martes, 23 de marzo de 2010

Friend or Enemy? (Part.3)

-Pero yo no sé quien es mi alma gemela.

-Pensamos que… era Miriam.

-Entonces… ¿no puedo pasar?-dije mientras el corazón se me despedazaba un poco más.

-Así es.

Hachi y Kyo se pusieron unos guantes y se cogieron de la mano. Pasaron aquel vacío mientras David y yo esperábamos sentados a que mataran a Reik y regresaran. Nos esperaban muchas horas por delante, o incluso días y no teníamos más que nuestra capacidad de hablar.

Al principio ambos nos mantuvimos en silencio, no sabía que podía estar pasando por su cabeza en esos momentos pero se mostraba realmente serio, pero que tuviera esa actitud no me ayudaba a comenzar una conversación. Fran, Miriam… todos regresaban a mi cabeza cual afiladas estacas, un segundo más así y no se que hubiera sido de mí. Empapé mis labios de saliva y hablé.

-Oye David… ¿quién es tu alma gemela?- pregunté con curiosidad.

Si te soy sincero, ni yo mismo lo sé.

No sabía mucho acerca de esos temas, nunca me había entrado la duda por descubrir quién podría ser mi alma gemela, y tras esta conversación caí en la cuenta de que quizás tampoco David se lo había preguntado nunca.

Los pies se me estaban quedando dormidos, aquel hormigueo tan insoportable me subía por las piernas, me estaba poniendo nerviosa. Por si fuera poco mi estómago rugía más fuerte que nunca, hacía bastante tiempo que no comía nada decente. El sonido provocado por el hambre que sentía alertó a mi amigo. Buscó por sus bolsillos algo de comida pero lo único que encontró fue polvo. Me encogí en el suelo para intentar borrar aquel sonido tan desagradable, pero seguía sonando igual de fuerte, me sentía muy avergonzada. Intenté dormirme varias veces pero debido al hambre me resultaba imposible, sin embargo el mirar a David con los ojos entronados me relajaba; su figura quieta y pensativa me daba la tranquilidad que necesitaba. Mis oídos afortunadamente se hicieron inmunes al rugido de mis tripas y me quedé dormida agarrando el colgante de cristal que le había regalado a Miriam.

Unos leves empujones de mi amigo consiguieron perturbar mi sueño, su pálido rostro parecía preocupado, tenso… No le di tiempo a decirme nada cuando vi que el cristal brillaba tal y como ocurrió días atrás. El resplandor me cegaba. Con la muerte de Miriam pensaba que ya no brillaría nunca más, creía que Miriam y aquel cristal estaban relacionados de alguna manera, sin embargo tras esto mi teoría había caído. El brillo llamaba mi atención, era incapaz de desviar mi vista hacia otro lado, pero no era la única, David tenía la misma actitud que yo, su cara de incredulidad era difícil de ocultar. Con cuidado cogió el colgante de mi mano y lo examinó. Esperé durante unos minutos sin embargo el seguía absorto en el cristal, dándole vueltas para un lado y para otro ¿Qué estaría buscando? En esos momentos mi paciencia era más limitada que nunca, esperaba una respuesta impaciente pero no llegaba a pensar que esa respuesta tampoco mi amigo la encontraba. David apenas pestañeaba, el brillo le tenía hipnotizado, llegó un momento en el que me preocupaba. Le zarandeé con cuidado hasta que reaccionó asustado.

-¿Qué ocurre?- preguntó.

-¿A mí? Di mejor que te ocurre a ti, desde que lo has cogido estás muy raro.

- No digas tonterías Al, son solo imaginaciones tuyas.

Me retiró la mirada rápidamente, eso me hizo sospechar que algo ocultaba. Insistí en muchas ocasiones pero no me contaba nada. Fuera lo que fuese debía ser muy fuerte como para ocultarlo con tanto ahínco. Continuaba con el cristal en la mano, ni siquiera me lo había ofrecido de nuevo. Lo tenía colgando de un dedo mientras su mirada ya no se fijaba en él sino que dejó la mirada perdida en el horizonte. De vez en cuando el colgante brillaba con más intensidad, entonces volvía a captar la atención de David, pero en cuanto disminuía volvía a mirar hacia el vacío. Parecía esperar algo que no ocurría.

Los segundos parecían horas con tanto silencio. La falta de movimiento provocaba que mis articulaciones apenas pudieran moverse. David no había cambiado de posición en ningún momento, parecía una estatua pero de un momento a otro se levantó de un salto.

-Imposible- dijo.

Miré a nuestro alrededor, nada había cambiado.

David avanzó unos pasos con la boca entreabierta. Su cara me preocupaba, parecía haber visto algo realmente paranormal, pero no era lógico que él se asustara por algo así, al fin y al cabo, era un vampiro. Dejó caer el colgante, si no era rápida se rompería en mil pedazos. Llegué de milagro para que no se estampara contra el suelo. Aunque estaba entre mis manos el resplandor seguía cegándome. El cristal estaba frío, su tacto era similar al de un trozo de hielo, casi podía asegurar que en realidad era un trozo de hielo pues me quemaba las manos.

Tirada en el suelo noté como una ráfaga de fuerte viento tomaba contacto con cada poro de mi cuerpo e hizo que me estremeciera. Escuchaba una voz calmada mientras me refugiaba entre mis brazos, al principio creía que solo estaba en mi cabeza y que eran imaginaciones mías, pero no era así, en realidad me estaba susurrando algo que no entendía bien. ¿Un espíritu? Mi cuerpo temblaba exagerado por la combinación del frío y del terror que sentía con solo pensar que un espíritu estaba entrando en contacto conmigo y que quizás quería matarme.

Mi amigo seguía asombrado ahora con sus ojos posados en mí. Se acercó lentamente a mí, me mirada con precaución como si el también supiera lo del fantasma.

La voz desapareció en cuanto David estaba a escasos centímetros de mí, al igual que el viento. Me levanté temblando del suelo, la cara de mi amigo ya estaba más relajada, ahora me esperaba con los brazos abiertos a los que me lancé sin dudarlo.

-Tranquila, ya ha pasado todo.

- ¿Qué coño era eso?

-¿Aún lo preguntas? Creo que está bastante claro.

- No me refiero a eso, lo sabes perfectamente. ¿Quién era?

-Mmm... pensé que habías hablado con ella… pero… ahora todo encaja.

-¿Que quieres decir? Habla claro ya David, no sabes el miedo que he pasado.

- Claro que se el miedo que has pasado, cuando estás en peligro descuidas tu cabeza y sé todo lo que piensas- sonrió- Pero ahora eso no es lo importante. Al, hasta que no hables con ella no aparecerá ante nosotros.

-Pero ¿quién debe aparecer?

-Miriam.

Lo había escuchado perfectamente pero me costó un tiempo asimilarlo, hice que lo repitiera unas diez veces aproximadamente. No la había perdido, seguía conmigo, pero ¿cuándo conseguiría verla? Sin poder evitarlo el corazón empezó a latirme con rapidez, estaba tan emocionada, podría volver a ver a Miriam. Al pensar en la segunda oportunidad que se me había ofrecido se dibujó una amplia sonrisa en mi demacrada cara.

1 comentario:

  1. No sabes la pena que me ha entrado al leer la muerte de Miriam. Al principio pensaba que James no se atrevería a hacer daño a Al, pero al ver que Miriam se interponía... uff, ha sido duro. Aunque con lo que ocurra a partir de ahora, quizá puedan volver a estar juntas ^w^

    Jo, lo has dejado en un punto muy interesante! (malamalamala >.<) Nunca me habría imaginado lo de Shallow y James (todavía estoy flipando O.o), aunque eso le da más intriga la verdad.
    En fin cielo, mucho ánimo con todo y muchos besos.

    Nos vemos! <3

    ResponderEliminar