martes, 19 de mayo de 2009

James!


Esta semana toca hablar de James, un nuevo personaje que ha aparecido en la historia. James es un vampiro mayor que ella e incluso mayor que Fran, pero no se pueden imaginar cuan mayor es, pero... a lo largo de su viaje, Fran y Al descubrirán muchos secretos sobre la vida de James que irán saliendo a la luz poco a poco.

Muchos besakos y recordad Hakuna Matata!!

Sayonara!

Nana

The Beginning (Part.3)

Fran se agachó delante de mí, señalándome su espalda, al principio no entendía lo que me quería decir pero finalmente lo comprendí, quería que me subiera a su espalda.

-Puedo andar yo sola.

-¿A nuestro ritmo?

Se me escapó una pequeña risita inocente, se me había olvidado ese pequeño detalle. Me subí en su dura espalda y me agarré alrededor de su cuello con mis pequeños brazos.

-No te caigas-dijo riéndose.

Me agarré con más fuerza y hundí la cabeza en su espalda para sentirme más segura. Sentía como nos movíamos a bastante velocidad, aquel lúgubre lugar se quedaba atrás. Levanté un poco la cabeza, y observé como el paisaje iba cambiando, ahora resplandecía el sol en un cielo completamente despejado, los árboles estaban en todo su esplendor.

La cabeza comenzaba a darme vueltas, mi cuerpo no estaba acostumbrado a esa velocidad, ni el mío ni el de cualquier ser humano normal y corriente. Agaché la cabeza de nuevo, no me encontraba muy bien. Agarré la camisa de Fran con fuerza, pero esa fuerza poco apoco iba desapareciendo, apenas era consciente de lo que ocurría.

-Al ¿te encuentras bien?- preguntó Fran.

-Será mejor que paremos-comentó James.

Las piedras se clavaban en mi cuerpo como si de agujas se tratara, pero lo agradecí ya queme permitió reaccionar y recobrar el conocimiento, ya era capaz de percibir lo que había a mi alrededor. La copa de un gran árbol se encontraba sobre mí, mientras que Fran y James, quienes estaban a mi lado, me ponían sus frías manos sobre la frente.

Me incorporé lentamente con al ayuda de mis dos compañeros.

-¿Dónde estamos?

-Lejos e nuestro punto de partida-contestó Fran quien parecía aliviado de que hubiera despertado.

-Eso no es ninguna respuesta

-En Edimburgo, Escocia.

¿Qué?- grité sorprendida- ¿Ya hemos llegado?

-No corras tanto, aun nos queda un largo camino.

Fran parecía realmente apenado al ver mi cara de desilusión. Me miró a los ojos y al observar que ya no estaba decepcionada su rostro cambió, volvió a aparecer aquella sonrisa tan particular.

Volví a sentir fuerza en las articulaciones. Miré a mi alrededor y observé que íbamos directos a un bosque que no me transmitía buenas vibraciones.

domingo, 17 de mayo de 2009

The Beginning (Part.2)

James nos miraba atentamente, se le notaba preocupado, quizás le estaba haciendo perder un valioso tiempo. Alcé la cabeza y le mostré mi mejor sonrisa a Fran, cada vez me resultaba más fácil mentir sobre mi estado de ánimo, aun no sabía si era una cualidad o un defecto. Me coloqué la mochila y me puse frente a la puerta, ya estaba preparada. Ambos me miraban con atención y empezaron a reírse de nuevo, esta vez no sabía el motivo pero, me dejaba ver que todo el miedo que le tenía a James había desaparecido.
-¿A dónde vas tan deprisa?
-A por David,¿a caso lo dudabais?
-No corras tanto-dijo Fran riéndose-debemos saber cómo está la situación, además…
-¿Además que?
-Bueno… debemos ir a buscar a más gente, como ya te he dicho son demasiados vampiros.
No entendía nada, si faltaba gente ¿por qué se entretenían? No sabíamos que le podrían estar haciendo a David, me sentía impotente pero, para variar ahí estaba Fran para animarme, en esta ocasión también intervino James.
-Tranquila, David está bien- dijo Fran
-Solo está encerrado allí, tenemos que ayudarle a salir, además… ¿has visto la hora qué es?
Miré en seguida el reloj, marcaba la una menos cuarto, lo había pillado, me enviaban a dormir. Miré por todas partes para ver donde podía dormir, James me paró.
-Arriba tienes una habitación, o si lo prefieres puedes dormir en el sofá.
Opté por la primera opción, me despedí de ellos y subí las escaleras. Aquellas escaleras parecían no tener fin. Solo había una puerta al final del pequeño pasillo, cuando entré no me encontré con nada extraño, me pareció raro ya que la casa pertenecía a un vampiro, o al menos eso creía que era. Fran no me lo había confirmado, pero lo supuse por sus rasgos. Me tiré encima de la cama, entonces fue cuando me di cuenta: la maleta se había quedado abajo. Un ruido me sobresaltó, era la puerta. Cuando abrí encontré a Fran con mi maleta.
-Creo que la vas a necesitar.
-Gracias.
Sin decir nada más se marchó, se lo agradecía verdaderamente ese gesto, de repente me di cuenta de que si fallaba algo ¿y el cuarto de baño? Oh en menudo sitio me había metido, una casa sin baño. Fuera no habíamos puertas, así que como no hubiera una puerta dentro de la habitación, esa noche y la mañana siguiente lo pasaría realmente mal. Tal y como me esperaba, llamaron a la puerta, esta vez era James.
-Siento no haber sido más atento, el baño está abajo.
-Oh gracias, me había asustado.
-Lo se, por eso he venido, venga baja al baño que se lo que estás deseando.
Mi cara comenzó a ponerse roja y James…para no perderla costumbres se estaba riendo. James me acompañó hasta abajo, sin embargo ninguno de los dos pronunció ninguna palabra. Al llegar abajo, vi a Fran sentado en el sofá leyendo un libró el cual no alcancé a ver el título. No tardé mucho en el baño. Al salir, Fran estaba en la misma posición y James tenía de nuevo una copa entre sus manos, estaba concentrado en algo pero aun así algo en mí me decía que sabía que yo estaba allí. De nuevo me tocó subir aquellas escaleras, sin embargo en esta ocasión no me costó tanto subirlas. Me tiré sobre la cama y enseguida me quedé dormida, había sido un día muy movido.
A la mañana siguiente, la claridad del sol me despertó, el día era nublado así que solo se podían observar unos leves rayos. Decidí vestirme en la habitación y antes de bajar cogí el móvil, tenía un mensaje de mi madre.

Hija ¿dónde estas? Bueno mejor dicho ¿dónde estáis? llámame rápido y explícamelo estamos todos muy preocupados, te quiero.

Por lo visto los demás tampoco habían regresado aun, seguirían teniendo la esperanza de encontrar a los profesores, quienes seguramente estarían cautivos junto con David. Quería llamar a mi madre pero ¿Qué la iba a decir? Debía inventarme algo, no podía decirle que los profesores estaban secuestrados por unos vampiros, era surrealista y mi madre no me creería. Mientras pensaba posibles mentiras, comenzó a vibrar el móvil. Era mi madre. ¿Lo cogía o no lo cogía? Después de darle muchas vueltas, finalmente pulsé el botón verde.
-¿Diga?
-¡Al! ¿Dónde estáis?-gritó histérica.
- Mamá tranquilízate.
-¿Cómo quieres que me tranquilice?
-Solo te puedo decir que no estoy con los demás.
-¿Qué? Alesana, ya me estás diciendo dónde estás.
-No te lo puedo decir, lo único que te puedo decir es que los demás aun están en Praga.
-Dime donde estás-dijo sollozando
-¡Mamá no puedo, no me vuelvas a llamar!-grité perdiendo los nervios.
-Pero hija…
-Tranquila, volveré a casa aunque no se cuando.
El silencio se adueñó del momento, ninguna de las dos decía nada, pero el móvil era capaz de captar su respiración acelerada. Finalmente habló.
-Entonces… solo me queda desearte buena suerte y que te cuides.
-Mamá no estés triste, ya te he dicho que voy a volver, adiós.
-Adiós hija.
Aquella conversación, aunque no lo parecía me dolió más a mi que a mi madre, porque le había dicho que volvería pero… ¿era eso cierto? Abrí la puerta y estaban James y Fran, ¿cuánto tiempo llevaban ahí? James me puso la mano sobre un hombro.
-Has hecho lo correcto.
Los dos tenían una leve sonrisa, parecían estar satisfechos con mi decisión, sin embargo aquella sonrisa no consiguieron contagiármela. Cada vez me metía en más líos, era increíble la facilidad con la que me equivocaba. Cerré la puerta a mis espaldas y sin decir nada comencé a bajar la escalera. Fran y James me seguían de cerca, cada uno a un lado, parecían unos guardaespaldas. Al llegar abajo, me dirigí al sofá, pero una mano me retuvo.
-Al, nos vamos ya.
-Oh vale, cogeré la maleta.
-No seas loca, no podemos viajar con la maleta.
Suspiré.
Los tres salimos por la puerta en el siguiente orden: James, Fran y por último yo.
No noté el cambio de temperatura, hacía casi el mismo frío dentro que fuera, lo único que cambió fue el paisaje. La casa, aunque poseía pocas habitaciones, era muy hogareña, poseía un calor humano difícil de percibir, sin embargo el paisaje de la ciudad era triste y desolador, parecía que nadie había pasado por allí durante años.

jueves, 14 de mayo de 2009

The Beginning (Part.1)

Como ya había supuesto, Inglaterra era un país frío y lluvioso, por suerte fui inteligente y fui bastante abrigada y con el paraguas en el equipaje de mano.

Londres era un ciudad triste, parecía perdía en el tiempo, quizás esa fue la razón por la que me enamoré de esa ciudad.

Sentí la mano fría de Fran sobre mi rostro, sus ojos ya no mostraban felicidad sino frialdad, Londres había apagado toda la buena energía que transmitía, jamás le había visto así, tenía miedo y no lo quería aceptar. Le cogí la mano y le sonreí demostrándole que estaba preparada para todo. Una pequeña sonrisa se dibujó en su cara, pero seguía sin ser él, no me gustaba verle así, quería ver al Fran loco y sonriente que hacía apenas unos días me había comenzado a hablar. Fran comprendió la mirada que le estaba echando y asintió, cambió su mano de tal manera que ahora él era el que me estaba agarrando a mí. Tiró de mí por toda la calle, no tenía idea de a donde íbamos y quería saberlo, intenté frenarme pero él tenía una fuerza increíble, y su velocidad la estaba controlando con tal que yo no saliera volando. No sabía que hacer para que parara así que opté por los más obvio: gritar.

-¡Fran para!

Se paró de inmediato y se giró para mirarme, en realidad todo el mundo me estaba mirando, mi grito fue demasiado exagerado, mirando a mí alrededor me di cuenta de que todo el mundo me estaba mirando, agaché la cabeza y me puse completamente roja.

-Al ¿estás bien?-preguntó preocupado.

-Si pero… no me hacías caso, y quiero hablar un momento contigo.

-Oh, lo siento-dijo arrepentido-¿de qué quieres hablar?

-¿A dónde vamos?

-A buscar a un amigo, que pensabas ¿qué íbamos a rescatar a David tu y yo solos?

No respondí.

-no me digas Al, por favor eso es… imposible. Son demasiados vampiros además, tu solo eres una humana.

Esta última frase la dijo con cierto tono de desprecio, y aunque tratara de demostrar lo contrario, me dolía que me tratara así. Le miré a los ojos, por su expresión supuse que no estaba orgulloso de lo que acababa de decir, pero no se equivocaba, todo era cierto.

-Venga, vamos a continuar.

Me volvió a coger de la mano, esta vez con más fuerza e íbamos bastante más rápido. No dije una palabra durante el camino, parecía que aquel grito me había dejado afónica, pero no era así, aun estaba pensando en aquella frase, tenía ganas de gritarle, de pegarle… sin embargo no hice nada.

No se cuanto tiempo duró el viaje, pero me pareció realmente largo aunque fuéramos a gran velocidad. Fran frenó en seco y por poco salgo volando, ya habíamos llegado. Era un edificio aparentemente nuevo, rodeado de rosales, pero tenía algo que… no me gustaba.

-Espera aquí un momento.

Fran fue hacia la puerta y llamó al timbre. Inmediatamente la puerta se abrió. ¿Ese amigo también era un vampiro? Me quedé esperando tal y como me dijo, no sabía a que clase de “persona” conocería.

La calle estaba desierta, no había ni un pequeño pájaro revoloteando alrededor de los árboles…Empecé a imaginarme el aspecto de David después de un año, se supone que siendo un vampiro tendría el mismo aspecto pero… tenía el presentimiento de que nada sería igual.

Fran salió del edificio con lentitud, como si tuviera todo el tiempo del mundo, y en el fondo así era, pero teníamos que salvar a David y no sabíamos cuanto tiempo aguantaría allí. Se acercó, me cogió la mano y dijo:

-Ven conmigo.

Agarrándome de la manó tiró de mí, en aquel momento parecía fuerte pero, en realidad, tenía miedo de lo que pudiera pasar. Entramos en el edificio, por dentro también sentía un ambiente un tanto extraño. Avanzamos por el pasillo hasta una amplia habitación llena de cuadros y un sofá de cuero negro al fondo. No quería soltarme de la mano de Fran, me sentía segura, tenía miedo de que me ocurriera algo que no pudiera contar más tarde. La puerta se cerró, me fijé en una figura esbelta de un hombre que estaba sentado en aquel sofá, tenía la cabeza agachada y una copa entre las manos con los dedos entrelazados.

-Acercaos.

Su voz era penetrante y madura, parecía que, a pesar de su aspecto que no aparentaba más de 25 años, había vivido autenticas calamidades durante toda su vida. Tal y como nos dijo nos acercamos, el paso de Fran era firme a pesar de no conocerle mucho, pero su mirada indicaba que le tenía cierto respeto. Fran parecía más maduro que nunca, entonces recorredlo que era ¿de verdad tenía 18 años o era verdad que le habían convertido hacía poco? No me dio tiempo a pensar más en ello, ya estábamos frente a él.

-¿Es ella?

-Si James, es ella.

- No la veo nada especial ¿cómo nos puede ayudar?

-Aun no lo se, pero David la llamó.

Puso la copa sobre una pequeña mesa situada cerca del sofá. Se levantó y, hasta ese momento no me había dado cuenta lo larga que era su melena púrpura. Se acercó a mí con paso elegante y me alzó la cabeza con su helada mano. Hacía tanto frío en aquel lugar que apenas notaba su mano, solo supe que me estaba tocando cuando una de sus afiladas uñas me rozó el cuello, jamás había tenido tanto miedo. Estaba segura de que él sintió mi terror, me quitó la mano y sonrió.

-Tranquila, no temas… no soy la persona más peligrosa con la que te vas a topar.

-Dice la verdad.

Por mucho que me lo hubiera asegurado Fran, mi miedo no se iba. Fran y aquel hombre que se hacía llamar James, me miraban fijamente y de repente empezaron a reírse a carcajadas.¿De qué se reían? No me parecía correcto que yo temiera por mi vida y ellos se rieran de mí. Mi cuerpo se fue relajando, mi enfado era tan grande que veía como el momento de mi muerte se alejaba por momentos, el enfado poco a poco se transformó en alivio conforme pasaban los segundos estaba cada vez más relajada. Fran me miró cuando ya me había calmado, pararon de reírse pero la sonrisa se mantuvo en aquellas caras tan… perfectas. Cualquiera se hubiera quedado embobada mirándoles pero yo tenía a otra persona en la cabeza: Miriam. No podía evitar echarla de menos, pero seguramente después de haberla dejado así, preocupándose por mí… pensaba que ya no había nada que hacer, me odiaría siempre por esa estupidez. Fran, al observar mi cara intuyó enseguida lo que me ocurría.

-No te preocupes por eso ahora, tienes cosas más importantes en las que pensar.

-Lo sé pero…

-Al, no te va a odiar por esto, te lo prometo.

miércoles, 6 de mayo de 2009

David

. Hoy voy a hablar sobre David.

David es un amigo de la infancia de Alesana, éste se "suicidó" hace un año y ahora a aparecido de nuevo haciendo que Al se desmaye con cierta frecuencia para mantener el contacto con ella, la pide nada más y nada menos y que le ayude a escapar del lugar donde está "prisionesro".

Muchos besakos y recordad Hakuna Matata!!

Sayonara!

Nana

domingo, 3 de mayo de 2009

Help Me(Part.3)

Cuando desperté, seguía profundamente dormida pero ahora su boca estaba abierta y un hilo de saliva se resbalaba por las comisuras de la boca. Intenté no hacer ruido para no despertarla, pero no era exactamente una persona hábil, y como era de esperar me di un golpe en el brazo. Apenas sin quejarme, la miré y me di cuenta de que seguía dormida, realmente tenía un sueño profundo, parecía que nada ni nadie la podría despertar así que a dejé dormir un poco más. Entré en el baño para ducharme, me entretuve demasiado pero ni aun así se había despertado, me daba lastima pero la tuve que despertar.
-Miriam despierta, se está haciendo tarde.
-Déjame un poco más…-susurró.
-Jajaja pareces una niña pequeña
-Por eso mismo, mímame un poco
-Venga, levántate o sino… me enfado- refunfuñé
Finalmente logré que se levantara, tenía unas ojeras que parecía que la habían pegado un par de puñetazos. Se estiró y sin decir nada se fue al baño, mientras yo la esperaba sentada en la cama leyendo aquel libro que había abandonado, no recordaba cual era hasta que lo cogí: Orgullo y Prejuicio. Siempre me había encantado aquel libro, pero había algunos que lo superaban, a pesar de ello me llevé aquel libro sin ninguna razón aparente. Leí un capitulo y medio hasta que salió, sin duda había dado un cambio radical, las ojeras habían desaparecido, se había alisado el pelo y estaba más despejada, me encantaba, estaba más guapa que nunca, la quería no podía evitarlo ocupaba el 90% de mi corazón.
Se acercó a mí, me acarició, me besó…nunca antes me había sentido tan bien, quería estar así para siempre pero sus labios se separaron de los míos. Sus ojos me decían: te quiero. Que sensación tan exuberante, pero aquel sentimiento se esfumó cuando recordé a David, a Fran, mi “misión”… aun no había decidido qué hacer. Me empecé a agobiar, me faltaba el aire, poco a poco la conciencia me abandonaba. Miriam me miró asustada, empezó a zarandearme para que despertara, gritaba mi nombre con todas sus fuerzas hasta que volví a la normalidad. Su rostro mostraba terror, dolor… no sabía como explicarlo, pero sus ojos estaban apunto de estallar, en cualquier momento un millón de lágrimas caerían sobre su rostro, esas lágrimas que yo tanto odiaba ver en la persona que amaba.
-¿Qué te pasa? ¿Por que llorara?-pregunté cariñosamente
-¿Por qué haces eso? ¿Por qué te ausentas cada vez que estoy contigo? ¿Acaso no me quieres?
-¿ Como no te voy a querer!- contesté ofendida- Miriam yo te amo.
-Entonces… ¿por qué?
-Tengo demasiados problemas, eso es todo… pero, son cosas mías.
-¿No confías en mi?
- Si pero todo esto es muy lioso… no te puedo contar nada, no te quiero poner en peligro.
Su cara cambió de manera radical, no se conformaba con esa respuesta, no sabía muy bien que decirle ¿qué pasaría si se enterara que conozco a vampiros? Seguro que pensaba que la estaba mintiendo. Me clavaba aquellos ojos verdes contra los que me volvía muy vulnerable, se movían de arriba abajo, buscando alguna pista en mi cara, se retiró decepcionada y se marchó de la habitación.
Observé durante un momento la puerta, confiaba en que en cualquier momento volvería, perola ilusión despareció rápidamente. Saqué mi maleta y comencé a meter ropa mientras un millón de lagrimas caían por mi rostro, no debía llorar, no podía contarle nada por más que la amara, no debía ponerla en peligro, mientras estuviera viva nada importaba. Un golpe en la puerta hizo que me sobresaltara, tal fue el susto que me pillé los dedos con la maleta ¿Sería Miriam? Un rayo de esperanza volvió a mi interior, me daba igual el dolor de mis pequeños dedos, confiaba en que me habría perdonado, pero una vez más la decepción regresó, había sido solo el viento. Me di la vuelta de nuevo, quería acabar pronto de hacer la maleta e irme sin que nadie me viera. Una figura de una persona sobre la cama me sorprendió, era Fran.
-¿Preparada?-preguntó mientras se incorporaba.
-Si, pero…
-¿Pero que?
-Tengo miedo de no conseguir ayudarle.
Se acercó a mi lentamente y me abrazó. Aun que sentía sus manos frías en mi espalda, su interior aun albergaba calor, pero un calor que no se podía percibir fácilmente, era la amabilidad que aun conservaba. Apoyé mi cabeza en su hombro, necesitaba fuerzas para comenzar aquel viaje del que no sabía casi nada.
Me separé de él y con la cabeza agachada cogí la maleta, cuando me giré ya no estaba. Me paré en la puerta para echarle el último vistazo a la habitación cuando caí en la cuenta de que me buscarían por cielo y tierra y no quería eso, cogí una hoja y un bolígrafo y comencé a escribir:

Amigos, lo siento mucho pero debo irme, no diré las razones solo os pido una cosa, no me busquéis, estaré bien.
Muchos besos y no olvidéis nunca que os quiero.

No os olvidaré.


Dejé aloja sobre la mesa, para que Miriam la viera en cuanto entrara en la habitación. Ahora sí, era el momento de irme, volví a coger la maleta y me marché.

No me sería muy difícil llegar al aeropuerto, cogería un taxi y le diría que me llevase hasta allí, no quería romperme demasiado la cabeza, ya tenía demasiado en lo que pensar. Cogí en seguida el taxi y llegue al aeropuerto aproximadamente a la media hora. Fui a comprar el billete hasta Londres y luego allí cogería algún autocar pero tuve mala suerte, no tenían asientos libres hasta la semana siguiente. No sabía que iba a hacer, no podía vivir una semana en un aeropuerto. Me fui a un banco para pensar en una posible solución. Tantos problemas eran agobiantes, de repente noté una mano en mi hombro, era demasiado conocida.
-¿Aun estas aquí?-preguntó Fran.
-¿No tienes algo más agradable que decirme?
-Está bien, hoy parece que no estas de buen humor, vamos a dejar las maletas, el avión sale dentro de dos horas
-Que avión, no hay asientos
Metió su pálida mano en el bolsillo trasero del pantalón y sacó dos billetes de avión con dirección Londres. Mi cara de sorpresa le causó una gran satisfacción, en su rostro se mostraba una amplia sonrisa que demostraba como le gustaba sorprenderme. Sin quitar la sonrisa tan arrebatadora que tenía en aquel momento, me dio uno de los billetes y tiró de mí hasta que dejamos la maleta.
Aun quedaba una hora, así que nos sentamos y ninguno dijo ni una palabra, pero de vez en cuando mi vista se de desviaba y comprobaba como aun mantenía la sonrisa. Aquella hora fue la más larga de mi vida, mi único entretenimiento era ver como pasaba la gente y recordar a Miriam ¿habría leído ya lanota? ¿Seguiría enfadada?, muchas preguntas rondaban mi cabeza cuando sentí una mano helada sobre mi mano izquierda. Ya era la hora.

El avión ya había despegado cuando Fran decidió romper aquel silencio tan incomodo, ya estaba durando demasiado.
-¿Vas a estar así todo el viaje?
-No tengo nada que decir.
-No mientas, Al-dijo enfadado, su cara había cambiado de expresión.
-No te metas en mi cabeza sin permiso.
- Lo lamento, pero hazme las preguntas que quieras, ya sabes que para eso estoy aquí-su rostro cambió de nuevo.
-Está bien ¿por qué has cogido un avión si puedes viajar a grandes velocidades?
-Jajaja, muy fácil. Encima que te he metido en esto lo menos que podía hacer era hacerte compañía. Venga hazme la pregunta que mas te está dando quebraderos de cabeza.
-¿Cómo está Miriam?
-Confusa, apenada… creo que ya te lo imaginabas.
Era cierto, me lo imaginaba pero no quería creerlo, me estaba portando muy mal con ella y no se lo merecía, pero necesitaba ver de nuevo a mi amigo, quería ver con mis propios ojos que aun seguía a mi lado. Miriam era todo para mí, pero necesitaba los ánimos que David siempre me había dado.
Creo que eso fue lo ultimo que escuche durante ese viaje, después de saber como se sentía Miriam, me olvidé de todo lo que estaba a mi alrededor, solo podía imaginarme a Miriam tirada en la cama desconsolada.
Permanecí todo el viaje en silencio, de vez en cuando miraba a mi alrededor, pero sin prestar atención, no atendía al pobre Fran que se estaba “sacrificando”. Cuando me quise dar cuenta ya estábamos descendiendo y Fa estaba mirando por la ventana, parecía concentrado en algo miré por la ventana pero solo se veía una pequeña ciudad borrosa por la niebla, estaría mirando algo mas allá de lo que yo alcanzaba a ver. Me volvía sentar bien y cerré los ojos durante un momento, y al abrirlos Fran me miraba fijamente. Retiré la cara rápidamente, me sentía molesta al sentir su cara tan cerca.
-Lo siento-dijo apenado
Se sentó bien con rapidez, en ese preciso momento nos estaban diciendo que nos abrocháramos el cinturón. El descenso me pareció bastante rápido, no tardó mucho en poner las ruedas en el suelo.
Tardó bastante en frenar pero finalmente se paró, antes de queme quisiera dar cuenta, Fran ya estaba con el equipaje de mano en una de sus manos mientras me tendía la otra y me decía.
-Bienvenida a Londres.

sábado, 2 de mayo de 2009

Help Me(Part.2)

Esperé unos minutos pero no obtuve respuesta, ¿había acertado? No conocía a nadie que le hubiera pasado algo tan… increíble.
-Ya te has respondido tu sola-dijo al fin.
-Bueno y ¿cómo quieres que te ayude?
-Habla con Fran, dile que ya lo sabes todo y él ya te explicará lo que te falta por saber.
-Está bien- dije no muy convencida- tengo una pregunta.
-¿Sobre qué?
-¿Los demás vampiros pueden leer las mentes?
- Algunos sí.
-Entonces ¿nos están escuchando?
-No, he creado una pequeña barrera. Al, me tengo que marchar, vienen unos indeseables. Cuando hables con Fran intentad contactar conmigo.
-¿Cómo?
-Ya lo descubrirás.
No escuché nada más, me quedé sentada en aquella fría cueva con mi chaqueta larga tapándome por completo. La lluvia cesó repentinamente, me puse el abrigo y continué mi incansable búsqueda. Durante un largo periodo de tiempo di vueltas por la zona, pero siempre llegaba al mismo lugar ¿Quién me mandaría salir del hotel? Miré el reloj, marcaba las 20:50, ya estaba desesperanzada por completo, pero como si fuese un regalo divino el camino apareció después de varias horas de vagar en la penumbra.
Cuando entré en el hotel, estaban todos reunidos en el hall alborotados y sabía muy bien quién tenía la culpa de todo. Estaban todos exceptuando una persona… Miriam ¿dónde estaba ella? Miré en cada rincón del hall, demacrada, exhausta… pero todote daba igual solo quería verla. Pasé inadvertida hasta que finalmente Laura me vio.
-Al, ¿dónde estabas?-gritó.
-Me perdí en el bosque, lo siento…-estaba realmente arrepentida-pero… ¿dónde está Miriam?
- La hemos dado un calmante y ahora está dormida, se había puesto histérica.
En cuanto escuche estas palabras subí corriendo las escaleras a pesar de que casi no podía con mi alma, pero una vez arriba… en vez de ir a mi habitación fui a la de Fran. Me paré frente a su puerta, automáticamente se abrió, sabía que iba a ir, pero ¿se lo dijo David o solamente lo intuyó? Me resultaba muy difícil habar de David y saber que… estaba “vivo”, el dolor que había pasado hasta aquel momento regresó, pero en el fondo me alegraba, como no me iba a alegrar, no había perdido a mi amigo, la vida me había dado una segunda oportunidad para hacer bien las cosas.
Entré en la habitación, aun tenía miedo de estar a solas con él. A primera vista parecía que no había nadie, avancé unos pasos cuidadosamente a lo largo de la habitación y la puerta se cerró detrás de mí con un fuerte portazo.
-Te estaba esperando.
-¿Has hablado con David?
-Si, me ha dicho que ya lo sabes todo, espero que sea cierto.
-Claro que lo es pero, ¿cómo puedo ayudarle.
- Ven siéntate- dijo mientras me señalaba la cama- lo primero que has de saber es que David no está aquí, ni en España.
-Entonces ¿dónde está?
-En una pequeña región de Escocia, es prisionero de un príncipe vampiro, su libertad está muy limitada, lo tienen atado en corto.
-Pero ¿por qué? ¿Qué le ha hecho David a ese príncipe?
-No le buscan a él, sino a algo que tiene.
-¿El qué?
-Poder, quieren su poder… bueno realmente el poder que aun no ha utilizado.
-¿Qué poder? Esto cada vez me resulta más extraño
-Es normal que estés así, a mi me han estado comiendo la cabeza todos los días para que lo aprendiera todo pronto, pero debes saber Al, que tu también tienes un poder parecido pero no sabes utilizarlo aun, al igual que David, precisamente ese fue el motivo por el que os conocisteis, la atracción de poderes.
No comprendía muy bien lo que me decía ¿poder? Yo no tenía de eso… pero pensando en todo lo que había ocurrido esos días quizás debía creerle. El miedo hacia él se había ido ahora era capaz de mirarle a los ojos, y por primera vez me día cuenta que eran espectaculares, quizás en algún momento pudieron darme miedo pero ahora… sentía cierta envidia.
Ya sabía donde se hallaba David, pero Escocia estaba bastante lejos de allí, además me habían dicho “un remoto lugar” y lo más importante ¿de dónde sacaría el dinero para viajar hasta allí? Todo era tan complicado
-Tranquila, no te agobies, yo te llevaré- me dijo Fran
No sabía si fiarme de su palabra o no, era todo demasiado raro, ese viaje tan imprevisto, era casi… irreal, al menos para mi mente. Tenía que tomar una decisión rápido… al principio seguía sin creerme nada pero, era una oportunidad para creer que aun David seguí en este mundo.
Me fui a mi habitación, Fran no se movió del sitio pero me seguía con la mirada hasta que crucé la puerta. Me sentía agobiada al pensar por un momento, que por el miedo podría abandonar de nuevo a David. Entré en la habitación esperando ver a Miriam dormida en la cama, pero no estaba allí, era muy extraño, ya era tarde. No podía esperarla, necesitaba meterme en la cama y pensar en lo ocurrido, sin embargo el sueño me pudo y me quedé dormida profundamente.
-Al ¿vendrás?- dijo David esperanzado.
-Aun no lo se, porque… aunque fura ¿qué cambiaría?
-Más de lo que crees seguro, ten confianza.
No era la primera vez que escuchaba esas palabras, no hizo falta que le contestara él sabía de sobra que era lo que pensaba en ese momento. Intenté no pensar en ello, en cierto modo me molestaba ¿por qué se metía en mis sueños? Solo necesitaba olvidarme un poco del mundo. Un ruido me despertó, era Miriam que se había golpeado la pierna con algo, por lo que vi no estaba muy cuerda, olía a ron mezclado con algo que no conseguí distinguir.
Estaba tirada en el suelo sin parar de reírse, así que encendí la luz. Estaba completamente roja y respiraba con dificultad, la ayudé a levantarse y a que se tumbara en la cama. Su aroma había desaparecido, ahora solamente olía a alcohol, a saber donde había estado… La tapé con una manta y cuando me quise dar cuenta, ya estaba dormida, parecía muy tranquila, una leve sonrisa se había quedado en aquella cara que tanto adoraba. Me quedé mirándola un rato hasta que me volví a quedar dormida.