Aunque ya había atravesado una vez un portal, el efecto que causó sobre mí fue el mismo, me encontraba mareada. David me sujetó para que no me cayera al suelo y agarro mi largo pelo al ver que estaba a punto de vomitar, y no se equivocaba, así ocurrió. Estaba realmente avergonzada, no me atrevía a mirarle a la cara.
-No pasa nada Al, es normal aunque…
¿Aunque qué?
-Deberías cortarte el pelo, será más cómodo.
No se en que estaba pensando ¿más cómodo para qué? Ese no era el momento para cortarse el pelo. Debería haberme imaginado que al no contestarle se metería en mi cabeza.
-Al, esto no ha terminado, para salir de aquí…
-Oh por favor ¿no puedes terminar ninguna frase?
-¡Compréndelo joder!- podrías morir Al, y tengo miedo por eso no acabo ninguna frase, no quiero que mueras y solo el hecho de pensarlo me deja sin habla.
¿Morir? En lo que llevaba de viaje, la muerte no había estado tan presente como en ese momento. El rostro preocupado de David me atravesó completamente, él solo intentaba ayudarme y yo solo se lo agradecía gritándole. Aun mantenía mi pelo cogido, cada vez tiraba más de él, si tiraba un poco más seguramente me lo arrancaría.
-Córtame el pelo-dije apenada-yo sola no puedo.
-¿Qué? Al lo siento pero no puedo… te lo cortaría mal, todo desigualado…
-Me da igual-mentí-córtamelo.
Apartó un poco su chaqueta y sacó de su bota una daga. Su hermosa mirada me decía que no estaba seguro de lo que hacía, y para ser sincera yo tampoco lo estaba pero aun así estaba dejando en sus manos cuatro años de sacrificio. Cogió un pequeño mechón y empezó a cortarlo a la altura de la oreja, sin duda pensé que ese era el principio del fin. Al ver que no continuaba le miré fijamente con la intención de que continuara, y así lo hizo. Lentamente vi como mi larga melena desaparecía, eso estaba siendo demasiado duro para mí. El tiempo se me hacía interminable, cogí uno de los mechones que cían y lo sostuve hasta que acabó, ese momento no fue muy difícil de distinguir.
-Bueno, parece que no ha quedado tan mal-dijo sonriendo.
-Lástima que no me pueda ver.
-Cierra los ojos-dijo mientras me bajaba los párpados.
Sin oponer mucha resistencia, por no decir ninguna, le hice caso. Como él ya me los había bajado simplemente los mantuve cerrados. No sabía lo que ocurriría pero, con todo lo que había vivido hasta ese momento, seguramente no me sorprendería.
-Ya puedes abrirlos.
Al instante de decirlo abrí los ojos de par en par, apenas había acabado de decir la frase cuando veía ante mí un gran espejo, sin duda fue decepcionante me esperaba algo más espectacular. Lo único que me llamó la atención fue mi cambio de look, a pesar de las lágrimas que había derramado, me encantaba ese corte de pelo, no estaban las puntas igualadas ni mucho menos, pero me daban un aire más desenfadado. Me acerqué cuidadosamente al espejo, aunque al principio pudiera parecer un espejo normal no lo era, lo sabía antes de que me lo dijera. Adelanté mi mano para tocar aquel cristal extraño, sin embargo David me lo impidió.
-Cuidado Al, no es de cristal.
-Entonces… ¿qué es?-pregunté con curiosidad.
-Agua, pero no es un agua cualquiera, si tocas esta agua lograrás ver el futuro.
-¿En serio?
-No tengo ningún motivo para mentirte, pero Al, si lo tocas probablemente lo cambies. El futuro es incierto y cualquier movimiento puede llevarlo de un extremo a otro. No hay nada seguro.
¿Cuándo se había vuelto tan filosófico? No quise preguntar, me diría alguna respuesta perfectamente estructurada y repetitiva, así que opté por mantenerme en la ignorancia.
La tentación de tocar el espejo aun no se había marchado, y él lo sabía pues me tenía las manos agarradas ¿de verdad era tan peligroso? De repente caí en la cuenta de algo.
-¿Cómo lo has hecho?- pegunté asombrada ¿de dónde ha salido este espejo?
-Vaya, al fin has reaccionado-soltó una carcajada- era una sorpresa.
-Pero… ¿cómo? ¿Cuándo aprendiste a hacer magia?
-Tuve que aprender para sobrevivir en este lugar.
Cada vez estaba más atónita., parecía que nunca acabarían las sorpresas. Todo el suelo estaba cubierto de mi cabello recién cortado y no podía evitar mirarlo con tristeza. David hizo un pequeño gesto con las manos y el espejo desapareció.
-Vamos, tenemos que continuar.
No recogimos el pelo, simplemente lo esparcimos por el suelo de aquel pasillo con la intención de que pasara desapercibido. Recordaba ese sitio muy bien, tras la puerta que se encontraba al fondo debía estar James. El miedo se adueñó de mi cuerpo por completo, en ese momento lo que más deseaba es que estuviera vivo, ya bastante había tenido con Fran. David siempre iba delante de mí, al igual que James, sus pasos eran grandes y firmes al contrario que los míos que eran cortos e inseguros. Había una parte de mí que no quería atravesar aquella puerta. Todo estaba en silencio. Mi amigo dijo unas palabras mientras tocaba el pomo, y la puerta se abrió de par en par.
James estaba sentado en un rincón, tenía la cara hundida en sus manos, su aspecto era lamentable, pero aun así me encantó ver que estaba vivo.
-Ya era hora de que llegarais-dijo dejando su cara al descubierto.
-Lo siento, hemos tenido unos contratiempos.
-Lo se-una sonrisa apareció en su rostro- menudo cambio has dado Al, te queda muy bien.
Mi rostro comenzó a cambiar de color, ni si quiera fui capaz de agradecer el cumplido. En menos de un segundo, James estaba de pie junto a nosotros.
-No te pongas roja tontorrona- James rió- ya hay confianza.
James y David hablaban muy amistosamente, toda la prisa que teníamos había desaparecido de repente. David se había olvidado por completo de que Miriam estaba sola. Finalmente me leyeron la mente y reaccionaron.
-Debemos darnos prisa en ir a por Kyo y Hachi-dije.
Nos acercamos a la puerta que estaba más alejada de nosotros y David la abrió de la misma manera que la otra. Kyo me había dicho que no era fácil salir de esa habitación sin una llave, sin embargo David con unas palabras había conseguido abrirla.
De nuevo me encontraba en aquella especie de biblioteca extraña, el suelo había vuelto a nivelarse ¿seguirían abajo? Recordé entonces la situación en la que les había dejado, no sabía si era conveniente bajar. Me acerqué al cerco de la puerta, rocé el botón con mis dedos pero no terminaba de pulsarlo.
-¿Estás segura Al?-dijo James con un tono serio.- a ver si te los vas a encontrar ahí… “a lo suyo” mientras Hachi está en un rincón tapándose los ojos- soltó una carcajada.
-James jo no digas eso- volví a ruborizarme-seguramente la mujer ya se halla ido.
No estaba muy segura de mis últimas palabras pero aun así pulsé el botón, tarde o temprano lo íbamos a averiguar. El suelo sobre el que estábamos empezó a hundirse, esta vez estaba preparada para el temblor que produciría al entrar en contacto con el subsuelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario