viernes, 3 de julio de 2009

Past Story (Part.1)

Continuaba en los brazos de James cuando James, bastante más tranquilo, se acercó a nosotros con la intención de que nos fijáramos en aquella casa.

Era una casa pequeña, con muchas ventanas y de un color azul cielo que, en un día despejado, sería muy difícil encontrarla. Lo que más me llamó la atención fueron las violetas que había alrededor de aquella casita. Sin dudarlo, le pedía a Fran que me soltara, a pesar de que desconfiaba un poco de la picardía de mi rostro, cedió a mi petición. En cuanto píxel suelo, salí corriendo hacia aquellas hermosas flores. Con eso demostré que a pesar de mi edad, me ilusionaba como una niña pequeña. Cuando llegué a ellas, escuché como Fran y James me gritaban algo pero no entendía ni una palabra.

-Si fuera tú, no tocaría esas flores.

Me giré. Una pequeña mujer con cara de mal genio me estaba mirando. Aunque no medía más de un metro, me intimidaba con aquella expresión, no sabía que era capaz de hacerme. Me levanté y observé como Fran y James venían corriendo hacia mi.

-Lo siento, no sabía que…

-¿Has cogido alguna?

-No.

La mujer sonrió de manera perversa y se giró. No había percibido hasta ese momento a mis compañeros, al verles suspiró de una manera muy sofisticada.

-Vaya, vaya, vaya… mira a quien tenemos aquí, los chupasangres más guapos del lugar.

-Deja los cumplidos para otro momento, necesitamos cobijo.

Cuando vi que estaba despistada corrí al lado de Fran y James, no me fiaba de aquella mujer. En aquel momento parecía que había cambiado de personalidad ya que, sin hacer ninguna pregunta, aceptó y nos dejó quedarnos en su caso.

Por dentro, la casa era tal y como la había imaginado al ver a Margarett. Nos enseñó una habitación, entre aquellas cuatro paredes permaneceríamos para no llamar la atención. Llevó unas mantas para mí y se quedó parada frente a nosotros, parecía estar esperando algo. James se marchó con ella mientras Fran y yo mirábamos la infinidad de libros que tenía, para nuestra sorpresa todos eran libros de cocina.

Pasaron las horas y James seguía sin venir, comenzaba a aburrirme mucho, así que empecé a hacerle muchas preguntas a Fran, tantas que era agobiante pero todo lo queme contaba me resultaba fascinante.

Cuando llegó James ya había oscurecido, se sentó con nosotros y suspiró.

-Esta mujer un día me matará- dijo bromeando.

-¿Qué quería?-pregunté con interés, mi rostro mostraba más atención que otros días.

-Oh nada importante tranquila.

No me fié mucho de aquella respuesta, si es que se le puede llegar a llamar así, la realidad era que me estaba evitando. Tras nuestra breve conversación se concentró de tal manera que no me atrevía a decirle nada, así que sin decir una palabra me tumbé en el suelo me tapé con una manta y cerré los ojos, pero el intento fue en vano, no conseguí conciliar el sueño, tenía demasiada hambre como para dormirme. Al instante, ignorando si era una casualidad o no, Margaret llegó con algo de comida y se marchó. Como era de esperar no duró ni cinco minutos, cuando mi cuerpo ya estaba lo suficientemente abastecido conseguí dormirme.

A la mañana siguiente Fran tuvo que despertarme, tenía que reconocer que hacía tiempo que no dormía así de bien, y ver un rostro como el de Fran al despertarse lo mejoraba aun más, pues no había adjetivos suficientes para describirle.

-Al, vete con Margaret, te está esperando desde hace rato- miró hacia el techo.- quiere darte algo aunque no se el que.

S notaba demasiado que no era cierto, definitivamente no sabía mentir, aun así no le dije nada, sus motivos tendría. Aun sabiendo que era mentira le hice caso y me fui a hacerle una pequeña visita a Margaret en la cocina. Estaba preparando algo de comida y olía estupendamente. Me acerqué a ella con cuidado para que no se asustara.

-¿Te puedo ayudar en algo?

-No, no toques nada- su tono despectivo hizo queme alejara unos pasos.

Había un taburete junto a la mesa en la que estaba preparando parte de la comida, me senté en él y apoyé los brazos sobre la mesa mientras observaba con detenimiento lo que hacía. Me pareció extraordinaria la manera en la que trataba a los alimentos, como los cortaba, como los lavaba, a pesar de que pareciera tan bruta, los trataba como si se fueran a estropear solo con mirarlos. Comprendí entonces que quizás me parecía fascinante porque nunca me había molestado en aprender a cocinar. Margaret se percató de que no perdía ni un detalle de sus movimientos, una leve sonrisa se dibujó en su arrugado rostro. Dejo los utensilios sobre la mesa y se acercó a mí.

-Si me quieres ayudar, tráeme esto del acantilado.

Me enseñó la foto de una planta con pequeñas flores azules y brillantes.

-¿El acantilado? Lo siento pero n se donde está.

-Dile a James que te acompañe.

No sabía si él y Fran habían acabado de hablar, aun así no contradije lo que me había dicho Margaret, la tenía cierto respeto.

Llamé a la puerta sin saber la reacción de mis compañeros ¿me abrirían?, las dudas desaparecieron cuando la puerta se abrió, tras de ella se encontraba James, seguramente ya sabía lo que le iba a pedir así que no me molesté en decir nada. Fran estaba mirando por la ventana, concentrado en algo así que decidí no molestarle.

Inmediatamente salimos de aquella casa, íbamos directos a una cuesta muy empinada, ya no me sorprendía casi ver a James como si nada, sin embargo yo tuve que emplear todas mis fuerzas. Después de tanto sufrimiento, conseguí llegar a la parte de arriba, tenía la boca seca y las manos sucias, me dejé caer al suelo y suspiré.

-¿Por qué no me has ayudado?-pregunté sofocada

-Debes aprender a levantarte tu sola pase lo que pase, siento no haberte ayudado pero tienes que comprender que era por tu bien.

Agaché la cabeza resignada, apenas tenía fuerzas para hablar como para ponerme a discutir con él. Juntando todas las fuerzas que me quedaban me levanté y miré que desde ahí se veía el mar, todo el horizonte estaba recubierto por una capa azul con destellos anaranjados por el sol, conseguí escuchar como las olas rompían contra el acantilado que se encontraba ante nosotros, y no era precisamente un sonido tranquilizador, lo escuchaba tan cerca…

Me acerqué a los límites de aquel trozo de tierra con la intención de buscar aquella planta mientras James se quedaba parado mirando con tranquilidad el horizonte. Por más que la buscaba no la encontraba, y el cansancio tampoco ayudaba a su búsqueda.

-James, no la encuentro ¿me ayudas?

-Si no hay más remedio-dijo entre dientes.

James se colocó justo en el lado opuesto en el que yo estaba, se tomaba su tiempo para encontrarla pero finalmente lo consiguió, quizás ese era mi problema que la quería encontrar enseguida. Vi como la sostenía entre sus manos y me la mostraba. Anduve hacia él con cierta rapidez cuando escuché un pequeño crujido. Me paré en seco pero, al comprobar que no ocurría nada continué andando, esta vez más despacio, pero lo volví a escuchar, está vez fue un sonido más fuerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario