lunes, 31 de agosto de 2009

Dear Friend(Parte 1)

Aun desconociendo si era el camino correcto o no, continué caminando un poco asustada de lo que pudiera encontrarme. A veces miraba hacia atrás esperanzada con encontrarme a James, pero nunca era así. En ocasiones aparecían pequeños caminos que sin duda me conducirían a algún pueblo en el que pudiera pedir ayuda, pero no me desvié de mi camino por el campo. Mi situación parecía de una cámara oculta: había salido con unas personas a buscar a mi amigo y justo, cuando estamos a punto de rescatarle, desaparecen mis otros amigos. Al estar sola, me tomaba descansos un poco más largos.

El sol me quemaba la frente mientras descansaba, no sabía donde encontrar agua y hacía horas que no bebía nada. Cerré los ojos y me tumbé en aquel sitio tranquilo. El sol que me daba en los ojos, de repente desapareció.

-Cuanto tiempo Al.

Abrí los ojos y ahí estaba Fran, mucho más desaliñado que la última vez que le vi. El pelo le había crecido mucho y parecía algo más maduro, sus rasgos habían cambiado.

Me levanté y le miré de arriba abajo, apenas podía creer que estuviera allí, frente a mí, pero una vez estaba segura de que era mi amigo me abalancé sobre él para abrazarle. Para mi sorpresa en seguida se separó de mí, tenía muchas preguntas que hacerle pero me sentía un poco cohibida por su reacción. Miraba a su alrededor con inquietud, parecía estar buscando algo, o mejor dicho, a alguien.

-¿Dónde está James?

No dije nada, realmente no sabía donde estaba.

-Al, responde

-No lo se, se fue a buscar a Hachiko y a Jack.

-¿Hachiko? ¿Jack?

-Hachiko es… la hija de James.

- Vaya que sorpresa, y ¿Cuándo la habéis visto?

- Cuando tu desapareciste se unió a nosotros.

-¿Y ese tal Jack?

-Es un chico muy agradable que se unió a nosotros hace poco, pero últimamente a James no le cae demasiado bien.

Sin movernos del sitio continuamos hablando durante horas, sobre todo lo que había ocurrido desde su desaparición. Cada vez que hacíamos un breve descanso intentaba preguntarle yo pero él siempre s me adelantaba y continuaba haciéndome preguntas. Me cansé de esperar a que se callara pero no podía aguantar más, aunque no me gustaba demasiado como iba a actuar, le interrumpí.

-Fran ¿dónde has estado?

-Buscando algo pero… no ha habido suerte.

-Oh vaya, y ¿puedo preguntar que es?

-Un arco y un carcaj muy especiales.

Cuando dijo eso me acordé del arco y el carcaj que llevaba Hachiko, ¿sería lo que Fran está buscando? Preferí no decir nada, le puse una mano sobre el hombro y le sonreí. Ya no quedaban preguntas por ninguna de las dos partes, yo pretendía continuar el viaje pero ¿y Fran? ¿Me acompañaría? Miré sus ojos color miel, y no se si leyéndome la mente o no, me respondió a la pregunta antes de hacérsela.

-Te acompañaré, ya lo sabes.

Los dos, por fin reunidos de nuevo, comenzamos de nuevo el viaje. Ninguno de los dos sabíamos por donde ir, pero la orientación de Fran era muchísimo más fiable que la mía, aunque al parecer iba por el camino correcto. Una larga charla nos tuvo entretenidos hasta que anocheció, los recuerdos desbordaron nuestras mentes y corazones.

-Parece que nada ha cambiado- comentó Fran.

-Pero si ha cambiado- miré a mi alrededor y comprobé una vez más que mis otros amigos no estaban.

Fran posó sus labios en mi mejilla y me abrazó. Sin poder aguantar las ganas de llorar, mis ojos estallaron derramando una multitud de lágrimas, mis brazos se aferraban a Fran con fuerza.

-¿Por qué todo cambia tan rápido?-dije mientras las lágrimas mojaban la camiseta de Fran.

Aquella enternecedora escena me hizo darme cuenta de cuanto cariño les había cogido a todos. Esa noche dormimos el uno junto al otro, me alegraba volver a tenerle junto a mí, era una sensación muy extraña… parecía que me sentía algo más viva. Aquel ía había sido bastante largo, afortunadamente solo había sido un día, y si era así de duro para mí no era capaz de imaginarme como lo había pasado Fran. Estaba tan entusiasmada que no podía dormirme, no paraba de dar vueltas en el se lo hasta que finalmente desperté a mí amigo.

-¿No puedes dormir?

-Es que… me alegro tanto de volver a verte…

-Yo también pero debes descansar.

Sabía que tenía razón pero por mucho que lo intentara solo quería hablar con él, aun sí el sueño me venció.

No fue la luz del sol lo que me despertó a la mañana siguiente, fue la voz de Fran l principio solo escuchaba palabras sueltas, muy lejanas, pero conforme iban pasando los segundos le escuchaba mejor, era ya muy tarde. Debíamos haber salido al amanecer pero ya era mediodía.

-¿Por qué no me has despertado?-grité.

-Necesitabas descansar.

No merecía la pena enfadarme, lo hecho hecho estaba. Mi furiosa mirada desapareció lentamente transformándose en una mirada llena de culpa, me había exaltado demasiado. Ese día no avanzaríamos demasiado por eso no quise perder más el tiempo. Cogí la mano de Fran y tiré de él con fuerza avanzando en una dirección sin saber si era la correcta.

-Al, no es por aquí.

Me paré de inmediato y sentí como mí cara tomaba otra temperatura. Esta vez fue él quien tiró de mí ahora en la dirección correcta, pero se paró.

-Ya podemos continuar.

Una amplia sonrisa apareció en su cara, durante mucho tiempo había echado de menos ese espíritu divertido de Fran, no dije nada simplemente disfruté de la sonrisa como lo hacía antes.

Un campo abierto se mostraba ante nosotros, no había nada, hubiera podido jurar que o era un desierto. Busqué casi desesperada algún animal, algún árbol… pero fue en vano.

-¿Estás seguro de que es por aquí?

Soltó una carcajada y continuo andando él por su cuenta mientras yo me quedaba mirándole sin obtener respuesta. Comencé a seguirle algo atemorizada, no sabía lo que pasaría en aquel lugar tan solitario. Fran continuaba sin abrir la boca.

El cielo estaba nublado, no me daba buenas vibraciones parecía que en cualquier momento iba a caer sobre nosotros. Fran, tan indiferente y callado como había estado todo el día, continuaba caminando sin mover la cabeza ni un milímetro, yo sin embargo, miraba por todas partes por si encontraba algún lugar para refugiarnos. No sabía bien que hora era pero debía ser ya tarde porque me sentía muy cansada. Sin decirle nada a Fran me tumbé sobre la hierba. Mi amigo se percató en seguida de que había dejado de seguirle y retrocedió hacia mí.

-¿Por qué te paras?

-Deberíamos descansar, ha sido un día muy largo.

-Pero debemos llegar cuanto antes.

Me extrañó la reacción e Fran, él siempre había sido partidario del descanso, pensé que quizás se había acostumbrado a ir a otro ritmo mientras habíamos estado separados. No me levanté y Fran, resignado, se puso a mi lado. Había cambiado algo en él pero, era lógico, había estado solo mucho tiempo. Sentía su mirada en mi cabeza, estaba realmente incómoda, me mostré indiferente durante un tiempo pero llegó un momento en el que no aguantaba más, giré la cabeza e intercepté su mirada.

-¿Te ocurre algo?

-No, ¿por qué lo dices?

-Porque no paras de mirarme.

-Lo siento.

- No pasa nada pero me gustaría saber el motivo.

No contestó.

-Oh por favor Fran, ya conozco tus sentimientos… ¿por qué no me lo dices tú?

No hay comentarios:

Publicar un comentario