eso me gustaba, significaba que dentro de poco confesaría su crimen, quizás no ese día, pero pronto. De repente Fran se paró parecía algo sofocado, como si estuviera cansado pero eso no era posible, se tendió en el suelo y comenzó a respirar con dificultad.

-¿Qué te pasa Fran?

-Estoy cansado.

-¿Un vampiro cansado?

La cara de Fran se descompuso pero rápidamente volvió a la normalidad.-dijo riéndose

-Es broma, lo he hecho porque se que tu también estás cansada y eres tan terca que no eres capaz de pararte aunque no puedas continuar.

Parte de razón tenía pero continuaba sin fiarme de él. Desde que vi aquel cuerpo, si es que se puede llamar así, mi visión hacia él había cambiado. Fran dejó de reírse.

-A mí no me engañas ¿qué te pasa?

Me mordí el labio con tanta fuerza que comenzó a sangrar. Me quedé pálida, ahora Fran me atacaría por el olor pero no fue así, siguió tumbado como si no hubiera ocurrido nada, fue una gran sorpresa para mí pero no sabía si era para bien o para mal, me encontraba algo confusa.

-Fran ¿Por qué no haces nada?

-¿Nada de qué?

-Déjalo…

Había tenido mis sospechas pero ahora estaba segura de que algo le había pasado durante el tiempo que habíamos estado separados. Comencé a pensar que podía haber dejado de ser vampiro pero ¿podía haber ese cambio? Siempre había pensado que quien es vampiro lo es para siempre pero ya no estaba segura de nada. Si hasta ahora había estado atenta, ahora lo estría aun más, debía conseguir que me contara todo.

Me tumbé cerca de Fran, cuanto más cerca estuviera de él mejor. Mi amigo mantenía los ojos cerrados, huía de mis preguntas. Durante un pequeño periodo de tiempo le estuve mirando pero me terminé cansándome y cerré también los ojos.