martes, 15 de septiembre de 2009

R.I.P (Part.2)

-No ha dormido en varios días, mejor que la dejemos dormir un poco más pero… ¿y tú? ¿Cómo te encuentras?

-Bueno… al menos puedo hablar y moverme un poco.

La cara preocupada de mi amigo era inquietante, me dirigía a hablar con él cuando Hachiko se despertó, ambos posamos nuestros ojos sobre ella.

-¿Qué tal estás hija?

-Me duele todo el cuerpo.

-Ya me lo imaginaba… si quieres continuamos mañana en vez de hoy.

-¡No! No puedo hacerle esto a Al, debemos salvar a David ¿no?

-Hachiko, no pasa nada por un día- intervine.

-No, de ninguna manera- contestó mi amiga.

No insistimos más, no se debía esforzar demasiado así que la única opción que quedaba para contentar a todos es que James cargara a su hija. Sin decirle nada, James la cogió y, aunque al principio no paraba de quejarse terminó por rendirse y de nuevo se quedó dormida.

El camino que nos deparaba aquel día parecía ser como los anteriores, sin muchas novedades en cuanto al paisaje, pero una vez que anduvimos algunos kilómetros la cara de James cambió, a pesar de estar aun triste por el asesinato de Fran una sonrisa apareció en su rostro. No sabía el por que pero parecía… contento, esperé a que me contara e motivo pero no lo hacía, no me contaba absolutamente nada, simplemente me miraba mientras seguíamos caminando.

-¡Oh por favor James! ¿Puedes decirme que te pasa?- grité.

-Shhhh- señaló a Hachiko.

-Lo siento- susurré- pero dímelo, me estás poniendo nerviosa.

-Mañana llegaremos.

Me paré en seco. Después de tanto tiempo caminando, al fin llegábamos, ya entendía e por que de aquella sonrisa. En ese momento se me pasó por la cabeza que cuanto más recorriéramos ese día menos nos quedaría para el día siguiente. Para no cambiar la costumbre, James se metió en mi mente y al averiguar lo que pensaba no pudo reprimir una carcajada, a causa de ello consiguió lo que habíamos estado evitando, despertar a Hachiko, ésta bostezó y se estiró dándole a James en la cara.

-¡Qué bien he dormido!- exclamó

-Me alegro- dijo James entusiasmado.

James bajó a su hija de entre sus brazos, al principio se tambaleaba en el suelo, parecía un niño dando sus primeros pasos, pero finalmente consiguió mantener el equilibrio. Nos miró a su padre y a mí con cierta sorpresa y no me extrañaba, el día anterior parecíamos un par de almas en pena y ahora teníamos una sonrisa de oreja a oreja.

¿Qué ha pasado mientras dormía?- preguntó con interés- y no me digáis que nada porque no me lo creo.

-¡Hachi, mañana habrá acabado todo!

- Vaya, es la primera vez que me llamas Hachi que alegría pero… ¿Qué habrá acabado?

-Al, no te confundas- dijo James- mañana llegaremos pero… esto no es más que el principio.

-¿Pero de que habláis? No me estoy enterando de nada.

-Mañana avistaremos el castillo de Reik pero, ese castillo es inmenso y tendremos muchos problemas.

La felicidad se esfumó de repente, ahora estaba abatida, me había hecho ilusiones en vano, aun quedaba mucho por hacer. Hachi se puso a mi lado, me pasó un brazo por los hombros y dijo.

-No te desanimes Al, ya queda menos.

¿Qué no me desanimara? Estaba ya harta de andar día si y día también, estaba cansada, hambrienta, apenas distinguía los olores… pero no podía pagarlo con ellos, me estaban ayudando y no tenían la culpa de nada, era yo que era una maldita débil. James continuaba con su manía de leerme la mente ¿algún día dejaría de hacerlo? Me cogió de los brazos y apretó, no muy fuerte pero lo suficiente para saber que sus manos estaban ahí.

-No vuelvas a pensar eso, tu no eres débil, al revés, eres muy fuerte, cualquier otra persona no hubiera llegado hasta aquí- su tono de voz mezclaba enfado y dulzura, sinceramente pensaba eso de mí.

No volvimos a tocar el tema. Hachiko estaba aun medio dormida pero al menos ya andaba recto. En esta ocasión nadie iba delante, los tres íbamos al mismo paso, sin decir nada, hasta que Hachi rompió aquel silencio.

-¿Recordáis el día que empezamos a viajar?

-Como olvidarlo… me salvaste la vida.

-Es cierto, estás viva gracias a mí- dijo riéndose.

James no participaba en la conversación, debía seguir enfadado por todo lo que había pasado por mi mente anteriormente, pero era lo que pensaba y no podía evitarlo. Ellos siempre me salvaban de cualquier peligro, y yo solo dejaba que me salvaran sin poder hacer nada. En esta ocasión James no me dijo nada, no se si fue porque por una vez no había hurgado en mi intimidad o simplemente porque no tenía ganas de hablar, ni si quiera para llevarme la contraria. Hachiko y yo nos mirábamos de vez en cuando y seguidamente mirábamos a James, pero su actitud no cambiaba.

Aquel día habíamos caminado mucho y apenas estaba cansada, al contrario que Hachi que debía tener aun cansancio acumulado y se durmió en seguida. James se alejó de nosotras sin despedirse, parecía que quería estar solo, por lo que no le molesté. Me tumbé al lado de Hachi, observé el cielo cubierto de un gran manto de estrellas, y al mirar la inmensidad de la noche me di cuenta de lo pequeña que era realmente. Aquella noche me infundía un gran sentimiento de soledad… Los recuerdos abordaban mi mente como si de corsarios se trataran, recordé a Fran, esos días en el viaje en los que comenzamos a hablar, cuando me contó todo lo que ocurría. Como una estrella fugaz pasó por mi mente unas palabras referidas a David: “Quieren su poder, el poder que aun no ha utilizado, y que tu también tienes”. Nunca me había detenido a pensar esas palabras. Quizás había aun alguna posibilidad de que pudiera hacer algo para ayudar. Me acerqué con cuidado a James, aunque ya no me importara si quería estar solo o no temía su reacción, aun así necesitaba hacerle muchas preguntas. Justo cuando estaba tras suya no me dio tiempo para hablar, él se me adelantó.

-No te puedo decir nada más de lo que sabes.

-Pero… ¿qué es ese poder?

-Energía, magia… puedes llamarlo como quieras.

-¿Cómo es que tengo ese poder? ¿Cuándo podré utilizarlo?

- La razón no te la puedo decir… en cuanto al momento… ni si quiera yo lo se, todo depende de ti.

-¿Y David?

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