martes, 3 de noviembre de 2009

Reik’s Castle: 2nd Floor (Part.3)

Al despertar, Miriam estaba agarrada a mi cuello, parecía asustada, sin embargo seguía dormida así que seguramente sería una pesadilla. Hubiera sido bueno que la despertara pero una parte de mí quería dejarla dormir un poco más, probablemente había estado mucho tiempo sin descansar como es debido. No sabía la hora que era, en aquel lugar siempre había la misma luz que hacía que pareciera una cueva. Miriam no tardó demasiado en despertarse, su cara cansada había desparecido, parecía que no habían pasado los meses y que aún permanecíamos en el hotel.
-Lo siento, ahora comprendo por que no podías contarme nada, solo querías salvarle ¿verdad?
-Así es-afirmé- y no quería ponerte en peligro, pero al final te puse en peligro.
-No te culpes Al, yo misma me lo busqué, quería encontrarte y no me arrepiento de haberlo hecho.
Se escuchó como se abría una puerta, alguien venía a por nosotras ¿nos llevarían algo para comer? Ambas cerramos los ojos, intentamos hacernos las dormidas pero Miriam estaba temblando. Los pasos eran delicados, no parecían de ningún guardia, de todas maneras no bajamos la guardia y permanecimos con los ojos cerrados. Los pasos cesaron, volvía a reinar el silencio. Fui abriendo los ojos lentamente hasta que percibí la figura de un muchacho alto de pelo moreno y ojos verdes, estaba de pie al otro lado de las rejas. Aparté a Miriam de mi hombro y me levanté, ella también tenía ya los ojos abiertos. Me acerqué a las rejas, empecé a mirarle fijamente hasta que mis ojos dejaron caer las primeras lágrimas.
-No has cambiado nada- dijo.
-David-susurré-tú tampoco.
De nuevo parecía que el tiempo no había pasado, a pesar de ser un vampiro la calidez humana permanecía en el, yo era capaz de verla en su rostro. Miles de recuerdos vinieron a mi cabeza, recuerdos en los que él y yo nos reíamos de cualquier cosa.
Miriam permanecía sentada detrás de mí, casi sin moverse observaba con emoción aquel momento que con tantas ganas había esperado.
David rozó con su mano derecha uno de los barrotes, la silueta de una puerta se formó delante de mí. Miraba con atención la única separación que había entre mi amigo y yo. Parecía estar viviendo un sueño, un sueño que había tenido durante más de un año. La puerta se abrió e inmediatamente Miriam se levantó y se acercó a mí. Me daba miedo traspasar la puerta, sin embargo Miriam no tenía ningún miedo y salió de la celda. Ambos posaron sus ojos en mí, Miriam mantenía una posición encorvada mientras David me tendía su mano.
-Vamos, no tengas miedo
Adelanté mi mano hasta que pude rozar la suya, ahora estaba fría, agarró mi mano y me acercó a él. Al sentirle tan cerca me puse a llorar otra vez.
-Te he echado de menos, no sabes cuánto me has hecho falta.
-Sí que lo sé, y lo lamento, yo también te he echado de menos- dijo mientras me abrazaba.
Miriam se mantuvo al margen todo el tiempo, posiblemente se sentía incómoda ante esa situación. Cuando me separé de David cogí la mano de Miriam, su rostro cambió, ahora mostraba unos pequeños rasgos de felicidad. David nos contemplaba con una pequeña sonrisa fraternal.
-Me alegro mucho Al.
David me agarró la mano que me quedaba libre y tiró de nosotras. Cuando salimos de aquel lugar nos encontrábamos de nuevo en la entrada del castillo, de pronto recordé todo lo que nos había costado subir aquella infinita escalera. Estaba decidida a subir, ya conocía todas las trampas, pero David me retuvo, no dijo nada simplemente negó con la cabeza. Aún así seguía intentando ir corriendo a la escalera, pero mi amigo me agarraba la mano con fuerza. Observé entonces el colgante que ahora llevaba puesto Miriam, brillaba ahora con más intensidad. Al ver que ahora no quería ir hacia la escalera me soltó. Agarré el cristal con las dos manos.
-¿Por qué brilla tanto?-le pregunté a David por si se le ocurría alguna idea.
-Déjame ver.
Se acercó a nosotras y me quitó el cristal de las manos. Lo miraba con atención mientras lo giraba en sus frías manos. Miriam y yo mirábamos atentamente todos los movimientos que realizaba. El cristal se reflejaba en los verdes ojos de mi amigo, se convertían en una nueva pupila.
-Tiene algún tipo de poder pero… no se por que ese poder va en aumento-dijo mientras dejaba el cristal colgando de nuevo del cuello de Miriam.
-Antes en la celda, cuando Miriam lo sacó de su bolsillo, fue cuando comenzó a brillar.
Mi amigo se mostró pensativo en aquel momento, le había dicho que no había cambiado pero me equivocaba, si que lo había hecho, esa mirada tan dura, no era propia de él. Movió la cabeza y nos miró a las dos.
-Chicas voy a buscar a los demás, no tardaré.
-Yo también voy-dije.
-No, tú debes quedarte con Miriam.
-Yo… me puedo quedar sola.
-De ninguna manera, no os quiero poner en peligro.
-No lo harás, tranquilo.
Sabía que no iba a conseguir convencernos por lo que se rindió rápidamente. Metió la mano en el bolsillo de su larga chaqueta, sacó un pequeño bote con un líquido blanco. Cogió la mano de Miriam y se lo dio.
-Si escuchas a alguien, tomate un poco de esto, serás invisible durante una hora.
-Gracias.
Miré a Miriam a los ojos y la besé suavemente en sus finos labios. Sin motivo aparente dejé caer una lágrima al ver como lentamente me iba alejando de ella.
-Voy a volver, te lo prometo-dije bien alto para que me escuchara.
De nuevo se encontraba ante mí aquella horrible escalera. Recordé la gran ayuda que había sido James, ahora lo tendríamos más difícil. Me proponía a subir los escalones cuando sentí que David me agarraba la muñeca. Su rostro tenía una sonrisa muy amplia. Y a la vez muy pícara, en eso no había cambiado.
-No va a hacer falta
Volvió a meter la mano en el bolsillo, en esta ocasión sacó un bote con el líquido azul.
-Apártate.
Me eché hacia atrás y él tiró el bote al suelo. De inmediato apareció un circulo que me resultaba familiar.
-Un portal-susurré
David me miró y me indicó que fuera hacia el portal. Antes podría haber temido por mi vida pero, ya había vivido aquella circunstancia, así que me armé de valor y fui la primera en pasar.

Reik’s Castle: 2nd Floor (Part.2)

Kyo no era capaz de ver a su hermano, en lo que se había convertido, pero aun así seguía siendo su hermano y James lo iba a matar. El estomago se me encogió de repente y lo único que fui capaz de pensar fue: pobre Kyo pero eso no le repondría. Quería animarle en aquel trágico momento, pero no sabía que palabras eran las adecuadas para no empeorarlo todo. Hachiko se acercó a el y le miró apenada.

-Seguro que James no le mata y hace que entre en razón.

No contestó, simplemente se levantó y esperó a que yo me levantara, ya era la hora de continuar pero ¿por dónde? Solo había una puerta, y era por la que habíamos entrado. Comencé a pensar que era un callejón sin salida. Hachiko se separó de nosotros y encontró algo curioso, en el cerco de la puerta había un pequeño botón, quizás si lo apretábamos nos enseñaría una salida. Apreté el botón y todo comenzó a temblar, cuando me quise dar cuenta el suelo se estaba hundiendo, parecía un ascensor.

En la parte de abajo no había nada, solo oscuridad, pero descubrimos que podíamos avanzar, debía ser una salida a alguna otra parte, pero por mucho que camináramos seguíamos sin encontrar nada, ni si quiera una luz.

-Creo que deberíamos volver arriba Kyo.

-Estoy de acuerdo.

Fuimos a dar la vuelta cuando vimos un pequeño destello al fondo. Miramos atentamente pero no resplandecía nada sin embargo se escuchaban unos pasos, cada vez se escuchaban más cerca. Casi sin pensarlo, agarré la mano de Kyo y la apreté con todas mis fuerzas, estaba realmente asustada.

-Tranquila Al-dijo Kyo

La luz se encendió. Frente a nosotros había una mujer de cabello corto y blanco, parecía una guerrera. El silencio perduró unos minutos, la mujer no se acercaba a nosotros, únicamente nos miraba con sus ojos claros, de arriba abajo. Kyo le mantenía la mirada quieto, pero sin darme cuenta yo iba retrocediendo, cada vez veía a la mujer más distante. A pesar de lo que pudiera pensar, ella no se movía, es más, ni si quiera tenía los ojos puestos en mí, miraba con interés a Kyo. Una pícara sonrisa se dibujó en su cara.

-Kyo, creo que es una trampa- dije lo más bajo que pude.

Aún no sabía que era lo que pretendía esa mujer, pero había que reconocer que era realmente guapa. Se acercó a Kyo con paso ligero. Cogió las manos de mi compañero, las puso en sus caderas y a continuación se desabrochó un botón de la camisa que llevaba. Inmediatamente se lanzó a su cuello como si se tratara de un fiera, pero esta fiera no se lo quería comer precisamente, Kyo ni si quiera se apartó cuando lo hizo.

-Creo que me gusta esta trampa-comentó.

Sabía de sobra como iba a acabar aquello. Poco a poco fui llegando a la zona del ascensor, me había ido alejando tan lentamente que no me había percatado de que me había apartado tanto de ellos. Unos grandes brazos me atraparon por la espalda, debido a mi debilidad por el hambre y el cansancio no opuse resistencia. Lo último que fui capaz de ver fue a Kyo defendiéndose de la hermosa mujer.

Desperté tirada en aquel suelo de piedra que había por todo el castillo, tenía la espalda dolorida, no sabía cuanto tiempo había estado inconsciente. Tres de las cuatro paredes solo constaban de rejas, ni si quiera había puerta ¿por dónde había entrado? Me levanté como pude de aquel incómodo suelo, me acerqué a una de las rejas y comencé a tirar de los barrotes como una loca, pero no salían. Hice lo mismo con todas las barras que me rodeaban.

-No hay puerta, no puedes salir-dijo una voz con un aire familiar.

Una figura agachada se encontraba en uno de los rincones de la celda, me estaba mirando fijamente, la reconocí inmediatamente, aquellos ojos verdes era difícil olvidarlos.

-Hola Al.

-No puede ser-susurré sollozando- Miriam.

Se levantó de aquél oscuro rincón, pude observar entonces la ropa tan andrajosa que llevaba, a saber cuanto tiempo llevaba ahí metido pero, aun conservaba esa belleza tan especial para mí. Se acercó a mí medio encorvada, su paso era lento ¿cuánto tiempo llevaría agachada en ese rincón? Ya frente a mí se irguió por completo, ahora si podía ver su bella figura y mejor aun, la pude sentir. En apenas un segundo se abrazó a mí, echaba tanto de menos esos abrazos, la echaba de menos a ella. Inmediatamente fue correspondida por un abrazo mío. Sus ojos eran un mar de lágrimas, iba a decirme algo pero no la dejé, posé mis labios sobre los suyos y disfruté de aquel momento con todas mis fuerzas. Algo que había desaparecido de mi vida había regresado, la felicidad de estar con la persona que amaba, la situación en la que estábamos la dejé en un segundo plano.

-Al, no podemos salir, solo aparece la puerta con algún tipo de hechizo.

-¿Estamos atrapadas?

-Si, a no ser que puedas avisar a alguien.

Se me pasó por la cabeza el nombre de James pero… ¿habría podido salir de aquel lugar? Nuevamente estaba decepcionada conmigo misma. Nos sentamos una junto a la otra, durante horas hablamos de todo lo que habíamos vivido desde el momento en el que nos separamos, me di cuenta que ella había sufrido mucho más que yo. La sonrisa que ella misma creía pedida ahora estaba a mi lado, recordé entonces lo feliz que era cuando estábamos juntas en el hotel. Metió la mano en el bolsillo de su abrigo, cuando la sacó sostenía un objeto que me era muy conocido.

-¡Mi caja!- exclamé ¿de dónde la has sacado?

-Te la dejaste olvidada en el hotel, estaba segura de que te volvería a ver y la guardé.

Cogí la caja de su mano, al abrirla vi como aun estaba el colgante que había comprado en Praga, estaba nuevo. Lo saqué de la caja pero no me lo puse, se lo puse a Miriam, le sentaba realmente bien a pesar de la ropa.

-¿Por qué me lo das? Es tuyo.

-Quiero que las dos cosas más hermosas del mundo permanezcan juntas.

Una tímida sonrisa surgió repentinamente en su bello rostro, seguido de un pequeño suspiro, ambas estábamos realmente tranquilas en aquel pequeño lugar. El colgante en la penumbra tenía un brillo especial, un brillo que jamás había visto. Mirábamos con admiración el pequeño cristal que nos aportaba una leve luz.

Las horas se hacían eternas sin comida, sin agua y sin mucho espacio para movernos, las piernas se me estaban quedando dormidas. Necesitaba moverme pero cuando fui a levantarme, observé que la cabeza de Miriam estaba apoyada sobre mi hombro, se había quedado profundamente dormida y no quería despertarla. Intenté hacer lo mismo pero alguien me lo impidió.

-En cuanto pueda os sacaré de allí, te lo prometo.

-David ¿dónde estamos?

-En los sótanos del castillo.

-No lo sé Al, debo andar con cuidado, no me dejan mucha libertad para moverme como quiero-dijo apenado- pero no te preocupes, ya verás como no tardo mucho.

No volví a escuchar su voz, el silencio de nuevo me abrumó. Coloqué mi cabeza con la de Miriam, su olor seguía siendo el mismo de siempre, era muy dulce tanto que consiguió que me durmiera junto a ella.

Reik’s Castle: 2nd Floor (Part.1)

Mi paso fue volviéndose más lento por momentos, hasta que me alcanzaron mis compañeros. De nuevo íbamos los cuatro juntos a pesar de que la tensión entre Kyo y yo no había desaparecido, la única que parecía más tranquila era Hachi.
No pude evitar fijarme en que aquel pasillo se iba haciendo más estrecho y las puertas iban desapareciendo, ahora solo quedaba una pared de piedra sin ningún tipo de decoración, había sido solamente una ilusión. Aunque me costara reconocerlo, Kyo llevaba razón. Él, un tipo al que había conocido apenas unas horas atrás, había conseguido lo que nadie había podido jamás, que me tragara mi orgullo. Miré su alargada cara similar a la de un felino, parecía que había visto mi reacción y sonrió, era una sonrisa victoriosa. Ya no tenía escapatoria, me había pillado y ahora esperaría ansioso mis disculpas. James estaba entre Kyo y yo, pasé por detrás de él y me coloqué al otro lado de Kyo.
-Tienes algo que decirme ¿verdad?-la sonrisa no había desaparecido.
-¿Vas a hacer que me arrastre? Si ya sabes lo que te tengo que decir no merece la pena.
-En eso te equivocas, si que merece la pena. Antes me ofendiste con tu reacción pues ahora te ofendo yo a ti al no respetar tu conducta.
-Es decir, lo haces por venganza.
-Si, también se le puede llamar así.
Estaba a punto de disculparme con aquel arrogante cuando un ruido se escuchó al fondo del pasillo. Conforme nos acercábamos el ruido era cada vez más fuerte, no quería seguir adelante, tenía miedo. Kyo me enganchó del brazo y tiró de mí para que continuara, pero mis pies no se movían. El ruido paró y mis pies volvieron a ser capaces de despegarse del suelo.
Una puerta cobriza nos esperaba al fondo del largo pasillo, no estaba muy lejos pero tal y como era mi paso en esos momentos tardaríamos una eternidad. Kyo no dejaba de mirarme, seguía esperando mi disculpa pero yo prefería hacerme la tonta, daba por sentado que pronto se cansaría, y estaba en lo cierto pero no de la manera que yo creía. Volvió a cogerme del brazo, esta vez con más fuerza que antes, y tiró de mí hacia atrás. James no intervino, continuó andando junto a Hachiko. Los ojos de Kyo me miraban con tal odio que me sentía indefensa.
-Mi paciencia se está agotando.
-No se por que- dije manteniéndole la mirada a pesar del miedo que tenía-ya sabes lo que pienso.
-Claro pero, como ya te he dicho antes, quiero escucharlo.
-¿Si lo digo me dejarás en paz?
-Si, te lo prometo- su cara fue relajándose hasta volver a tener la típica sonrisa victoriosa.
-Lo siento, tenías tu razón.
Suspiró
-¿Lo ves? ¿A que no ha sido tan difícil?
Mi mirada llena de odio se posó sobre él quien aún conservaba aquella estúpida sonrisa. Volvió a cogerme del brazo, en esta ocasión apenas noté su mano tirando de mí. No íbamos muy deprisa pero rápidamente alcanzamos a nuestros compañeros. Ya estábamos llegando a la puerta cuando ésta se abrió. Un hombre de estatura media salió de ella. Su cabello largo era bastante lacio y de color azul metálico, vestía una túnica roja de aspecto sedoso con bordados dorados, parecía sacado de un libro. James sonrió tal y como lo había hecho antes Kyo ¿le conocía? El hombre misterioso se iba acercando a nosotros con rapidez, James hizo lo mismo, sin embargo los demás nos quedamos dónde estábamos.
Los dos hombres estaban ya muy cerca el uno del otro, en aquel momento parecían totalmente pacíficos. Estaban uno frente al otro, James era claramente más alto que el otro, pero el desconocido parecía tener más fuerza física que James. Kyo seguía con atención el encuentro de aquellos dos hombres mientras Hachiko se situaba detrás de mí. Sin decir una palabra ambos se dieron la vuelta, no entendía muy bien la situación. Kyo me tocó el hombro y dijo:
-Vámonos.
Cuando dijo que nos fuéramos creía que nos íbamos todos pero estaba equivocada, James no venía con nosotros. No paraba de girar la cabeza una y otra vez por si nos seguía pero siguió parado. Ya en la puerta, eché un último vistazo hacia atrás, su posición no había cambiado. Kyo se colocó detrás de mí y empezó a empujarme.
La siguiente sala parecía una biblioteca, es más, realmente lo era. Las estanterías llegaban hasta el techo, tenían un aspecto bastante antiguo al igual que las butacas situadas en las esquinas. No entendía la decisión que había tomado James. Estaba cansada tanto física como mentalmente y no tenías fuerzas para ponerme a pensar en ello.
-Siéntate un poco-Kyo se mostraba bastante tranquilo.
Ese ataque de amabilidad no sabía de donde había salido pero le hice caso. Estaba totalmente convencida de que iría yo sola, pero me equivoqué, Hachiko y él vinieron conmigo y dejaron que me sentara en la butaca, Kyo se sentó en el suelo junto a Hachi. El aire de superioridad que tenía antes había desaparecido, ahora parecía deprimido.
-¿Qué te ocurre Kyo? Creía que estabas contento por haber conseguido que me disculpara.
No contestó.
-¿Es por ese hombre? ¿Quién es?
-Se llama Mark, es uno de los siervos más débiles de Reik, James lo vencerá con facilidad.
-Entonces ¿por qué estás así?
-Aunque le venza le costará mucho salir de allí sin una llave.
-James es muy listo, ya verás como consigue salir.
Aunque me había contado aquello, algo me decía que le pasaba algo más y que no me lo contaría con tanta facilidad, pero lo intenté.
-Ahora cuéntame el verdadero motivo.
Kyo agachó la cabeza y empezó a sollozar, rápidamente me levanté de la butaca y me senté junto a él.
-Puedes confiar en mí-dije mientras le abrazaba.
Pensé que se separaría de mí inmediatamente pero no lo hizo, sentí de pronto sus brazos alrededor de mi cuerpo mientras sus ojos mojaban mi hombro de lágrimas, no pensaba que Kyo pudiera llegar a ponerse así. A pesar de los problemas que habíamos tenido no soportaba verle así. Su abrazo era cálido, más agradable de lo que pensaba. Se apartó de mí despacio, restregándose los ojos rojos a causa del llanto.
-¿Estás mejor?
-Sí, gracias-su cara aun mostraba rasgos de haber llorado.
-¿Qué pasa Kyo?
-Mark… es mi hermano, y James lo va a matar.
No se por qué pero no me sorprendió tanto como esperaba.
-Él… se marchó para unirse a Reik, le engatusó prometiéndole poder y cedió.

Reik’s Castle: 1st Floor (Part.3)

Finalmente cedí a la propuesta de James. Nos sentamos todos excepto Kyo, quien se mantuvo de pie y alejado de nosotros. Desde que entramos en el castillo, mi mente se había llenado de preguntas y aun no había obtenido la respuesta de ninguna. No me hizo falta preguntarlas en voz alta, en ese momento James me contestó.

-Hachiko tiene una maldición de nacimiento, cada vez que va a un lugar en el que han estado una gran multitud de vampiros se transforma en perro. En cuanto a Kyo… ha sufrido mucho, es un ser muy solitario.

Aquellas respuestas me aliviaron la curiosidad que sentía, aunque sabía que Kyo tenía algún asunto turbio que me ocultaban.

James y yo nos levantamos a la vez, como si estuviera premeditado que en ese preciso momento nos moveríamos. Hachiko siempre iba detrás de mí, al menos tenía el consuelo de que la espalda la tenía bien resguardada. Kyo continuaba guiándonos, las trampas aparecían con más frecuencia y cada vez nos resultaba más difícil superarlas. La actitud de Kyo no había cambiado en ningún momento, en ocasiones me recordaba a James cuando le conocí, quizás Kyo también necesitaba tiempo para confiar en mí. James, en ocasiones avanzaba al lado de Kyo y hablaban de algo, pero no conseguía escuchar nada. Necesitaba hablar con alguien, me estaba volviendo loca tanto tiempo en silencio, pero James iba con Kyo y Hachiko… bueno Hachiko ahora era un perro. Mientras pensaba en ello, alcé la vista y me di cuenta de que ya se veía el final de aquella infernal escalera.

-¡Viva! Por fin se ve el final-grité con entusiasmo.

-Shhh-dijeron ambos.

Por un momento se me había olvidado en donde estábamos y el peligro que corríamos, pero estaba tan emocionada que no lo pude evitar. Lo más extraño es que no se veía a ningún guardia por allí, los únicos que había visto estaban muertos. Corrí escaleras arriba, de fondo escuchaba a James y a Kyo gritar mi nombre pero, no podía parar de correr. En uno de los pasos que di, el escalón desapareció. Me agarré a otro escalón para no caerme.

-Al, no mires abajo, no mires abajo-me dije a mí misma.

James no llegaba, se me empezaban a escurrir las manos y lo único que pasaba por mi cabeza era que si me caía no sobreviviría. Las manos me sudaban más que nunca, no aguantaría mucho más. Una mano calida agarró mi brazo y m ayudó a subir, había sido Kyo quien me había salvado la vida. James no estaba muy lejos de allí, junto a Hachiko. Aun estaba sudando quizás era por el miedo que había pasado.

-No eres nada lista muchacha- me dijo con un tono severo- debías haber intuido que cuanto más cerca estuvieses más peligro correrías.

-Lo… siento.

-Eso no es suficiente, no llego a estar cerca y estarías muerta, James se ha quedado petrificado cuando ha visto que te caías, para él eres como una hija.

Miré a James, se acercaba con un paso lento y cuidadoso, yo debía haber hecho en su debido momento lo mismo pero la euforia me pudo. Su rostro pálido y preocupado se encontró con el mío aterrorizado.

-Tonta-me susurró mientras me abrazaba- no sabes el susto que me has dado.

-No tengo excusa, lo siento debía haber pensado un poco.

-Bueno, vale ya de ñoñerías y vamos a continuar-dijo Kyo.

Ya no quedaba mucho que subir, la euforia seguía en mi cuerpo, sin embargo esta vez controlé mis ganas de salir corriendo. Por primera vez hice lo correcto, no muchos escalones más arriba nos esperaba una trampa igual a la anterior. Terminamos de subir la escalera en unos pocos minutos. Una vez arriba, un largo pasillo se encontraba ante nosotros, era bastante ancho, con puertas a ambos lados. Avanzamos intentando abrir las puertas pero ninguna lo hacía, parecía que estaban pegadas, aun así James y yo seguimos intentándolo.

.No os esforcéis, no se van a abrir-comentó Kyo mientras se alejaba.

-Oh perdón por no rendirnos tan fácilmente-dije con tono sarcástico.

La mirada de Kyo llena de hostilidad, cayó sobre mi de forma amenazante, le había ofendido mi respuesta claramente, pero a mi no me gustaba rendirme a la primera de cambio. James al ver aquella tensión en el ambiente intervino.

-Vamos chicos calmaos, Al es cierto que no debemos rendirnos pero podemos escucharle, quizás tenga razón.

No me podía creer que le diera la razón, indignada me alejé de ellos, avancé algo más de el lugar donde estaba Kyo mientras Hachiko me seguía, seguramente era, a pesar de ser un perro, la única que me daba la razón. Sin parar de caminar, observé como James y Kyo me seguían a una distancia considerable mientras charlaban. Hachiko me miraba constantemente, aunque no hablara sabía muy bien lo que me decía.

-No me voy a disculpar, Hachi.

Mi orgullo era lo más valioso que poseía y nadie me lo iba a arrebatar.

Reik’s Castle: 1st Floor (Part.2)

Un chico pelirrojo apareció de la puerta del medio. Llevaba puesta una camiseta negra de manga corta y unos pantalones verdes anchos, su particularidad era que iba descalzo pero sino, parecía un adolescente normal y corriente. Fue acercándose a mí con pasos silenciosos y elegantes, era realmente agradable verle andar de esa manera. Mientras le miraba, James apareció a mi lado.
-Cuanto tiempo, Kyo- dijo James mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro. Era la primera sonrisa que mostraba desde hacía tiempo.
-Demasiado diría yo-contestó el chico.
Me mantuve callada mirando a aquellos dos, pero de vez en cuando mi vista se desviaba a Hachiko, todavía no estaba segura del todo de que no me fuera a atacar y muchas preguntas abrumaban mi cabeza. ¿Por qué ahora era un perro? Era preciosa, no lo podía negar, un Hasky, pero había intentado matarme y… hacía unos minutos era una humana.
El muchacho que acababa de llegar me miraba de arriba abajo, casi sin pestañear. El color de mi cara comenzó a cambiar a un tono más rojizo, me sentía incómoda al sentir aquellos ojos marrones tan profundos observándome, como si quisiera descubrir todos mis defectos. James sonrió.
-Es una amiga de David, fue ella la que se puso en contacto con él, su nombre es Al.
-¿Nos servirá de ayuda?
-Por supuesto ¿a caso crees que la hubiera traído si no tuviera posibilidades de sobrevivir?
En aquel momento me sentí como un objeto que podían utilizar a su antojo. Mi rubor desapareció y miré a Kyo. Sus ojos tenían algo que les hacía irresistibles, pero parecía tener muy mal humor, era demasiado serio para lo joven que parecía. Pasó por mi lado, esta vez sin mirarme, y fue directo a las escaleras pero nosotros no nos movimos, ni si quiera Hachiko quien permanecía tumbada a mi lado. James observaba los pasos de Kyo, sus ojos decían que quería seguirle, sin embargo seguía sin moverse.
-¿No venís?-preguntó Kyo- pues así difícilmente le vais a salvar.
A raíz de estas palabras James avanzó de manera acelerada, Hachiko y yo nos quedamos atrás, pero no por mucho tiempo, alcanzamos a James y a Kyo en seguida. Kyo daba autentico terror con algunos gestos.
Los escalones de piedra eran bastante grandes, tanto de largo como de ancho, cabían varias personas en un mismo escalón.
-Bueno, al menos esto es fácil, cansado, pero fácil-comenté.
-No creas que va a ser tan fácil-dijo Kyo mirándome con cierta hostilidad.
Kyo encabezaba nuestro grupo subiendo él primero los escalones, intenté seguirle pero James me lo impidió. Me quedé donde estaba mientras Kyo seguía subiendo. Subía los escalones con lentitud, primero ponía un pie asegurándose que no había peligro. Al pisar uno de los escalones, una llamarada salió de la pared. Mis ojos miraron aquella llamarada con terror, podría haber carbonizado a Kyo, el cual miraba al fuego con frialdad. James, el cual no se había movido de donde estaba, ahora subía los escalones rápidamente hasta ponerse al lado de Kyo, pronunció un hechizo y el fuego se congeló. Kyo volvió a pisar el escalón y otra llamarada apareció haciendo que el bloque de hielo se deshiciera.
-Son más listos de lo que creía-dijo Kyo-pero yo lo soy más. James, hazlo de nuevo.
-Espera-se dio la vuelta- Al, Hachiko, venid.
No hizo falta que la agarrara, comencé a andar y ella me seguía. Nos pusimos detrás de James, quien pronunció de nuevo el hechizo. Al igual que la vez anterior, un bloque de hielo sustituyó al fuego.
-Al-dijo Kyo-¿puedes pasar por encima del hielo?
-Creo que sí.
Me puse delante de todos y comencé a subirme en el hielo. Fue complicado, las extremidades se me escurrían ahí encima y las manos me ardían pero finalmente pude pasar. Uno por uno fueron pasando de la misma manera que yo pero cuando llegó el turno de Hachiko, hubo un problema. Sus pezuñas se escurrían en el hielo y no conseguía pasar, afortunadamente tuve una idea.
-Hachiko, pisa el escalón y salta por encima del fuego-grité.
Me obedeció inmediatamente y funcionó, de nuevo el grupo estaba junto. James y Kyo me miraban atónitos, había sido yo la que había tenido la gran idea. James se acercó a mí y me felicitó, sin embargo Kyo se quedó donde estaba.
-Solo ha sido suerte-dijo al fin.
-Vamos Kyo no seas tan terco, ha sido más lista que nosotros, reconócelo.
Kyo no dijo nada, siguió subiendo escalones al mismo ritmo de antes, mientras nosotros esperábamos a que nos diera una señal para que pudiéramos continuar. Finalmente encontró otra trampa, no había escalón sino una barra por la que teníamos que pasar. Uno por uno, fuimos pasando por la barra amarrándonos a ella excepto Hachiko que dio otro gran salto. Continuamos subiendo del mismo modo durante un buen tiempo, a pesar de lo que subiéramos seguíamos sin ver el final. Estaba agotada pero preferí no decir nada, llevábamos demasiado tiempo deseando llegar al castillo de Reik como para que ahora quisiera descansar. Cuantos más escalones subíamos, más pesados se me hacía subirlos. James me miraba continuamente, a él no podía engañarle, llevábamos demasiado tiempo viajando juntos.
-Kyo ¿podemos parar un poco?-preguntó- Al debe estar cansada.
-Como queráis, a mi me da igual, yo no estoy cansado-contestó con indiferencia.
-No hace falta, aun puedo continuar andando- mentí.
-Al, sabes que eso no es verdad, pero bueno eres tu la que eliges.

Reik’s Castle: 1st Floor (Part.1)

Nunca hubiese imaginado que ese tipo de viajes fuesen tan movidos, me sentía un poco mareada, era como si me hubiera montado muchas veces seguidas en la montaña rusa. Hachiko y James se acercaron a mí y me sujetaron, estaban viendo lo mismo que yo: en cualquier momento podría caerme al suelo.

-¿Estás bien Al?-preguntó James- debí haberte advertido, o sino Hachiko.

-Solo necesito sentarme un poco- dije con la voz algo sofocada.

Padre e hija me ayudaron a sentarme. Poco a poco las cosas dejaron de moverse a mi alrededor, hasta que finalmente todo se paró y pude levantarme sola. Una vez que estaba en pie, alcé la cabeza y abrí los ojos más de lo normal. Un castillo majestuoso se encontraba frente a nosotros. Sus tonos grises eran fríos, muy propio de un vampiro. Tenía infinidad de ventanales por los que podría entrar y salir una persona tranquilamente.

Dos manos frías y suaves me tocaron el rostro desde atrás.

-Vamos-dijo James.

Mi amigo se adelantó mientras su hija y yo nos quedábamos atrás. James se paró y giró la cabeza cuidadosamente, sus ojos inexpresivos nos miraban fijamente, llegué a intimidarme por él, pero antes de que esto ocurriera comenzó a reírse.

-Aquí no tenéis nada que temer… aun.

Un escalofrío recorrió mi espalda, y tal y como actuó Hachiko, a ella le ocurrió lo mismo. Anduvimos hasta alcanzar a James, quién se encontraba frente a un gran portón. Las puertas se abrieron ante nosotros, pero detrás… no había nadie. No desconfié en aquel momento, pensé que había sido James puesto que Hachi no parecía sorprendida de aquello. Con las puertas cerradas, parecía un lugar frío, como si nadie habitara allí desde hacía cientos de años, pero una vez que estábamos dentro no solo parecía frío, había algo más… una sensación de que todo lo que nos rodeaba tenía algo malvado. Hachiko y yo nos cogimos con fuerza la mano, claramente ella tenía más fuerza que yo por lo que apretó de una manera más suave que yo a pesar de estar atemorizada también. James no cambió su expresión seria desde que se abrieron las puertas del castillo, estaba serio, más serio que nunca, casi parecía que estaba enfadado.

-Ya no hay marcha atrás.

Sus pasos eran lentos y silenciosos en aquel lugar, nunca le había visto tan precavido.

Una larga escalera de piedra estaba situada al fondo, estaba anexionada a la pared. Me acerqué a la escalera separándome de James y Hachi, tenía curiosidad de saber lo larga que era, me decepcioné al comprobar que no veía el fin pero al mismo tiempo fue realmente asombroso. No percibí el momento en el que mis amigos se pusieron a mi lado, aun así cuando giré la cabeza ahí estaban.

-No te separes de mí- dijo James mirando a nuestro alrededor.

Hachiko no abría la boca en ningún momento, estaba realmente rara. Su padre la tenía cogida del brazo con fuerza mientras caminábamos hacia el centro de la habitación, parecía que la retenía contra su propia voluntad.

Tres puertas estaban a nuestro alrededor, James se adelantó hacia una de ellas soltando a Hachiko y dejándola a mi lado, más concretamente se acercó a la puerta de la izquierda. Hachiko y yo le seguimos pero James se giró y dijo:

-En seguida vuelvo.

Aceptamos su decisión sin oponernos, nos quedamos allí quietas como dos buenas chicas. De vez en cuando escuchábamos gritos de terror que provenían de la puerta por la que había entrado James. No mucho más tarde, regresó.

-Venid.

Hachiko y yo nos volvimos a coger la mano la una a la otra con fuerza. Atravesamos la puerta con cierto temor y una vez dentro de la habitación, se cerró a nuestras espaldas.

El suelo estaba lleno de gente muerta, seguramente aquella masacre la había organizado James. A nuestra izquierda se había una gran cantidad de antorchas mientras que a la derecha estaba todo lleno de celdas, algunas vacías y otras con cadáveres, pero estaban todas abiertas. James se dio la vuelta y me miró.

-Al, lo lamento- dijo mientras agachaba la cabeza.

-¿Qué ocurre?

Me fijé en las celdas con los cadáveres, me acerqué a ellas una por una y finalmente comprendí que eran los cadáveres de mis profesores, habíamos tardado demasiado respecto a ese tema pero al fin el asunto estaba resuelto. Inmediatamente salimos de aquel lugar, me sentía muy confusa al ver esos cadáveres y el olor a putrefacción me estaba mareando. Hachiko se mostraba realmente nerviosa, James agarraba sus hombros y la agitaba con fuerza.

-¡Hachiko contrólate!-exclamaba James- resiste, yo estoy contigo.

Quería echarle una mano a James pero o sabía si sería lo correcto, no sabía que le pasaba a Hachiko y me estaba agobiando solo con verla.

James salió corriendo de allí soltando a Hachiko, no supe muy bien a donde fue. Hachiko cayó al suelo y empezó a tener convulsiones. Corrí hacia ella para auxiliarla cuando escuché a James en mi cabeza.

-¡Al, vete de ahí ahora mismo!- gritó.

Miré a Hachiko quien seguía con su cuerpo descontrolado pero, algo cambió, ella empezó a cambiar. Su aspecto ya no era el de una hermosa chica sino, más bien, cada vez se parecía más a un perro. Empezaron a aparecer unas orejas puntiagudas, un hocico mojado, un rabo y unos dientes grandes y afilados. Hachiko se levantó de un salto sobre sus cuatro patas y se tiró a mi pierna, desgarró con facilidad mis pantalones, si me mordía de nuevo me arrancaría la pierna. Cuando fue a morderme de nuevo, un golpe de aire la tiró lejos de allí, sin embargo se levantó con facilidad y corrió de nuevo hacia mí. No paré de gritar su nombre para que me reconociera y parara, pero no funcionó, aquel perro seguía corriendo hacia mí enseñándome sus dientes. Ya la tenía casi encima cuando se frenó, conforme pasaba el tiempo cada vez entendía menos su comportamiento.

-Te ha reconocido, buen trabajo- dijo una voz profunda que no reconocía.

Un chico pelirrojo apareció de la puerta del medio. Llevaba puesta una camiseta negra de manga corta y unos pantalones verdes anchos, su particularidad era que iba descalzo pero sino, parecía un adolescente normal y corriente. Fue acercándose a mí con pasos silenciosos y elegantes, era realmente agradable verle andar de esa manera. Mientras le miraba, James apareció a mi lado.