jueves, 24 de diciembre de 2009

Hi Friend (Part.2)

La luz se había apagado de nuevo, estaba todo oscuro, afortunadamente sabía que no había ningún obstáculo con el que pudiéramos chocar, el camino estaba libre. James se colocó delante de mí y formó una bola de fuego.

-Esperadme aquí, en seguida vuelvo-dijo.

David agarró mi mano suavemente, por suerte no estaba sola.

Minutos más tarde la luz se encendió, sorprendida observé como James regresaba.

-¡Vaya! ¿Cómo lo has hecho?

-Había un interruptor un poco más adelante.

-¿Un interruptor? ¿Un simple botón?-pregunté frustrada.

-Si, a veces las cosas las haces difíciles tú sola-contestó James riéndose.

Sin volver a hablar del tema, caminamos por el pasillo. Aquel camino duró algunas horas y aun no habíamos encontrado nada. Mi cansancio se hizo notar rápidamente.

-Súbete a mi espalda-dijo David.

-No hace falta, estoy bien.

-No seas terca, no puedes más.

Refunfuñando me subía a su dura espalda, efectivamente no era lo más cómodo del mundo pero al menos no andaba. Cerré los ojos al deducir que ahora aumentarían su velocidad y no me equivoqué. Al percibir que pararon abrí los ojos, todo me daba vueltas así que al dejarme en el suelo inmediatamente me senté. Apoyé la cabeza en las rodillas esperando a que se me pasara, cerré los ojos y permanecí en silencio. Lentamente el silencio fue desapareciendo, debía haberme habituado ya a ello. Alcé la cabeza con cuidado e instantáneamente me levanté.

Frente a los chicos había una puerta blanca, la cual en la parte de arriba tenía un triforce con un cristal azul en medio el cual me resultaba extrañamente familiar. Entonces recordé el colgante, el cristal que le había dado a Miriam era exactamente igual, solo que éste no brillaba parecía un cristal normal y corriente. David se acercó unos pasos y levitó hasta tener a su alcance aquel cristal agrietado. James le miraba con total naturalidad, sin embargo a mi me costaba pestañear.

Descendió lentamente hasta tocar el suelo, aquel movimiento se podía describir solo con una palabra: elegante. David abrió la puerta con cuidado, el peligro en aquel lugar aun no había pasado. James agarró mi mano y tiró de mí hasta que finalmente los tres atravesamos aquella puerta. Había olvidado el tacto de James, su frialdad, su dureza… podría haber pensado que era igual que la mano d David pero no era así, la de James parecía haber estado más tiempo sin contacto humano.

Tras la puerta únicamente había una habitación blanca, no era capaz de distinguir nada, es más, tanto blanco me dañaba la vista. Mis oídos no eran capaces de captar otro sonido que no fuera el de nuestros pasos, el eco ensordecía mis oídos, sin duda iba a salir bastante perjudica de allí. Conforme íbamos avanzando parecía que se escuchaba algo a lo lejos, unas voces… al principio poco reconocibles pero poco a poco conseguí averiguar quienes eran. Poco tiempo después, distinguimos las figuras de dos personas sentadas en el suelo, estaban atadas juntas. Sus voces se escuchaban con un tono diferente, debía ser por el eco. Cuando estábamos a escasos metros de ellos nos fijamos en un pequeño detalle, estaban completamente desnudos.

-¡Hachiko! ¡Kyo!-exclamó James- ¿qué estáis haciendo… así? Mejor dicho… ¿qué ha ocurrido?

La mirada de ambos se posó sobre nosotros, nos miraron de arriba abajo y al instante se ruborizaron.

-Ha sido su culpa papá.

-¡Encima que he intentado salvarte!-gritó Kyo- al menos deberías agradecérmelo, hemos acabado así porque eres una inconsciente.

David y James les miraban con cierto aire cómico, sin embargo yo estaba asustada de que aquella discusión acabara mal. David se acercó un poco hacia mí y puso su mano sobre mi hombro, estaba totalmente tranquilo, parecía que no había de que preocuparse por la actitud que tomaban.

Solté un suspiro de alivio que no pasó desapercibido ante nadie, ahora todas las miradas se fijaban en mí pero no duró mucho tiempo, de nuevo el centro de atención eran Hachi y Kyo, quienes seguían con la cara como un tomate. Kyo estaba nervioso.

-Bueno ¿nos vais a desatar ya?-dijo con tono enervado.

-¿Tan pronto?-preguntó James- No sabéis lo divertido que es veros así.

Ambos fusilaron a James con la mirada, no debían estar demasiado cómodos. Ante esa mirada desató a los dos, eso sí, se tomó todo el tiempo del mundo. Una vez liberados, Hachi se cubrió detrás de su padre mientras Kyo cogía la gabardina que le ofrecía David. James tenía puesta una túnica la cual dejó a su hija, al menos ahora estaban tapados. A pesar de estar desatados, las miradas de hostilidad seguían presentes, seguramente había algún problema más entre ellos pero no quería parecer una cotilla, así que no se lo pregunté a nadie y permanecí con la duda. Ya era hora e salir de aquel sitio e ir a por Miriam.

Kyo encabezaba el grupo, pero iba bastante alejado de los demás, si intentábamos ir cerca de él, aligeraba el paso y nos volvía a dejar atrás. Todos íbamos a un paso relativamente tranquilo, como si estuviéramos dando un paseo a lo largo de la habitación.

La puerta era difícil de distinguir al ser toda la habitación del mismo color, afortunadamente a mi amigo no le fallaron sus sentidos y se paró justo delante de ella. Sin detenerse demasiado abrió la puerta y avanzó dejándola abierta para nosotros.

-Al menos no nos ha cerrado la puerta-dijo Hachi con tono despectivo.

-No seas así-replicó James- para él no es nada fácil esta situación.

Uno a uno fuimos pasando por la puerta encontrándonos tras de ella a Kyo sentado en el suelo, nos miró fijamente sin ninguna expresión concreta, todo cambió cuando miró a Hachiko, sus ojos estaban llenos de odio. Se levantó y sin decir nada continuó avanzando.

Seguimos cada uno de sus pasos todo el camino, yo seguía aun sin saber que había ocurrido entre él y Hachi. Agarré el brazo de James con fuerza y tiré de él hacia mí, le miré con firmeza en busca de una respuesta.

-¿Pasa algo malo entre Hachi y Kyo?

-Yo no lo llamaría malo sino… inusual-contestó James

Cada vez que me decían esa palabra un escalofrío recorría mi cuerpo porque, aunque hubiera vivido ya bastantes situaciones “inusuales” siempre me sorprendían. Observé como David se acercaba a nosotros, su rostro estaba algo tenso, hacía leves movimientos con la mandíbula algo extraños. James me colocó detrás de él y ambos vimos como David desaparecía. Me quedé petrificada ¿A dónde había ido? Los malos recuerdos regresaron a mi mente, tenía miedo de que no regresara. La mano de James tocó con cariño mi hombro pero no logró consolarme, pero si lo hizo su mirada alentadora.

-Volverá, no te preocupes.

Sus palabras fueron reconfortantes, él siempre tenía razón por lo que una vez más le hice caso. Ahora que James estaba a mi lado todo se veía con un poco más de claridad. En esta ocasión el camino se me hizo más ameno ya que estábamos todos, o al menos casi todos. Aun desconocía donde había ido mi amigo pero finalmente, cuando llegamos al final del pasillo hizo acto de presencia y, de nuevo, fui la única que se sorprendió. Me separé rápidamente de mis acompañantes, estaba a punto de preguntarle donde había estado pero me arrepentí, no era nadie para exigirle una respuesta

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