sábado, 20 de marzo de 2010

More Near (Part.2)

Me liberé de James con facilidad, él seguida convencido en que era preferible que no me acercara, no sabíamos como podrían reaccionar, sin embargo hice caso omiso a su mirada de advertencia y avancé hacia ellos con precaución. Intenté crear el menor ruido posible para que no se percataran de que cada vez estaba más cercana a ellos, pero tal y como si fueran animales por completo, gracias a sus delicados oídos captaron mis pasos al instante. Ambos giraron la cabeza hacia mí, las chispas de tensión habían desaparecido y la reacción de Hachi era claramente distinta a la que habíamos tenido previamente. Mi paso no se detuvo en ningún momento. Ya cercana a ellos miré a Hachi con ternura pero fui directamente hacia Kyo. Agarré al gato naranja y lo puse sobre mi pecho sin temor alguno con la intención de que se agarrara a mi pecho. Mi debilidad por los gatos permanecía intacta. Miriam se acercó a Hachiko viendo que no había peligro, pasó su mano por la cabeza de nuestra compañera y se sentó a su lado. Me fui alejando poco a poco de Miriam, no quería que se crispara más el asunto de Hachi y Kyo. David y James estaban juntos apoyados en la pared, charlando como si no ocurriera nada, pero apenas les presté atención, ahora solamente me fijaba en aquel gato que sostenía en brazos, acariciaba su suave pelaje mientras escuchaba un ronroneo en mi cuello. Estaba metida en mi mundo cuando la voz de James hizo que volviera a la realidad.

-No te distraigas sino quieres asustarte.

Pensé todo lo que pude en esas palabras pero no conseguía comprender a que se refería. Inmediatamente una nube de humo apareció en mis manos, tomó la forma de un hombre y tras esa bruma apareció Kyo, el detalle es que estaba completamente desnudo. Mis manos que agarraban su torso sin ropa, lo soltaron como si me hubiese dado calambre. Sentí la cara acalorada y me di la vuelta avergonzada, fijé los ojos en el suelo intentando olvidar lo que había visto. Escuchaba de fondo las carcajadas de James y David. Comprendí entonces las palabras de James. Levanté la vista y vi los dos tapándose la boca, aguantándose las ganas de seguir riendo.

-Te lo dije-comentó James-¿A que te has asustado?

Mi mirada ausente cambió en cuanto escuché esas palabras de su boca, el calor de mi cara había dado un pequeño viaje hacia mis ojos que me hervían de puro odio ¿cómo podía haberme hecho eso? En ese instante me sentí como una niña pequeña, era la victima de todas las bromas al ser ignorante en esos aspectos. Estaba tan enfadada que hasta ignoré la presencia de Miriam, quien me miraba preocupada. Poseía a Hachiko entre sus brazos como si se tratara de un bebé, ella aún no se había transformado. Me coloqué detrás de Miriam intentando esconderme de las miradas de los dos traidores que se hacían llamar amigos. Por encima del hombro de Miriam conseguí ver como Kyo se tapaba con las manos y hablaba con James, éste se quitó la camisa y se la ofreció al pobre chico. Kyo se la ató por la cintura de tal manera que tapara sus partes. Su rostro enrojecido mostraba que no era la única persona que lo estaba pasando mal, realmente él lo estaba pasando peor que yo.

Poco después una pequeña explosión se escuchó frente a mí; Hachiko volvía a ser la misma de antes y al igual que Kyo, apareció sin ropa. Solté un grito bastante escandaloso sin quitarle los ojos de encima a Hachi y salté hacia atrás cayendo al suelo. En vez de mirar a Hachiko todos me miraban a mí. La mirada de Miriam me hacía daño al notar su indignación al ver mi cara roja. Moví la cabeza varias veces para volver a pensar con tranquilidad, me levanté y abracé a Miriam. Hachiko estaba ahora con su padre quien la cubría con su gran cuerpo.

-Lo siento, no quería reaccionar así.

-¿Te ha gustado?- me preguntó amenazante pero entristecida.

-Eso no importa, yo te quiero a ti.

-No me has contestado-sus lágrimas comenzaron a tocar mi cuello-dime la verdad.

Tragué saliva bruscamente sin soltarla, tenía miedo de decirle la verdad pero también me dolía verla así. Sus lágrimas caían cada vez con más frecuencia. Intentaba separarse de mí pero no la dejaba, mi fuerza aumentó en cuanto se me pasó por la cabeza que podía perderla. Nuestros compañeros no intervinieron en ningún momento pero sus miradas no se apartaban de nosotras. Mantuve en todo momento la compostura, parecía que no me afectaba nada, ni sentía ni padecía ningún dolor, ninguna alegría… solamente tenía en la cabeza no dejarla escapar. Finalmente dejó de forcejear conmigo al ver que no tenía ninguna posibilidad y me abrazó también, mis brazos se relajaron y convirtieron un abrazo exento de fuerza en uno lleno de ternura.

-Lo siento-susurre empezando a perder el control de mis emociones-da igual lo que haya visto hace un momento, yo te quiero a ti y siempre será así.

-Lo se, yo también te quiero pero, intenta comprenderme un poco.

-Lo hago, créeme que lo hago.

Iba a decir algo pero la interrumpí tapándole la boca con mi dedo índice y la besé. Cerré los ojos e imaginé que era el primero de todos, en aquella habitación de hotel, era tan reconfortante esa situación que por fuerza mayor debía ser interrumpida. David me dio un golpecito en la espalda y me señaló que debíamos continuar.

La puerta continuaba cerrada, Kyo y Hachiko solo habían sido capaces de rozar el pomo cuando se transformaron. Esta vez James, quien tenía un cuerpo espectacular, se acercó a la puerta, giró el pomo y tiró de él. Tras la puerta alcanzamos a ver como una habitación desaparecía por completo. Todos dimos un paso hacia atrás, asustados por lo que acabábamos de ver, excepto James quien dibujó una sonrisa cómplice en su tersa cara.

-Ahora llega lo bueno-dijo sin borrar aquella mueca.

Avanzó un paso, nos quedamos petrificados al comprobar como James no caía en la más profunda oscuridad, aunque pareciera que no había nada mi amigo se sostenía en algún sitio. Después de dar unos cuantos pasos se quedó parado y miró a su alrededor, parecía buscar algo. David adelantó uno de sus pies con cuidado, comprobando que realmente se podía andar. El pie no atravesó la oscuridad, se detuvo a la misma altura que los nuestros, sin duda había suelo pero estaba oculto. Nos acercamos a James despreocupándonos de poder caer. Nuestro compañero continuaba buscando, ahora estaba nervioso mirando hacia todas partes. Su cuerpo se relajó cuando posó sus ojos sobre la esquina superior derecha de la habitación, o lo que fuera aquel lugar. Seguí la trayectoria de su mirada pero no conseguí ver nada, estaba todo demasiado oscuro como para diferenciar aunque fuese una silueta, no conseguía ver más allá de un metro de distancia de mí. No se oía ningún ruido, ni siquiera nuestra respiración. Me estaba poniendo nerviosa, di un paso atrás chocándome con Miriam, quien me sujeto los hombros para que no me moviera. Acercó su boca a mi oído pero, fuera lo que fuera lo que me iba a decir se quedó en sus labios. James habló.

-Shallow deja de esconderte, sé que estás ahí.

No huno respuesta, sin embargo el suelo retumbó. ¿Un terremoto? No, no era tan intenso. Parecía más bien como si algo, o en este caso alguien, hubiera caído al suelo. Miriam continuaba agarrándome., pero esta vez me apretaba tanto que sentía sus uñas clavarse en mi piel.

La habitación fue volviendo lentamente a la normalidad. No era muy grande pero tampoco muy pequeña, su tamaño estaba bien proporcionado para la cantidad de personas que estábamos allí en ese momento. Al fondo, la figura de una chica, aparentemente joven, se levantaba del suelo. Vestía una camiseta de tirantes negra y unos pantalones militares, parecía una joven totalmente normal, la diferencia estaba en su cabello corto y alborotado de color morado con reflejos blanco. Al contrario que los demás, ella no se acercaba a paso lento, aquella muchacha se acercaba dado pequeños saltos con aspecto alegre, durante un momento dudé que realmente fuera nuestra enemiga. Conforme se iba acercando comprobé que no era mucho más alta que yo. Se quedó parada frente a nosotros, a pocos pasos de distancia. Di un paso hacia atrás pisando a Miriam, parecía que tenía fijación ese día por lastimarla, pero no se quejó por mucho daño que le hiciera.

-Has tardado mucho en salir. ¿Qué ocurre? ¿Tienes miedo?- dijo James con cierto aire de superioridad.

-¿Miedo yo? Serás tú el que tienes miedo porque con lo que has tardado en llegar…

-Hemos tenido unos contratiempos señorita “acomplejada por su estatura”-añadió mirando las botas que llevaba la chica con una plataforma bastante alta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario