jueves, 30 de abril de 2009

Help Me(Part.1)

Miré alrededor de la habitación, no veía nada fuera de lo normal, pero empecé a encontrarme mal, poco a poco iba perdiendo el equilibrio hasta que acabé tumbada en el suelo. La moqueta oscura de la habitación empezó a mojarse con mi pelo aun húmedo de la ducha, los ojos se me fueron cerrando lentamente hasta que ya no los pude abrir por mucho que quisiera.
-¿Qué está pasando? ¿Dónde estoy?
No se diferenciaban los límites de aquel lugar, solo había oscuridad y silencio, no se escuchaba absolutamente nada, tanto silencio hacía que me dolieran los oídos. Caí, tapándome los oídos, ¿al suelo? Sí, se podía decir que suelo porque no caía a ninguna parte, hubo un momento en el que no conseguía distinguir si tenía los ojos abiertos o cerrados. Me destapé un momento los oídos, escuchaba algo a lo lejos… aquella voz se iba acercando lentamente, cada vez era más clara, hasta que finalmente conseguí descifrar lo que decía.
-Recuérdame, cree en mí.
Otra vez era la voz de David, ¿me estaría volviendo loca? No sabía qué quería decir con que creyera en él. Al escuchar su voz, lo único que deseaba es que estuviera vivo y me ayudara como antes, pero eso ya no era posible. Me hablaba esa voz una y otra vez, hasta que ya no pude más y me puse a llorar, era demasiado para mí.
-¡David! ¡David!-gritaba entre lágrimas-¿por qué me estás haciendo esto? Claro que te recuerdo, te creo…
-Ayúdame.
Todo volvió a la normalidad, ya no estaba en aquel lugar ni escuchaba la voz de David, estaba de nuevo en la habitación. Solo veía la cara de Miriam que lloraba mientras me cogía de la mano, igual que la vez anterior. Al verme con los ojos medio abiertos, salió corriendo de la habitación y vino con Fran.
-Tal y como dijiste, se ha despertado-dijo aliviado.
Miré a Fran desconcertada, no se que me había pasado y sin embargo él parecía saberlo todo. Me miró a los ojos y simplemente asintió. Tocó mi frente y se marchó. Miriam se quedó mirando la puerta unos instantes, parecía esperar a alguien que no llegaba, pero más tarde sustituyó la puerta por mi cara, su mirada me decía que había pasado algo grave. No entendía nada ero al mismo tiempo me daba miedo preguntar.
-Que bien que has despertado
-¿Qué ha pasado?
-Te volviste a desmayar y esta vez…
-¿Esta vez… que?
-Dejaste de respirar.
Todo empezaba a encajar, posiblemente habría estado muy cerca de David, por eso le escuché, pero… ¿por qué me pedía ayuda?
Había estado inconsciente durante horas, pero aun así quería dormir de nuevo y dejar de pensar durante unas horas, aun que me estaba dando cuenta que no estaba viviendo, sino durmiendo todo el día. No estaba bien, pero tampoco estaba mal, solamente necesitaba cerrar los ojos un poco más. Miriam me besó en la frente y salió de la habitación.
Ese día no salieron a buscar a los profesores, se habían cansado de obtener siempre los mismos resultados.

Abrí los ojos, no había nadie en la habitación así que decidí salir un poco de aquellas cuatro paredes. No vi a nadie en el pasillo, ni en las escaleras…todo estaba completamente vacío, no sabía donde estarían. Tomé la decisión de irme a un pequeño bosque que había al lado del hotel, pensé que algo de tranquilidad me sentaría bien. Miré por la ventana, no hacía precisamente buen tiempo así que antes de salir volví a la habitación y cogí el paraguas. Fuera del hotel hacía bastante frío, pero como ya estaba fuera no me molesten volver a por más abrigo.
Conforme iba andando, el bosque se hacía más denso y solitario, empecé a tener miedo y quise regresar pero, era demasiado tarde, no sabía como volver. Anduve y anduve intentando encontrar el camino pero cada vez me perdía más, estaba sola, sin comida, sin agua y sin cobertura en el móvil. Supuse que me echarían en falta y me buscarían, me senté al pie de un árbol y esperé. Como bien había previsto, poco después de haberme parado, comenzó a llover, suerte que llevaba el paraguas, me marché de aquel lugar por si caía algún rayo y empecé a buscar un lugar donde resguardarme, pero la búsqueda fue en vano. Busque de nuevo el camino de regreso pero, tal y como me había pasado antes, tampoco o encontré, la lluvia era un obstáculo. Me sentía realmente mal conmigo misma, no sabía valerme sola, sentía tanta presión que me puse a llorar pensando que me quedaría perdida hasta que pasaran varios días, pero hubo algo que hizo que parara de llorar, era otra vez la voz de David.
-No temas, yo te guiaré.
Él siempre me ayudó cuando yo más lo necesitaba, así que sería solamente un recuerdo, pero a voz volvió.
-Confía en mí, nunca te fallé ¿verdad?
Definitivamente me estaba volviendo loca, oía a los muertos y encima estos me leían la mente, pensé en dejar de leer tanto durante una temporada, porque la única explicación era que me creía todo lo que pasaba en los libros y por eso tenía una paranoia en la cabeza. Pesar de eso, hice caso a la voz sin saber el motivo, quizás fu porque me recordaba a mi amigo. Escuché atentamente las indicaciones que me dio y encontré una pequeña cueva.
-¡Tengo una imaginación sorprendente!- dije pensando que yo la había encontrado.
-¿Lo ves? Te dije que confiaras en mí.
Yo seguía pensando que era mi imaginación, me senté e intenté ignorar a la voz, hasta que ya no pude amantar.
-l debes dejar de pensar en David-me dije a mí misma.
-¡Al, por favor escúchame!-me gritó- tienes que ayudarme.
Comencé a creer que no era mi mente, aun que era totalmente absurdo, la telepatía no existía y que pudiera hablar con un muerto menos aun, pero quería creer que así era. Como en otras ocasiones, miré por todas partes, pero no vi nada, entonces me armé de valor y comencé a hablar.
-¿Qué quieres decir con que te ayude?
-¡Por fin me crees? Siempre has sido muy desconfiada.
-No cambies de tema- dije muy seriamente-¿con qué quieres que te ayude? Ya no puedo hacer nada por ti, te recuerdo que ya elegiste.
-Al… no es lo que piensas.
-¿Ah no? ¿Me estás diciendo que no te cortaste las venas? ¿Qué no estás muerto? ¿Qué todas las lágrimas que he derramado han sido por una mentira?
-Exactamente es lo que te estoy diciendo.
-Oh, no me tomes el pelo por favor.
-Es cierto Al, cuando me corté las venas… vinieron a mi casa, me cerraron la herida y dejaron una replica mía.
-Lo siento, no me lo creo, es demasiado surrealista hasta para mí.
¿Surrealista? Al, por favor, crees que estás hablando con un muerto, no hay nada más surrealista que eso.
En eso llevaba razón, pero…era muy difícil creerse eso, además ¿cómo nos estábamos comunicando? David escuchaba todo lo que estaba pensando.
-Se debe a nuestra unión.
-¿Qué unión?-pregunté sorprendida.
-Tú y yo, siempre hemos estado juntos tanto en lo bueno como en lo malo, siempre nos hemos apoyado el uno al otro… por eso se lo que piensas, además de… otro detallito.
-¿Qué pasa tu también eres un “vampi”?- solté una carcajada.

martes, 28 de abril de 2009

Miriam!

Si estais siguiendo la historia, creo que supondreis de quien voy a hablar...

Miriam es una chica extrovertida de la clase de Al, fue la primera persona que habló con la protagonista. Poco ha poco su relación de amistad se hizo más fuerte llegando a otro intenso sentimiento como es el amor.

( Se que esto posiblemente no les halla gustado a mucho pero... lo siento, no voy a cambiar esa parte por mucho homofobo que halla por el mundo)

Muchos besakos y recordad Hakuna Matata!!

Sayounara!!

Nana

domingo, 26 de abril de 2009

Die Alive (Part.3)

Fran se veía decepcionado consigo mismo, cogió la mano de Laura y salieron de la habitación sin decir nada. Vi que la persiana ya estaba subida, pero la noche ya había llegado ¿cuántas horas había estado durmiendo?

Lo único que iluminaba aquel oscuro cielo era la luna, esa noche había luna llena, pero al igual que en Madrid no se podía ver ninguna estrella, pero si qué había una estrella en aquella habitación, o al menos para mí, Miriam había sido muy considerada al haberles abierto la puerta pero un poco brusca al echarles indirectamente. Se quedó apoyada en la puerta mientras yo seguía mirando la luna. Intenté incorporarme de nuevo, pero vino corriendo hacia mí y me tumbó otra vez ¿me podría levantar algún día? Esta vez nada la pararía, volví a sentir su aliento en mi cara, y al rozar nuestros labios cambió de dirección, se dirigía a mi oído. Mi corazón latía más fuerte que nunca, me retiró el pelo y me susurró.

-No te asustes, no te voy a hacer daño, solo quiero decirte que te quiero, no quería que huyeras.

Se levantó y me dejó libré de la prisión en la que me tenía, iba a salir de la habitación, pero la cogí fuertemente de la mano y la tiré sobre mí. Me hice daño pero ya todo me daba igual, la abracé con todas mis fuerzas mientras poco a poco me iba impregnando de su olor. Finalmente se levantó, yo fui tras ella, nuestras manos seguían unidas mientras nos acercábamos a la ventana, parecía que laguna solo estaba pendiente de nosotras.

La inmensidad de la noche nos atrapaba, hubiera sido perfecta sino hubieran desaparecido los profesores, sentía una gran impotencia al saber y al mismo tiempo no saber lo que ocurría. Tenía miedo de que todo empeorara, Miriam notó mi preocupación, me giró hacia ella y me besó. Mil sensaciones pasaron por mi cuerpo y de entre todas ellas, me quedé con la que menos me esperaba: la pasión.

No pude resistir aquellos labios simétricos que parecían que habían sido hechos exclusivamente para mí. Fue un ataque de locura aquel momento con Miriam, no queríamos separarnos aun que nos faltara el aire, preferíamos morir antes que separarnos, lo único que consiguió separarnos fue la puerta, alguien llamaba de nuevo, Miriam volvió a abrir.

-Hola Laura.

-Lo siento, es que antes quería hablar con Al sobre un tema y como nos hemos ido así de rápido no he podido.

Miriam y yo nos pusimos rojas, no habíamos sido educadas con ellos pero Fran lo comprendía, por eso actuó de esa manera. Laura se sentó en una de las camas y nos pidió a las dos que nos sentáramos con ella. Parecía algo importante así que int6entó utilizar las palabras adecuadas para no trastornarnos demasiado la cabeza.

-¿De qué querías hablarme?

-No quiero que te enfades ¿vale?-dijo con precaución- es que… bueno… ufff…

-¡Lo quieres decir ya!-grité

-Si, si. Al ¿estás embarazada?

¿Qué? ¿Tú estás loca? ¡Por supuesto que no!- grité indignada

- Ya me imaginaba… es que como no paras de desmayarte… Fran me contó que el otro día en su habitación también, entonces la gente ha empezado a especular sobre ello. Gracias, ya me quedo más tranquila, chao.

Se marchó. Yo aun estaba con la boca abierta ¿cómo podían pensar eso? Giré la cabeza y Miriam en vez de estar igual que yo estaba riéndose, quizás yo también me hubiera reído sino hubiera sido la protagonista de ese rumor. Me fui al baño a echarme un poco de agua y escuchaba aun las carcajadas de Miriam. Al salir del baño vi como Miriam estaba tirada en la cama casi sin poder respirar de tanto reírse. Noto mi mirada sobre ella y se acercó a mi.

-Van un poco desencaminados-dijo entre risas.

Tenía razón pero, eso no les quitaba culpa de verme como una inconsciente, tendrían que haberme preguntado antes. Miriam me besó en la frente, la estaba preocupando sin motivo, era una tontería pero me molestaba. Necesitaba calmarme, así que abracé a Miriam, la besé y dije:

-Gracias.

Me sonrió y nos fuimos a la cama. Esa noche juntamos las camas, queríamos dormir sintiendo a la persona que amábamos y así no temer que se fuera.

El amanecer apenas se notó al día siguiente, seguía el cielo nublado, como si nos estuviera avisando de que algo malo pasaría. Eran las siete y apenas se veía el cielo, era como un techo oscuro que parecía que iba a caerse sobre nosotros. Yo me quería duchar así que Miriam se bajó antes que yo. Fue una ducha rápida, no tenía mucho tiempo para entretenerme y, como no había nadie más en la habitación me vestí junto al radiador. Me estaba peinando cuando escuché una voz.

-Hola Al.

Otra vez esa voz ¿por qué pensaba ahora en David? ¿Por qué me obsesionaba? Él ya no volvería así que debía seguir adelante.

-No soy ningún pensamiento Al, soy David y tengo mucho que contarte.

sábado, 25 de abril de 2009

Die Alive (Part.2)

Veía que no tenía otra opción mas que quedarme, así que asentí y me subí a la habitación mientras Miriam compraba algo para comer. En cuanto entré en la habitación, lo primero que hice fue mirarme al espejo, era cierto estaba muy pálida, pero no tenía fiebre ni me dolía nada. Me lavé la cara y me tumbé en la cama, pensando que todos estaban locos al ponerse de acuerdo con algo que no era cierto. Cerré los ojos y comencé a pensar en todo lo que había ocurrido en ese viaje hasta el momento, y todo lo que quedaba por pasar aun. La puerta se abrió, sería Miriam que ya había acabado de “saquear” comida, abrí los ojos y, efectivamente, era ella pero ¿de dónde eran esas bolsas? No me lo podía creer, había ido a un chino y al Starbucks, hacía tanto tiempo que no comía comida China… y el capuchino sí que fue una verdadera sorpresa.
-¿Cuándo te he dicho yo que me encanta justo lo que has traído?
-Nunca, no ha hecho falta, soy… como decirlo… muy observadora.
Empezó a sacar cosas de las bolsas, sacó una bolsa de patatas y me la dio. La verdad es que si que tenía un poco de hambre, era como si estuviera en mi cabeza. Miré el reloj que rápido había pasado el tiempo, ya era la hora de comer ¿me había dormido cuando creía que solo estaba pensando? Era muy probable. Miriam fue a cambiarse de pantalón, se lo había manchado por la calle, mientras tanto yo me quedé sentada comiendo patatas, me estaba comiendo toda la bolsa sin darme cuenta.
Pasó el tiempo y Miriam no salía del baño, me levanté y fui a ver si la ocurría algo.
-Miriam ¿estás bien?
-Si, es que ya de paso me he duchado y ahora me estoy depilando- su voz sonó poco convincente-por cierto ¿me puedes hacer un favor?
-Claro.
-¿Puedes bajar a por… bebida?
-Vale, ahora vengo.
Cogí el bolso y me bajé a la tienda más próxima. Por el camino no paré de darle vueltas al tono de voz que había tenido Miriam conmigo, no era como la de siempre ¿tenía frío? ¿o quizás miedo? Durante un momento llegué a pensar en cosas terribles, así que decidí olvidarme del tema. Tardé solamente cinco minutos en comprar la bebida, creía que cuando subiera a la habitación ella seguiría en el baño, peor me equivoqué. Cuando entré en la habitación solo se veían las luces de un par de velas al fondo, de fondo se escuchaba Minor Heaven, pero al cerrar la puerta cambió la canción, se escuchaba The Heart Never Lies. Se me calló una lágrima y comencé a andar como pude pues Miriam había bajado la persiana, debía ir hacía la tenue luz de las velas con cuidado. Antes no me había fijado pero, el pasillo era largo o al menos ahora para mí lo era. Ella sola había movido la mesa, las sillas… lo tenía todo preparado pero ¿dónde estaba ella? Miré a mi alrededor pero no estaba, hasta que escuché como la puerta se cerraba tras de mi.
-Oh, ya has llegado
-¿Y todo esto?
-Bueno… es que… como la otra vez fue muy poco organizado…
-Miriam, no hacía falta, además parece una velada romántica en vez de una cena de amigas para animarme.
En ese preciso momento las dos no mirábamos a los ojos, ¿Qué había pasado en ese instante? Desde que tenía uso de razón era heterosexual pero ahora…
Miriam rompió aquel interminable silencio.
-¿Comemos?
Asentí. Sin saber muy bien que hacer en ese momento intentamos hablar de algo, al principio funcionaba pero, Miriam notó mi incomodidad, no era ni por ella ni por la situación, sino por mí. Recogimos todo como la última vez y Miriam se bajó un momento al hall, ya habían llegado los demás. En su ausencia, sin saber el motivo, me fui a la habitación de Fran, y aun sabiendo que no estaba iba a llamar a la puerta pero, algo me detuvo, una voz
-Hola Al, cuanto tiempo.
Conocía esa voz, la conocía demasiado bien como para equivocarme, pero era imposible… no podía ser… David.
Todos esos recuerdos que había querido olvidar vinieron a mí de nuevo, todo el dolor que sentía me volvió a atravesar. ¿Había sido real o solamente mi subconsciente? Un escalofrío recorrió mi cuerpo, pero no había nadie allí. Mientras mi mirada enloquecía vi como aparecía Miriam por la escalera, aquello fue lo último que vi.
Abrí lentamente los ojos, reconocía ese colchón, estaba en mi habitación del hotel, en los pies de la cama, ahí estaba ella, la persona que cuidaba de mi todo el tiempo y que cada vez que la veía mis sentimientos eran más fuertes hacia ella. Miriam no paraba de mirarme, me tenía cogida una mano con fuerza.
-¡Al! ¡Al!-gritaba-al fin has despertado
-¿Qué ha pasado?
-Te quedaste inconsciente y Fran me ayudó a traerte.
-¿Fran?-pregunté sorprendida.
-Si, ¿ocurre algo?
-Mmm… no.
Me di cuenta de que había hecho una promesa, de todas maneras no me hubiera creído, aun que ahora tampoco me estaba creyendo, notó la duda en mi voz, cualquier persona lo hubiera notado. Me miró con desconfianza pero seguía agarrándome la mano, me alegré de ello porque con ella a mi lado me sentía segura. Aun era difícil de asumir para mí, pero mi mente en ese momento solo pensaba en una cosa: la quería, la amaba más que a mi propia vida, pero ella solamente reveía como una amiga y yo la malinterpreté.
Intenté incorporarme pero no me dejó, me volvió a tumbar en la cama, me cogió de las muñecas, cada vez estaba más cerca de mí, notaba su aliento sobre mi rostro, casi estábamos rozándonos cuando llamaron a la puerta. Miriam se levantó lo más rápido posible y abrió la puerta, no era ninguna sorpresa, nos esperábamos que vinieran Fran y Laura. Apenas dejaron abrir la puerta para poder entrar, empujaron a la pobre Miriam hasta llegar a mí.
-¡Al, estás despierta!-gritó Laura
-Estábamos muy preocupados.
No me esperaba esa reacción de Fran, creía que su personalidad también había cambiado pero me equivoqué. Sus ojos entristecidos me atravesaban una y otra vez, tenían un color ámbar del que solo yo sabía su verdadero origen, los demás pensaban que eran unas simples lentillas.
Mi rostro mostraba cierta decepción, me alegraba que se preocuparan por mí pero, habían destruido un momento clave. A pesar de ello, les dediqué una leve sonrisa. Notaron la tensión en el ambiente en seguida, era difícil no notarla, nos miraban a las dos como si de un partido de tenis se tratara.
-¿Hemos interrumpido algo?-preguntó Fran
-Interrumpir, interrumpir… un poco la verdad, pero da igual estabais preocupados por ella.
Fran se olía algo pero Laura, para que nos vamos a engañar, era un poco “cortita”, y aun que sabía que pasaba algo, no sabía el que.

martes, 21 de abril de 2009

Die Alive (Part.1)

No sabía cuantas horas habían pasado, pero estaba en mi habitación, vi como Miriam se agarraba fuertemente a su almohada, es fue la única prueba que tuve de que verdaderamente estaba en mi habitación, pero ¿cómo había llegado allí? Entonces recordé lo que había visto la noche anterior ¿era de verdad o solo pretendía asustarme? Era imposible que fuera verdad, sin embargo había una parte de mí que si se lo creía. Sentía que me pesaba todo el cuerpo así que, de momento, no intenté levantarme sino que cerré los ojos, cuando los volví a abrir ya era de día y vi como Miriam ya estaba despierta, se estaba vistiendo. Me incorporé y me restregué los ojos ¿qué hora sería?

-Buenos días dormilona-dijo con una amplia sonrisa

-¿Qué hora es?

-Tranquila aun es temprano, yo me he levantado antes para ducharme, así tu luego puedes ducharte tranquila.

Miré el reloj, estaba en lo cierto aun era pronto, me volví a tumbar y me quedé dormida de nuevo hasta que sonó el despertador. Aun me costaba algún que otro esfuerzo levantarme además, el dolor de la mano perduraba del apretón de Fran. Miré toda la habitación desde la cama, me fijé como Miriam miraba mi caja.

-La vas a desgastar de tanto mirarla.

-Oh, ya te has despertado es que…me preguntaba… ¿guardas algo dentro?

-Aun no, pero pensaba guardar esto- dije cogiendo de mi cuello el colgante de la tienda gótica.

Esperaba tener algo importante que guardar y al fin lo tenía, un bonito recuerdo. Me di una ducha rápida mientras Miriam guardaba mi colgante y dejaba la caja en su sitio. Salí tiritando del baño, cogí mi cinta del pelo favorita de mi mochila, era mi favorita aquella cinta de calaveras, además me decían que me hacía una cara mona, a lo que yo siempre les decía “si, mona del circo” pero por una vez no quería hacer caso a mis palabras.

Miriam se reía al verme pasar de puntillas y temblando pero en cuanto me puse la cinta del pelo y me calcé, su cara cambió inesperadamente. Su rostro ahora reflejaba asombro, ¿qué había pasado? Me miraba de arriba abajo, como si no me conociera. La miré decidida a preguntárselo, pero finalmente me quedé donde estaba y ella seguía mirándome, tenía la boca medio abierta. Apenas pestañeaba cuando se acercaba lentamente hacia mí.

-¿Qué te ocurre?- pregunté asustada

-Nada que… estás muy guapa

Su rostro comenzó a adoptar un tono rojizo bastante inusual, comencé a reírme, fue tal la risa que me caí a la cama. Miriam me miraba sin comprender mi reacción. Me estaba quedando sin respiración, los de la habitación de al lado daban golpes a la pared, parecía que no querían madrugar ese día. Al fin me calmé y la miré con dulzura.

-¿Y me preguntas a mi que me pasa? Eres tu la que te acabas de reír sin ningún motivo.

- Es que me ha hecho gracia lo que me has dicho.

-Pero… ¿por qué? Si es la verdad.

-Porque eres la única que piensa eso.

Mi estadote ánimo cambió radicalmente, no quería que Miriam se diese cuenta así que miré el reloj para disimular, tuve mucha suerte ya era la hora de bajar.

Había gente en el hall, pero aun faltaba mucha. Todos los que estaban allí estaban sentados en los sofás y al vernos nos dejaron un sitio. Quería estar lo más alejada posible de Miriam, no quería hablar otra vez de ese tema, un tema que, aunque ya debía estar acostumbrada, seguía doliendo.

Como suponía, Fran no estaba allí y tampoco sabía si le quería ver. Aun que sabía que era un buen chico, le empecé a tener un poco de miedo, no todos los días podías ver un…” señor de la noche” frente a ti. Recordaba exactamente como me miró, como me enseñó aquellos colmillos tan afilados. Sentí un escalofrío por toda la espalda, estaba cerca, muy cerca… Me di la vuelta y ahí estaba, bajando las escaleras con mucha elegancia, pero esta vez su comportamiento hacia los demás era como el de antes aun que su cambio físico no pasó desapercibido, hasta Miriam quedó sorprendida, y no era de extrañar ya que yo misma tuve la misma reacción. En aquel momento debía fingir algún tipo de sorpresa, pero mi cuerpo no me respondió, me mostré tan serena como siempre.

Fran se acercaba a mí a un paso bastante ligero, cada vez que le miraba podía recordar cada instante de la noche anterior. Me alejé lentamente por cada paso que él avanzaba hasta que conseguí colocarme detrás de Miriam, a lo que él respondió a mi manera de actuar poniéndose frente a ella y se asomó por su hombro.

-¿Puedes venir un momento?

No sabía que hacer, pero finalmente acabé aceptando. Parecía que tenía prisa, me cogió la mano y me llevó corriendo por las escaleras. Su mano estaba tan fría como la noche anterior, parecía hielo y al parecer, aun no controlaba bien su fuerza, me estaba destrozando la mano. Sabía perfectamente a donde nos dirigíamos, a su habitación, seguramente porque era el único lugar seguro para hablar. No le hizo falta sacar la llave, dio un empujón “moderado” a la puerta, y ésta se abrió. Cuando me quise dar cuenta, él ya estaba sentado, indicándome que me sentara junto a él. No quise contradecirle, un paso en falso podría poner mi vida en peligro.

-Ya estoy harta de todo esto ¿Qué quieres ahora?-pregunté con un tono fuera de lo común-¿me vas a decir la verdad?

-¿Qué verdad? ¡Ya te he dicho todo!-gritó

-¡Eso es mentira! ¿Dónde están los profesores?

-Bah, en cualquier caso, no te he llamado para eso.

-No me cambies de tema.

-Nadie lo puede saber-dijo pasando completamente de mí- nos pondría en peligro a ambos.

- No soy ninguna bocazas, además nadie me creería.

Fran suspiró, se sintió aliviado con mis palabras, pero tal y como actuaba sabía que no iba a conseguir lo que me proponía. Se levantó, abrió la puerta y se marchó. Me quedé sentada durante un breve momento, me costaba reaccionar a su rapidez. Finalmente, volví a bajar al hall, todos me estaban esperando, esa situación se estaba volviendo una rutina a lo largo del viaje. Todos me miraban asustados, como si hubieran visto un fantasma, vi como Miriam y Laura corrían hacia mí.

-Al ¿estás bien?-dijeron las dos al unísono.

-Pues claro ¿por qué?

-No tienes buena cara, estás más pálida de lo normal- dijo Miriam con preocupación.

-Será mejor que hoy te quedes aquí, Miriam se quedará contigo.

-Ey, ey ¿pero que dices? Yo también formo parte de la clase y estoy tan bien como cualquiera de vosotros.

-Hazme caso por favor, sino quieres que te deje atada a una cama…

Fran!

Hoy continuo la presentación de los personajes con Fran:

Fran es un chico de la clase de Alesana, muy particular. Él siempre ha sido el chico que más destacaba debido a sus locuras, pero un día esto cambia y Alesana descubre, a pesar de costarle mucho que es un vampiro.

Si quereis saber más de él, ya sabeis... ^^

Muchos besakos y recordad Hakuna Matata!!

Sayounara

Nana

viernes, 17 de abril de 2009

The Search (Part.3)

Vi a Miriam que venía hacia a mi corriendo, parecía que había pasado un año desde que no la veía. Estaba contenta a pesar del fracaso de la búsqueda. No podía creer que en tres días la hubiese cogido tanto cariño y me costara tanto separarme de ella. Me abrazó y me pregunto que qué tal sin apartar la vista de Fran. Todos estaban mirándole, sabían que algo le pasaba y cada vez que se le acercaban él se alejaba, debía ser que no sentía orgulloso de lo que había ocurrido antes.

Esta vez, se quedaron otras dos personas, mientras nosotros buscábamos por la ciudad, ese fue nuestro “entretenimiento”. Fran tuvo el mismo aspecto durante toda la tarde.

Esa fue la primera noche que cenamos en el hotel y la comida estaba bastante mala. Al igual que todas las noches, nos fuimos temprano a las habitaciones, Miriam se durmió en seguida pero a mi me resultaba imposible. Cogí la lleve y salí de la habitación, no podía seguir comiéndome la cabeza por el asunto de Fran así que me fui a su habitación a escondidas. Llamé a la puerta pero nadie me abría ¿se habrían dormido todos ya? Seguí golpeando la puerta hasta que al fin me abrieron, era Fran, que suerte había tenido.

-¿Puedo pasar?

Él negó con la cabeza, me intentó cerrar la puerta, antes de que lo hiciera, conseguí poner el pie, sentí como si se me hubiera roto algún hueso pero mis ganas de saber la verdad eran más fuertes que el dolor.

-Eres un maleducado-dije con voz picaresca

Fran giró la cabeza y después me abrió la puerta de nuevo, había conseguido mi objetivo sin esforzarme demasiado. Por lo que vi, parecía que todas las habitaciones eran iguales, pero me sorprendió que su compañero no estuviera, pero eso quise dejarlo en un segundo plano.

-¿Por qué estas a oscuras? Enciende la luz hombre.

Mientras mi mano se dirigía al interruptor, él me la cogió. Estaba completamente congelado, hacía frío pero, la temperatura de su cuerpo estaba mas fría de lo normal. Me estaba haciendo daño y parecía que no se daba cuenta aun que me estuviera quejando de dolor, intenté quitarle la mano pero el tenía más fuerza que yo. A base de gritos y de patadas comprendió que me estaba haciendo daño, finalmente me soltó. No volví a intentar darle al interruptor, no quería quedarme sin mano. Sabía como estaba colocada la habitación así que no tuve problemas al estar a oscuras. Nos sentamos en una de las camas, igual que en mi habitación, noté que estaba a una distancia considerable de mí. Disimuladamente reempecé a oler la ropa y el pelo pero no olía nada mal, entonces pensé ¿por qué se alejaba de mí?

-¿Qué quieres?- me dijo al fin con esa nueva voz tan peculiar.

-Todo, quiero que me digas todo.

-No puedo, Al. De verdad que no puedo…

-¿No me puedes dar ni una pista?

-Ya te he mostrado todo lo que podía

Me quedé desilusionada, me imaginaba que ya no iba a conseguir nada, me levanté y cuando fui a abrir la puerta me enganchó del brazo. Intenté soltarme pero no podía, al igual que la vez anterior. Sentí que se acercó a mi oído, sentía un aura fría a mi alrededor pero… no su aliento.

-Espera- me susurró- date la vuelta y mírame.

No sabía si debía hacerle caso o no pero, si aun confiaba algo en él tenía que pensar que no me pasaría nada. Finalmente me di la vuelta, mis ojos estaban a la altura de su torso, tuve que levantar la cabeza para saber la verdad.

-¿Estás contenta?- dijo con resignación.

-Vaya, esto no me lo esperaba.

Había dado un cambio radical, que guapo estaba, pero ¿desde cuándo estaba así? Abrió la boca y se podían ver unos colmillos blancos, relucientes y muy afilados. Me eché hacia atrás hasta que me di con la puerta, me di tan fuerte que me quedé inconsciente.

jueves, 16 de abril de 2009

The Search (Part.2)

Mi cara cambió, se dibujó una sonrisa en mi demacrado rostro, y al verme, inmediatamente, cambió la cara de Miriam. Se hizo un breve silencio y comenzamos a comer. Cada una se sentó a un lado de la cama, comíamos con ansias, ya que llevábamos una alimentación bastante lamentable desde que estábamos allí. Al acabar, tiramos todos los restos en una bolsa y lo metimos en una pequeña papelera que había en un rincón. Me senté a su lado y rompí aquel silencio.

-Gracias

Me miró con cara de satisfacción, me alegró verla así, así que la abracé y la besé en la mejilla. Nos separamos aun que volvimos a encontrarnos en el baño para lavarnos los dientes y después nos fuimos a dormir. Sin duda fue una gran noche, estaba feliz.

Sonó el despertador a las siete, me levanté bastante mejor que los días anteriores, no sé si sería pro la cena o porque ya sabíamos algo acerca de los profesores. Por primera vez nos despertamos las dos a la vez.

-Buenos días, ¿qué tal has dormido hoy?- pregunté

-Mejor que ayer

Nos arreglamos y bajamos enseguida, por primera vez éramos las primeras en llegar. Nos sentamos en el sofá del hall para esperar a los demás, mientras saqué mi cámara de fotos que llevaba en el bolso y comencé a hacerme fotos con Miriam. Se nos hizo corta la espera a pesar de que fue media hora.

Bajaban rápidamente las escaleras sin embargo, había alguien que no: Fran. El bajaba con lentitud, con mucho cuidado, como si tuviera miedo de romperse. Era raro verle así ya que siempre tenía una sonrisa en su cara pero en ese momento, una seriedad inhumana se hacía con el control. Quizá estaba así por no comer bien, aun que el nunca había comido mucho. Se mantuvo al margen de todos, pasara lo que pasara el se alejaba cada vez más mientras su mirada estaba fija en el suelo.

-¡Escuchadme!- gritó Laura- vamos a hacer turnos, alguien se debe quedar aquí por si envían algo más. Cada vez se quedaran dos personas distintas y se rotará cada dos horas.

Todos estuvimos de acuerdo, los primeros en quedarnos fuimos Fran y yo.

Cogieron todos sus cosas y emprendieron la marcha. Laura esperó un momento y me acerqué a ella.

-Suerte-la dije.

-Igualmente, a ver si nos dan más pistas.

En ese momento también se marchó Laura. Fran y yo nos quedamos solos y ese día no estaba muy comunicativo, nos íbamos a aburrir mucho en el hall.

Nos sentamos en el sofá y el seguía mirando hacia el suelo, me estaba poniendo nerviosa ¿qué le pasaba? No había nadie más allí excepto las recepcionistas que no paraban de hablar, y de vez en cuando nos miraban y se callaban, estábamos creando un silencio bastante incómodo, hasta que yo lo rompí.

-¿Nos subimos a mi habitación?- dije casi obligándole.

El asintió sin levantar la mirada, yo sin embargo miré a las recepcionistas queme dedicaron una sonrisa de agradecimiento. El pasillo estaba vacío, no se oía ni un alma, solo nuestros pasos en aquella moqueta color rojo sangre. Saqué la llave del bolso y abrí la puerta.

Era un día nublado, no se veía ni un rayo de sol, solo nubes grisáceas que hacía que previéramos que una tormenta se avecinaba. La habitación con la persiana bajada era digna de una película de una película de terror. Encendí la luz, una luz cegadora a la que aun no estábamos acostumbrados, nos sentamos en una cama y encendí la televisión, que aunque no entendíamos lo que decían, rompía aquel silencio que parecía que jamás se iría. Me sentía incomoda, no paraba de mirarle para ver si decía algo y me miraba, pero nada, seguía con su silencio, con la mirada en el suelo y… esta vez ocurría algo más. Tenía agarrada la colcha con fuerza, como si estuviera sufriendo por algún motivo. Aun así su cara seguía inmóvil.

-¿Qué te pasa Fran? ¿Por qué estás tan serio?- le pregunté mientras me acercaba a él.

-No te acerques, por favor- dijo al fin.

Su voz parecía cansada, dolorida… pero le hice caso. Le miraba fijamente preguntándome que le habría pasado.

-¿Qué te pasa?- volví a preguntar.

-Nada, solo que… no he comido bien estos días.

No me creía su respuesta, al menos en parte… pasaba algo más y no me lo quería contar. Podía ser muy persuasiva, así que pensé en sacárselo fuera como fuese.

-Sabes que puedes confiar en mi, da igual lo que pase… se que te pasa algo.

-Lo siento Al, no puedo créeme-dijo con su nueva voz- no hasta que no descubras lo que pasa.

-Fran ¿me estás diciendo que sabes algo y no nos lo estás contando?

Hasta yo me sorprendí del tono en el que le hablé, me sentía impotente e indignada ante esa situación. Él no contestó, solo se limitó a girar la cabeza. Suspiré. No sabía por qué estaba haciendo esto, pero tendría que haber alguna razón para ello. No sabía por qué pero… seguía confiando en él.

-Solo una pregunta, ¿enviaste tú la nota y el pañuelo?

Asintió.

El asunto cada vez era más raro, ¿para qué Fran ayudaría a unos desconocidos a secuestrar a los profesores? No era por ser mala pero, no tenían ningún valor como si fueran millonarios, eran unos simples profesores.

No volvimos a hablar, se quedó la habitación solo con el sonido de la televisión, de nuevo. No la estaba prestando atención, pero nos dio tiempo a “ver” un programa de música hasta que llamaron a la puerta. Era Laura, ya habían terminado la primera ronda y debíamos incorporarnos a la búsqueda. Fran seguía mirando al suelo mientras Laura le observaba.

-Fran, te va a entrar tortícolis como sigas así- bromeó.

La miré muy seria, y su rostro cambió. Los dos nos levantamos y nos fuimos con Laura. Fran estaba a una distancia considerable de nosotras, estaba débil, lo notaba y Laura también.

-Al ¿qué le pasa?

-No lo sé- mentí- pero lleva así toda la mañana.

Laura le volvió a mirar, Fran no la hizo caso, seguía mirando al suelo pero esta vez… también se iba tambaleando. Laura y yo corrimos hacia él para sujetarle.

-¡No os acerquéis!- gritó.

Nos paramos en seco asustadas, ¿qué le estaba ocurriendo? Era algo más que un simple malestar por no comer bien, ya me había dicho que había algo más, pero no me decía el qué. En el fondo creía saber el por qué: no confiaba en mí, y era normal, hacía apenas tres días que habíamos empezado a hablar.

Nos apartamos sigilosamente de él, no sabíamos como podía reaccionar, jamás le habíamos visto así, él que siempre había sido un chico tranquilo, o por lo menos ese año.

-Por favor, no os acerquéis- dijo más tranquilo.

Todavía estábamos asustadas, pero asentimos y nos dimos la vuelta. Nuestro camino se hizo bastante largo, creíamos que nos iba a atacar, así que el camino hasta el hall se nos hizo eterno.

Al fin llegamos, se nos pasó el miedo repentinamente ya que había más gente con nosotros, y no creíamos que con tanta gente nos fuese a atacar.

miércoles, 15 de abril de 2009

The Search

En esta ocasión fue Miriam la que me despertó a mí, y aun así necesitaba dormir más pero me levanté, teníamos algo importante que hacer.
Todos fuimos puntuales, teníamos que pegar unos carteles que hicieron algunos con fotos que les habían sacado a los profesores. Mientras que algunos pegaban los carteles, otros irían a la comisaría, porque aun que no quisiéramos, no nos quedaba otra. Había que encontrarla todavía, pero muy pocos checos nos echaban una mano, pero finalmente Miriam, Fran y yo acabamos encontrándola.
Era lo suficientemente grande para que alguien pudiera perderse así que nos mantuvimos los tres juntos hasta que encontramos a un policía.
-Excuse me, we need help, our teacher disappeared yesterday and we don’t know how find them.
-Sorry I can’t help you, today we have lot of work, if you give me a photo probably we can search them tomorrow.
-Tomorrow? - Grité- Oh my God, I can’t believe it…
Nos giramos los tres y salimos de la comisaría dando un portazo, nos dimos cuenta de que si la justicia no quería ayudarnos, tendríamos que tomar la justicia por nuestra mano. Los tres estábamos muy enfadados, pero a la que mas se le notaba era a mí. Cuando llegamos donde estaban los demás, nos miraron esperanzados pero en cuanto vieron nuestros rostros se hundieron de nuevo. Les conté todo lo que había pasado y se unieron a nuestro enfado.
En una semana teníamos que volver a España y, aun que a Laura la soltarían pronto ¿qué pasaba con los profesores? Tenían nuestros billetes porque creían que los íbamos a perder.
Habíamos perdido la mañana pues no encontrábamos nada y nadie nos llamaba para decir que les habían visto.
Ya era rutina irnos a comer al Dönner, pero era casi lo más rápido. Estábamos cansados, agobiados y… atemorizados ¿qué iba a pasar con nosotros?
Ese día no buscamos más, nos fuimos al hotel para distraernos, cada uno se fue a su habitación. Miriam y yo no paramos de hablar de lo sucedido hasta que entramos en la habitación, había algo encima de la mesa ¿qué era?... una nota.

Tengo algo que buscas

A esta nota le acompañaba un pañuelo para el cuello, era sin duda de Sofía, una de las profesoras. Cada vez estábamos más asustadas, Miriam salió corriendo de la habitación para avisar a todos a las habitaciones. En un minuto estaban todos allí, observando aquel pañuelo y leyendo una y otra vez el papel. ¿Debíamos ir a la policía o definitivamente, como habíamos pensado, debíamos actuar por nuestra cuenta?
Llamaron a la puerta ¿quién podía ser? Estábamos todos allí… no sabíamos si abrir o no. Volvieron a llamar, esta vez más fuerte, todos estábamos en silencio solo se escuchaba el latido acelerado de nuestros corazones. Volvieron a llamar y esta vez también hablaron, conocíamos la voz, era Laura.
-¡Eh vosotros, abridme!- gritó
Rápidamente, la abrieron la puerta, la habían soltado antes de lo que nosotros creíamos. Estaba muy nerviosa, pero pronto se calmó.
-¿Qué ha pasado?- preguntó asustada
-Mira-la dije.

Le enseñamos la nota y el pañuelo, y se quedó tan sorprendida como nosotros. Ya estábamos todos los alumnos, así que ya podíamos movernos con más libertad. Tendría que darnos algunas pistas para saber dónde estaban los profesores, porque ya sabíamos todos lo que había pasado: les habían secuestrado, pero… ¿por qué? Habíamos venido de Madrid, nadie nos conocía, sin duda fue el viaje más raro de la historia.
Desde ese momento debíamos estar atentos a cualquier cosa, aunque fuera una tontería, podría ser importante. Queríamos empezar a buscar de nuevo pero no sabíamos por donde, así que decidimos calmarnos y comenzar al día siguiente. Todos se fueron de la habitación, solo nos quedamos Miriam y yo. Miriam se fue a duchar, yo iría después de ella, pero mientras ella se duchaba yo saqué mi cartera y vi la única foto que tenía, la foto de David. Cuánto echaba de menos a ese amigo que siempre me escuchaba, y que por una vez que el necesitó mi ayuda, yo no se la supe prestar. Calló una lágrima sobre aquella foto de carné, y siguió tan limpia como siempre. Muchos recuerdos vinieron a mi en es momento, nunca me perdonaría lo que pasó.
Miriam salió de la ducha y me vio sentada en la cama, mirando la foto.
-No te tortures más, lo pasado, pasado está-me dijo con cariño.
Asentí con la cabeza agachada, cogí el neceser y la ropa y me fui al baño. Estaba todo muy limpio y colocado así que no me entretuve mucho. El agua caliente corría por mi espalda, mientras adelantaba la cabeza para apoyarme con ella en la pared. Me caía agua por la cara, pero yo sabía muy bien que esa agua no era de la ducha. Levanté la cabeza y me limpié la cara; comencé a ducharme y a lavarme el pelo antes de malgastar más agua.
Salí de la ducha, me sequé, me vestí y comencé a secarme el pelo con el secador, ya que tenía el pelo demasiado largo y no se me iba a secar. Miriam llamó a la puerta y entró.
-Lo siento-dijo-es que voy a bajar a por patatas o algo de comer sino me voy a caer ¿quieres tu algo? Te invito- ofreció mientras me guiñaba un ojo.
-Si, gracias
-Jeje, de nada… y vaya que pelo tan largo, seco lo tienes largo, pero ahora como lo tienes más liso… me encanta- dijo con una amplia sonrisa.
Abrió la puerta y se bajó a la cafetería. Ya no bajaríamos a cenar seguramente, así que me pareció estúpido haberme vestido con ropa de salir en vez de ponerme el pijama.
Cinco minutos más tarde subió Miriam llena de bolsas, bocadillos, coca-colas…me quedé alucinada.
-Parece que vamos de picnic- bromeé.
Nos reímos las dos y empezamos a sacar los bocadillos, las patatas y… había ago más: unas velas. Me quedé desconcertada con esa compra..
-¿Y esto?
-Jo, era una sorpresa-dijo rabiosa
-¿Para qué son?- pregunté con cierta inseguridad
Sé que es un poco cutre pero… era para que te animaras-dijo tímidamente.
Miriam colocó un bocadillo a cada lado de una de las camas, con una coca-cola en el medio con dos vasos. Cierto, era muy cutre pero a la vez muy bonito, nadie había hecho eso por mí nunca. Me emocioné y me empezaron a caer lágrimas de mis ojos cansados, no podía parar. La cara de Miriam refleja tristeza, se sentía desilusionada.
-Lo siento, debí haberme esforzado más, si es que soy tonta- dijo mientras se daba golpes en la cabeza.
- No, no… tranquila- dije mientras me limpiaba las lágrimas- me ha encantado, de verdad, ha sido todo un detalle.

martes, 14 de abril de 2009

Alesana

Hoy comienzo con la presentación de personajes, y como no,voy a empezar por la protagonista.

Alesana es una joven de 17 años que hace un año perdió a su mejor amigo David,por problemas personales acabó suicidandose. Estuvo hundida durante todo un año, no levantaba cabeza, solamente era capaz de echarse las culpas y por ese motivo se quedó sin amigos. Al ver esto, sus padres no tuvieron más remedio que cambiarla de instituto y, al principio no cambiaba nada,pero cuando llegó el viaje de fin de curso, su vida dio un cambio radical: empieza a tener amigos de nuevo... y hasta ahí puedo leer =P.

Le ocurren más cosas pero no quiero poner un spolier,si os interesa os leeis la historia o sino...pues nada ^^.

En fin,muchos besakos y recordad Hakuna Matata!!

Nana

jueves, 9 de abril de 2009

A New Life (Part.3)

-Será mejor que volvamos ya- dije decepcionada.
Cuando llegamos, ya había algunas personas allí, aun que los profesores aun no habían llegado. Nos pusimos a hablar con ellos durante un rato mientras llegaban los demás. Debería haber hablado antes con ellos porque me caían realmente bien.
Llegaron los profesores y los compañeros que faltaban, una vez comprobado que estábamos todos empezamos a hacer una ruta por la ciudad.
Por la noche, estábamos todos excesivamente cansados así que cada uno se fue a su habitación, la fiesta se dejó para el día siguiente. Miriam se durmió en seguida, sin embargo yo estuve dando vueltas en la cama durante bastante tiempo y cuando ya notaba que me iba a dormir puse el despertador, y en efecto, a los pocos minutos me quedé profundamente dormida.

Me desperté con los primeros rayos del sol, el despertador no fue necesario. No quería despertar a Miriam así que tuve cuidado para coger la ropa. Era un día bastante frío así que debajo de los pantalones me puse unos leggins, que para esos días me venían muy bien.
Pronto dieron las ocho, y en vez de dejar que el despertador del móvil sonara, lo quite y la desperté yo.
-Miriam, venga vamos que tenemos que bajar a desayunar-le dije casi en un susurro.
-Lo se, llevo despierta desde las cinco, no podía dormir, se hasta la hora a la que te has levantado.
-Extrañarás la cama seguramente, así que date una ducha para despejarte.
Me hizo caso, se dio una ducha rápida y nos bajamos en seguida a desayunar. Cuando llegamos abajo solo estaban los profesores así que había muchos sitios donde nos podíamos sentar. Yo, como no solía comer mucho cogí solo un zumo y un donuts, sin embargo, Miriam cogía todo lo que podía. No podía evitar reírme al verla, pero sería porque estaba desconcertada ¿cómo comiendo tanto tenía ese cuerpazo?
Cuando acabó de coger las cosas nos pusimos a desayunar, apenas hablamos pues ambas estábamos aun dormidas al no haber dormido nada durante la noche. Acabamos pronto así que nos subimos a la habitación a coger la mochila con la cámara, el móvil…aún sobraba tiempo así que fui a coger la cajita. Seguía estando como el primer día, la forma no se había deteriorado. Intenté observarla con firmeza, intentando hacerme a la idea de que ya no estaba, pero no podía, era mi mejor amigo y se había ido para siempre. Miriam me vio y se acercó a mí, me giró la cabeza y me quitó una lágrima que recorría mi mejilla.
-No llores Al, comparte todo lo que sabes de él con alguien, desahógate y no lleves el peso tu sola-dijo Miriam con una voz firme y a la vez tierna.
-Él era…-dije entre sollozos- él era fantástico, el mejor amigo que podría tener, siempre estaba cando le necesitaba, si necesitaba un consejo el me lo daba- esas ultimas palabras fueron solamente un susurro porque ya no podía aguantar más las ganas de llorar, y estallé… no paraba de llorar. Miriam no lo pudo evitar y se puso a maldecidse a sí misma y me dio uno de esos abrazos que en un día se habían vuelto muy habituales. Me abrazaba cada vez con más fuerza hasta que se dio cuenta de su fuerza y lo dejó en un simple abrazo normal y corriente mientras me susurraba al oído:
-Tranquila, no llores, yo estoy aquí contigo y jamás volverás a estar sola.
Me fijé en el reloj, me di cuenta de que por mi culpa se nos había hecho muy tarde, cogimos las cosas y salimos de la habitación corriendo. Me daba igual mi aspecto porque, al menos para mí, era más importante que no nos echaran la bronca por llegar tarde porque ya era la segunda vez y las dos fueron por mi culpa.
Al llegar, todos tenían la misma cara que el día anterior, estaban enfadados y no les faltaba razón. Me acerqué a ellos rápidamente.
-Lo siento, lo siento- dije suplicando- ha sido culpa mía y ayer también.
-Vale Al, tranquila, pero que no vuelva a pasar- dijo Fran medio en broma.
Me quedé extrañada, y después me di cuenta… no éramos las últimas. ¿Dónde estaban los profesores? Se suponía que ya debían estar abajo para dar ejemplo, pero no era así. Todos estaban enfadados llevaban esperando un cuarto de hora, y aun así esperamos media hora más, pero seguían sin bajar. Nos pusimos todos de acuerdo y Laura, la delegada, fue a hablar con la recepcionista para ver si habían salido, pero la respuesta fue negativa.
Ya había pasado una hora y nos empezamos a preocupar, Laura de nuevo fue a hablar con la recepcionista por si nos podía dar una copia de las llaves, pero su respuesta volvió a ser negativa. Al no haber otra opción subimos Miriam, Fran y yo a la habitación, pero llamábamos a la puerta y nadie contestaba. Cada vez golpeábamos más fuerte la puerta hasta que Fran terminó cansándose y empezó a intentar a abrirla por la fuerza. Fran tenía más fuerza de la que aparentaba así que con unos cuantos golpes consiguió abrirla, pero allí no había nadie. Entonces ¿dónde estaban? Los tres nos miramos y salimos corriendo hacia el hall.
-No están- dijo Fran asustado.
-¿Cómo que no están?- preguntó Laura- ¡tienen que estar! Sino…
-Ya, nosotros tampoco lo entendemos- dijo Miriam- nos han debido mentir los de la recepción.
La clase entera nos miraba atónita, tampoco sabían que estaba pasando en ese hotel. Laura estaba enfadada, demasiado enfadada como para hacer algo cuerdo, así que se dirigió a la recepción con cara de muy pocos amigos.
-Where are my teacher?- gritó delante de la recepcionista, quien la miraba asustada.
-I don’t know, I promise. We haven’t got their keys, but please quiet- respondió casi llorando.
-Ufff, ok-dijo Laura que parecía haberse rendido.
Se dio la vuelta, parecía que volvía hacia nosotros, pero se paró y se dio la vuelta corriendo, saltó el mostrador y empezó a buscar por todas partes las llaves mientras las recepcionistas llamaban a los guardias de seguridad. Todo el mundo murmuraba sin embargo, nosotros la animábamos. Cuando llegaron los guardias de seguridad y se la llevaron nos dimos cuenta de que ahora teníamos dos problemas. Necesitábamos pensar así que salimos a la calle, no sabíamos como íbamos a sacar a Laura de la habitación donde la habían metido, y lo peor de todo era que seguíamos sin saber el paradero de los profesores.
Después de pensar varias opciones, optamos por la más lógica después de ir a la policía: ir a todos los lugares que habíamos ido el día anterior, pero teníamos hambre así que sería después de comer. Nos fuimos todos a un Dönner, y con la ayuda de algunas personas a las que preguntamos, pudimos llegar a todos los sitios, pero tampoco estaban.
Volvimos al hotel desesperados, y nos volvimos a ir a dormir sin cenar. La búsqueda al día siguiente comenzaría muy temprano, era temprano cuando Miriam y yo nos fuimos a dormir.
-Miriam, ¿qué crees que está pasando? ¿Nos estarán gastando una broma?- pregunté.
-No creo, ya hubieran aparecido- respondió con mucha seguridad- en cualquier caso vamos a dormir que mañana va a ser un día muy duro.
Fueron las últimas palabras que dijo antes de dormirse pero, yo me quedé despierta mirando la ventana. La miraba fijamente pues había luna llena y las estrellas se veían perfectamente, el cielo estaba despejado y me tenía totalmente hipnotizada. Durante un momento me pareció ver una sombra que al instante desapareció, creía que era solo mi imaginación así que me di la vuelta y me dormí en seguida.

A New Life (Part.2)

Entré en la habitación, la cual era igual de melancólica que el hall, pero me encantaba, era todo muy…gótico, si esa es la palabra adecuada, era precioso aquel lugar. Las camas daban lástima deshacerlas, al igual que abrir aquel armario de aspecto descomunal, ahí cabía mi ropa y la de 20 como yo, estaba todo tan perfectamente colocado, que era para hacerle una foto. Entonces me acordé, la cámara estaba en la mochila. Abrí la mochila, y después de mucho buscar, finalmente la encontré. Fui hacia la puerta para hacer una foto a toda la habitación. Ya estaba preparada cuando, alguien abrió la puerta y me dio en la cabeza. Solo podía ser una persona: Miriam
-Oh Al, lo siento mucho de verdad- dijo asustada
-Aiss- me quejé- no asa nada pero la próxima vez ten más cuidado
-Si, si tranquila pero… ¿qué hacías?
-Es que… me encanta la habitación, es preciosa y la iba a hacer una foto
-Ups lo siento, hazla ahora, ya no corres peligro
Las dos nos empezamos a reír, era la primera vez queme reía desde hacía mucho tiempo. Nunca hubiera imaginado que Miriam me haría reír, que fuera tan divertida, pero seguía extrañándome que me hablaran todos, porque aunque estuviera contenta, quería saber la verdad y si solo era una broma, necesitaba quitarme la venda de los ojos.
-Miriam, te… ¿te puedo preguntar algo?-pregunté con al voz temblorosa, en realidad no sabía si quería saber la verdad o no.
-Pues claro-dijo sonriente- pero ¿es algo malo?
-¿Por qué ahora me habláis todos? ¿Es parte de una broma?
-Pero, ¿cómo puedes pensar eso? A ver, ha sido la primera oportunidad que hemos tenido para hablar contigo, en clase huyes y aquí no puedes escaparte jaja- contestó
Parte de razón tenía, pero me seguía pareciendo muy raro.
Miré el reloj, marcaba las 14:30 ¿a qué hora comeríamos? Estaba muerta de hambre porque no había desayunado nada. Para hacer tiempo, comenzamos a guardar la ropa en el armario, y sacamos todo lo que llevábamos en la maleta. No lo recordaba, pero me metí una cajita negra en forma de rosa, era preciosa y Miriam se fijó atentamente en ella.
-¡Hala que bonita! ¿Dónde te la has comprado?
-Es…es un regalo- dije con tristeza al recordar el pasado
Miriam se dio cuenta de mi cambio de humor, y no le gustó nada, podía observar su preocupación. Se acercó a mí con cuidado y me abrazó.
-¿Qué te pasa?-me preguntó preocupada- aun que nos conocemos desde hoy, por así decirlo, puedes contar conmigo para todo.
Vi en sus ojos que hablaba con sinceridad, pero ¿y si me equivocaba? No quería contarle a nadie mi estado de animo, pero porque nadie me había demostrado que podía confiar en ellos, aun que quizás este caso era distinto y podía contarle todo lo que ocurrió, cual era la razón que me atormentaba desde hacía un año. La volví a mirar, seguía esperando una respuesta, lo veía en sus ojos. No estaba segura, pero pensaba que probablemente fuera Miriam la que cambiara mi estado de ánimo, la que me ayudara a empezar una nueva vida, esa vida que había estado esperando.
Miriam se empezaba a impacientar, se sentía impotente porque sabía que me pasaba algo pero no sabía el que, seguramente era muy frustrante para ella.
Me senté en una de las camas, el colchón estaba en perfectas condiciones, a continuación le hice un gesto para que se sentara conmigo. Casi a la vez que lo hacía se sentó a mi lado rápidamente y me cogió una de las manos con una mano mientras me acariciaba el rostro con la mano libre que le quedaba.
-¿Me lo vas a contar?- preguntó casi suplicando
-Si, pero no es fácil. Eres la primera a la que se lo voy a contar.
-Intentaré ayudarte en todo lo que este mi mano- me apretó con fuerza la mano.
Ella estaba haciendo un gran esfuerzo al escucharme, pues no se lo estaba poniendo demasiado fácil para comprenderme.
-Yo…-comencé- yo tenía un amigo, se llamaba David, y hace aproximadamente un año… se…se suicidó- esta ultima frase se escuchó en un susurro, se me quebraba la voz al pensar en aquello.
La pobre Miriam se quedó blanca, bueno más blanca de lo que era habitualmente… notaba como se le habían puesto los pelos de punta y su larga melena dio un golpe de aire. Solo había pasado un segundo y ya me estaba abrazando. Aun que se lo había contado, seguramente seguía sin saber que hacer, tampoco yo sabía que decirla así que la abracé yo también. Parecía que la afectaba más que a mí, me abrazaba con fuerza, como si no me fuera a dejar separarme de nuevo. Escuchaba su sollozo entre mi pelo, y no pude evitar derramar algunas lagrimas, aquel momento tan triste se rompió cuando llamaron a la puerta.
-¡Chicas, venga que nos vamos a comer!- dijo Fran
Nos separamos y nos quitamos las lágrimas que aun se veían en nuestras caras. Entramos En el baño para lavarnos la cara un poco y arreglarnos, estábamos completamente horribles. Al ver que ya teníamos un aspecto decente cogimos el dinero y salimos de la habitación. Durante el camino hasta el hall, nos mantuvimos ambas en silencio, ninguna quiso hablar del tema, pero veía como Miriam quería decirme algo. Cuando llegamos abajo, todos nos miraban con mala cara, les habíamos hecho esperar demasiado. Ya estábamos todos así que en cuanto llegamos al centro de la ciudad, los profesores nos dieron libertad para ir a buscar un sitio para comer con al condición de que a las 17:30 estuviéramos todos allí. Querían que todos fuéramos al mismo lugar, pero Miriam y yo nos separamos del grupo, sería todo más fácil. Nos fuimos a un McDonnalds que había cerca y nos pedimos un menú cada una, bueno en realidad los pedí yo ya que Miriam no se llevaba muy bien con el ingles. Cuando nos sentamos el ambiente se había relajado y volvimos a hablar como antes.
-Lo siento no debería haberte hecho hablar del tema, pero quería ayudarte y al final mira como me he puesto.
-No pasa nada, te entiendo, además eres la primera persona a la que se lo cuento y yo tampoco sabía como comportarme, así que no me sorprende tu reacción, además no es un tema del que se hable todos los días.
-Y aquella caja… ¿te la regalo él?
-Si, es el único recuerdo queme queda de él… pero tranquila no lo voy a perder.
No hablamos más sobre aquel tema, nos pusimos a comer, mientras nos reíamos de una mancha que había en la pared que era similar ala cara de un cerdo. Acabamos pronto de comer y queríamos hacer algo antes de volver. Estuvimos mirando tiendas hasta que encontramos una en la que, definitivamente, teníamos que entrar: una tienda gótica. Solamente con mirar el escaparate se nos hacía la boca agua, era increíble. Nos miramos mutuamente y entramos.
La puerta era completamente negra, en ella había unos cristales rojos que parecía que estaban hechos con sangre, un escalofrío nos recorrió el cuerpo. Una vez dentro vimos una tienda lúgubre y muy ordenada. La dependienta, quien nos miraba con atención, tenía el cabello rojo como el fuego y unos ojos ámbar que hipnotizaban con solo mirarlos una vez, pero tanto Miriam como yo sabíamos que eran lentillas. Empezamos a curiosear ropa, música… hasta que encontré un colgante precioso, era de cristal y dentro tenía un líquido azul bastante extraño, me encantó así que no lo pude evitar y me lo compré. Nada más salir de la tienda me lo puse, me fijé n que en la bolsita la dependienta había metido un papel. Lo iba a leer cuando me di cuenta de la hora: 17:15.

A New Life

Llegó al fin el viaje más esperado por todos los estudiantes, el viaje de fin de curso. Suponía que sería como el despasado año, solo que con gente nueva. Todos se mostraban nerviosos excepto yo. No paraban de saltar, de gritar… por favor solo era n viaje.

Yo ya había dejado mi maleta así que, me dirigí a un banco que estuviera bien alejado de aquellos locos. Me disponía a andar cuando escuché que alguien me llamaba.

-¡Alesana!- gritaba una voz muy desagradable, era demasiado aguda para mi gusto. Tenía demasiadas manías a pesar de tener diecisiete años. Miraba como se acercaba dando trotes. Era Miriam.

-¡Hola!- Estaba cerca y aún así me seguía gritando, además sabía cómo odiaba mi nombre ¿por qué no me llamaba Al?

Tardé un poco, pero la contesté.

-Hola- dije con desgana- ¿qué quieres?

-¿Tienes ya compañera de habitación?-Me preguntó muy simpática.

Era cierto, era nueva en ese instituto así que no tenía demasiada confianza con la gente, y se me había olvidado preguntar.

-No-contesté con la cabeza agachada.

Sabía que ella había notado que me había puesto roja por la vergüenza. Soltó una pequeña risa adorable.

-¿Te gustaría ser mi compañera? Y así nos conocemos más, es que no se nada de ti, y la verdad es que creo que eres muy agradable pero muy tímida.

Había levantado la cabeza, pero, al acabar de hablar la volví a agachar: había dado en el clavo. Cada vez me sentía más roja,¿por qué no me salía nada bien?

-Vale, la verdades que te lo agradezco, se me había pasado jeje.

-¡Qué bien! Ya verás como nos lo pasamos genial.

No sabía por qué pero, estaba realmente agradecida de que me hubiera hablado, y más de que me pidiera que fuera su compañera de habitación.. Como bien había descubierto, era demasiado tímida además, estaba pasando por un terrible momento, así que me hizo un gran favor al hacer que me distrajera. Ella me seguía mostrando su felicidad, y sus ojos verdes… no dejaban de brillar parecían un par de estrellas.

A pesar de todo lo que había pensado, me di cuenta de que no toda la gente era tan egocéntrica. Me preguntó sobre mis gustos y…la sorpresa fue que no se asustó, además coincidíamos en muchos temas. Cada vez me caía mejor pero, nuestra conversación fue interrumpida: teníamos que subir al avión, y me dio bastante pena comprobar que ella no era mi compañera de asiento.

Había previsto que me iba a aburrir, así queme había subido un libro al avión, el cual comencé leer nada más abrocharme el cinturón.

El avión despegó enseguida sin problemas, a los cinco minutos ya estaba todo mi curso levantado. Alcé la mirada y vi como venía Miriam hacía mí, iba tan sonriente como antes, era increíble como en unos minutos habíamos conectado tanto. Cuando llegó donde yo estaba, se sentó a mi lado, y me empezó a susurrar algo.

-Al, esta noche Fran monta una “reunión” ¿te vienes?

Uf Fran, el loco de la clase… no me quería quedar sola, quería conocer gente para olvidarme del pasado pero Fran…no, definitivamente no podía ir, tenía una buena imagen ante los profesores y no había sido fácil conseguirla, así que no la iba a tirar por la borda en una noche.

-No lo siento, pero hoy estaré cansada del viaje así que me dormiré temprano-mentí, pero no me quedaba otra opción.

-Ah-dijo desanimada- es que la gente quiere conocerte, y como me han visto hablando contigo pues…

Me sentía mal por comportarme así, quizás fuera ella la que me ayudara a hacer amigos… Comencé a replanteármelo desde otro punto de vista mientras veía la cara de Miriam, que estaba llena de desilusión.

-Está bien iré pero… no beberé, ni fumaré… nada, solo hablaré e intentaré pasármelo lo mejor posible.

-¡Genial! Muchísimas gracias, ya verás como no te arrepentirás- gritó.

Cuando se quiso dar cuenta estaba todo el avión mirándonos. Miriam sacó la punta de la lengua y sonrió.

No sabía como iba a acabar aquello: yo, una chica que había vivido un año en la “oscuridad”, iba a salir a una pequeña fiesta. No sabía como tenía que comportarme, así que pensé en estar con Miriam, total no había mucho sitio por donde moverse, era una habitación.

Durante el viaje no hice mucho, solamente hablar y la verdad es que me gustaba esa sensación, hacía bastante tiempo que no me sentía así. Fue algo extraño, era un viaje de dos horas y media hasta llegar a Praga, sin embargo, parecía que solo habían pasado cinco minutos. Me sentía bien en ese momento, hasta dejé olvidado el libro en aquella mochila, con lo que me gustaba leer y…era casi imposible pensar que una sola persona había sustituido mi gran pasión, mi vida, pero así era.

Al bajar del avión, todos vinieron hacia mi ¿Qué pasaba? ¿Qué había cambiado ese día? Unos días antes éramos indiferentes, yo no quería saber nada de ellos y ellos no querían saber nada de mí, y ahora se molestaban en conocerme. Aun así, estaba claro que no me iba a olvidar de mi pasado, sufrí mucho y pensaba en guardármelo para mi sola durante el resto de mi vida.

Aparentemente la ciudad era igual que Madrid, pero al salir del aeropuerto, descubrimos que Praga tenía un encanto natural, tanto que hasta el más burro se quedó maravillado. Tenía un olor diferente, un olor indescriptible pero era especial, unos edificios antiguos preciosos y muchísima tranquilidad. Aún estaba mirando maravillada aquella ciudad, cuando alguien me tocó por la espalda.

-¡Ey Al! Me alegro de que vengas esta noche.

Era Fran, llevábamos ya medio curso y era la primera vez que me decía algo, definitivamente algo había pasado y yo no me había enterado. Le dediqué una tímida sonrisa para mostrarle mi agradecimiento e inmediatamente volví a dejar que me inundara la belleza de esa ciudad hasta que empleamos marcha hacia el hotel.

El hotel era lo suficientemente grande como para perdernos, además de ser grande era bastante era bastante antiguo, pero el interior ya lo habían remodelado. Los colores eran tristes, tenía varios tonos grises que te inspiraba melancolía, aquel sitio me encogió el corazón. Todos miramos alrededor pues nos sorprendió que aunque hubieran remodelado las paredes dándole capas de pintura, los muebles seguían siendo antiguos, parecía que habíamos viajado en el tiempo.

Cuando volvieron los profesores con las llaves de las habitaciones, todos corrieron hacia el ascensor mientras yo decidí subir por la escalera, total no pesaba mucho la maleta y solo era un piso. Las escaleras parecían las de un castillo y las cortinas eran de seda roja, me parecía todo realmente hermoso. Aun así subí las escaleras rápidamente y fui la primera en llegar, los demás seguían abajo pegándose por el ascensor.

Prologo


Estoy atrapada, no puedo salir de este mundo cruel. No veo luz entre tanta oscuridad, no hay salvación, este es e fin, este es mi fin. No quiero sufrir, no quiero llorar en este lugar solitario. Hay dos opciones: ¿vivir o morir? Que más da, soy una simple humana ¿a quién le va importar que me vaya? No hay nada en esta vida que realmente me motive a seguir respirando o simplemente que la sangresiga su curso. A menudo me pregunto si realmente existe una persona para mi o simplemente es un sueño imposible de alcanzar… quiero descubrir ese misterio cuanto antes.

Mi contradicción me esta matando, quiero morir y quiero vivir, siempre pasa lo mismo, como siga así nunca conseguiré nada de lo que quiero pues nunca se qué es lo que de verdad quiero.

Poco a poco he ido perdiendo a las personas que más quiero y recuperando a otras ¿jamás podré tener a todas?