martes, 19 de enero de 2010

More Near (Part.1)

Una habitación exactamente igual a la de abajo era lo que había sobre las escaleras, parecía un espejo en el que se reflejaba la planta de abajo. Todos observamos que hasta el más mínimo detalle era igual. Las tres chicas que éramos en el grupo, mirábamos una y otra vez por la escalera, sin embargo los chicos mantenían la misma tranquilidad de siempre. Aún expectantes de la gran similitud de las dos habitaciones, vimos como los chicos se acercaban a la puerta con la intención de salir, parecían los Ángeles de Charlie con aquellas poses que ponían. Él único que seguía sin respetar mi intimidad era James, quién se rió disimuladamente al leer mi mente. Hachi y yo avanzamos hasta ellos, sin embargo Miriam se quedó sentada junto a la vieja escalera. Tiré de ella con todas mis fuerzas pero sus pies no se movían ni un milímetro. Su rostro asustado permanecía intacto, se mordía el labio inferior mientras se agarraba con fuerza a la escalera. Cogí sus dos manos con ternura.

-¿Qué ocurre Miriam?- pregunté- Aquí no hay nadie salvo nosotros, no debes asustarte.

-Algo no va bien... esto no me da buena espina.

-¿Esto? ¿A qué te refieres?

-Hay algo aquí arriba que me produce escalofríos. Los siento pero... yo me quedo aquí.

Jame apareció entre nosotras, la cogió en brazos y volvió con Kyo y David. Se giró un segundo y en su terso rostro se dibujó una pequeña sonrisa de superioridad. Miriam gritaba y pataleaba sin parar, pero James hacía caso omiso a sus quejas.

Tras la puerta se hallaba un pequeño pasillo bastante sencillo, pero sin luz. Mientras caminábamos intentando no caernos unas antorchas descomunales iban prendiendo y nos aportaban la luz que necesitábamos. Frente a nosotros no había absolutamente nada, solo una pared. Pensando donde estábamos comencé a pensar que era un truco.. Avancé a un paso más rápido adelantando a los demás, estaba convencida de que podía atravesar esa pared. Escuchaba los gritos de mis compañeros a mi espalda pero ya no podía parar, lo único que consiguió frenarme fue precisamente la propia pared. Al impactar sobre ella, escuché crujir mi nariz de manera brusca, caí al suelo de espaldas. Mis gritos de dolor retumbaban en el minúsculo pasillo, no podía evitar que las lágrimas se precipitaran hacia mis sienes. Tirada en el suelo vi como David y James estaban a mi lado, mientras David me sujetaba las manos James me miraba la nariz, su rostro no era demasiado esperanzador, frunció el ceño y se levantó cuidadosamente. Mi otro amigo seguía agarrando mis muñecas, las tenía apuntaladas contra el suelo, las lágrimas continuaban desviándose por mis sienes para encontrar su fin en mi cabello y dejando a éste adherido a mi cara. Hachi se agachó junto a mí y puso las manos sobre mi rostro, después de unos minutos el dolor ya era inexistente. Las lágrimas y gritos cesaron al instante, ahora lo único en lo que pensaba era en la estupidez que había hecho. James me tendió su mano para poder levantarme, pero una vez en pie David se colocó entre nosotros me dio un guantazo.

-Eres tonta.

-Lo siento, pensaba que…

-No Al, ese es tu problema, nunca piensas nada directamente actúas-gritó. Su rostro enfurecido hizo que retrocediera.- No sabes la suerte que has tenido, podrías haberte golpeado la cabeza y a saber que hubiera pasado.

Fui incapaz de contestarle, sus palabras me enmudecieron. Todos me miraban asustados por lo que acababa de ocurrir. Tenía ganas de llorar de nuevo pero fui lo suficientemente fuerte para reprimirlo. Miré la cara de David la cual permanecía marchita, no se le veía enfadado sino triste, era capaz de percibir unas lágrimas invisibles que recorrían su pálida piel. Se colocó a escasos milímetros de mí y me abrazó con fuerza.

-Eres tonta-volvió a decir- no vuelvas a hacerlo.

Dejé de sentir sus duros brazos alrededor de mi cuerpo. Todos seguían a mi alrededor, todos menos Miriam quien se había quedado en el mismo lugar que se había parado. Tenía los puños cerrados y murmuraba algo que no fui capaz de escuchar.

Estábamos ya todos frente a la pared, James agarró a Miriam para que no escapara y la puso delante de él, inmediatamente puso las manos en la pared. Alineó las manos y cerró los ojos. Un aura de color azul emanó de él haciendo que la pared comenzara a quebrarse. James miró a Kyo, éste se acercó un poco a la pared y le dio una patada con todas sus fuerzas. La piedra que formaba la pared saltó por los aires, algunos de los pedazos impactaron contra James sin causarle ningún daño. El hueco formado en la pared era simétrico. Una ráfaga de viento impactó contra nosotros, mi pelo se alborotó más de lo que estaba. Las manos de David me estrujaron los brazos mientras me iba dando pequeños empujones hacia el agujero que acababan de crear.

Los cabellos de Miriam me sorprendieron al aparecer de la nada, pero aun así su olor me reconfortaba con tanta intensidad que durante un segundo conseguía olvidarme de los problemas. Avanzamos las dos juntas hacia aquel agujero. Cuando di unos pasos más, logré ver que la habitación continuaba. Fuimos pasando de uno en uno a aquella zona que estaba bastante oscura. No estaba conforme con pasar a un sitio tan… incomunicado, aún así me tragué mis palabras, solamente un leve suspiro remarcó mi inconformidad.

Un rápido movimiento de manos de James produjo una esplendorosa llama luminosa para que pudiéramos ver mejor. Las paredes y el suelo seguían teniendo el mismo aspecto, únicamente lo diferenciaba una puerta color ocre embellecida con unos tribales negros. Kyo y Hachi salieron disparados hacia ella con la intención de abrirla, era una competición en toda regla. Sus manos entraron en contacto con el pomo de la puerta en el mismo instante. Con el roce de sus manos surgió una explosión procedente de ellos, una gran humareda llenó aquella habitación, era intensa, casi palpable. El humo se dispersó, nuestros ojos se fijaron en que Kyo y Hachi ya no estaban ahí. Miriam soltó un pequeño grito ahogado, casi imperceptible y, aunque yo también estaba algo sorprendida, mantuve la calma y respiré hondo. Ya no quedaba rastro de la bruma, no quedó ni un pequeño indicio de aquel humo tan desagradable. Frente a la puerta se encontraba Hachi, de nuevo convertida en perro, y un gato anaranjado bufándola. Intenté correr hacia ellos con la intención de ayudar a mi amiga, pero James me atrapó antes de que diera un paso.

-¿No tenías tantas ganas de saber que ocurría?- me preguntó James al oído- Si Hachi es el perro ¿quién será el gato? Ya lo sabes ¿no?

-Pero… ¿cómo?-pregunté asustada- Hachi solo se transforma por la presencia de muchos vampiros.

-Eso no es del todo cierto. Hachi y Kyo no son humanos por completo como ya has podido comprobar, ellos pertenecen a los “Changes”.

-El libro de abajo… ¿hablaba de ellos?

-Si-afirmó- cada cual tiene su especialización, por ejemplo Hachi no puede con los vampiros, y Kyo… aun no lo sabemos. Hay muchas cosas que aun desconocemos sobre ellos pero lo que si es seguro es que entre ellos no puede mantener contacto físico.

-Y… ¿Qué Kyo y Hachi se lleven tan mal se debe a que se convierten en perro y gato?

-Creemos que sí pero… como ya te he dicho aún desconocemos muchas cosas.

Mientras que James me contaba toda la historia mi mirada no había cambiado de trayectoria, mis ojos permanecían mirando a aquellos animales tan peculiares.

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