sábado, 24 de abril de 2010

A Terrible Surprise (Part.2)

Imposible. No podía estar hablando en serio, no podía permitirlo pero, no podía hacer nada, ni siquiera era capaz de bajar de aquel ventanal. En más de una ocasión James me había hablado de un poder que poseía sin embargo nunca había aparecido. Quería ayudar, de verdad que quería pero desde allí lo único que podía hacer era gritar, y si quería bajar, la única opción era tirarme, existía la posibilidad que Hachi o Kyo me vieran y me recogieran rapidez, tal y como habían salvado a Shallow y a James. Pensé que no tenía nada que perder por lo que cerré los ojos y me dejé caer. Notaba como mi cuerpo caía rápido y no sentía contacto con nadie, ¿me dejarían morir? Perdí pronto toda esperanza en seguir con vida, únicamente tenía presente el tremendo golpe que me causaría la muerte. De repente mi cuerpo se frenó en seco. Me emocioné al ver que no se habían olvidado de mí, y que al menos mantendría la vida un día más. Al abrir los ojos descubrí que estaba a escasos centímetros del suelo, sin embargo todos, incluso Selenia, me miraban desde lejos asombrados. No me sujetaba nadie, estaba volando por mis propios medios, el poder que había estado dormido tantos años al fín había despertado, o la menos en parte. Cuando toco el suelo con los pies me siento tan eufórica que no puedo parar de saltar.

-¡Genial, Al!- gritó James.

Selenia dio la espalda a James y comenzó a caminar hacia mí. Andaba erguida y de forma elegante, sus pasos eran largos y firmes por los que en apenar cuatro o cinco pasos se encontraban frente a mí. Para mirarle a la cara tuve que alzar bastante la cabeza, mi pequeño tamaño era un gran inconveniente. Sus rojos ojos continuaban cohibiéndome, únicamente era capaz de mirar sus labios los cuales empapaba de saliva con su lengua como había hecho anteriormente. Se inclinó hacia mí oreja y me la mordió con suavidad. No lo voy a negar, me encantó, me gustó tanto que enrojecí, pero no pude evitar recordar quién era esa mujer y no estaba segura de nada. Desvié la mirada hacia mis amigos quien cuchicheaban algunas palabras entre ellos. Hachi no paraba de mirarme preocupada y no era para menos, aquella mujer estaba dispuesta a matarnos si no seguíamos sus órdenes.

Selenia volvió a erguirse y antes de que pudiera correr hacia Hachi me atrapó la mano, era inútil tratar huir de ella, siempre se adelantaba a cualquiera de mis pasos. Todos sabíamos que ninguno íbamos a ceder a sus peticiones, no íbamos a ser sus esclavos por muchas amenazas que creara. Todos moriríamos y no nos hacía ninguna gracia. Shallow seguía con la misma actitud depresiva, parecía resignada al futuro que le tocaba como sierva de Selenia, o simplemente no la apetecía luchar y disfrutaba de sus últimos momentos con vida. Comencé a pensar posibles soluciones que nos salvaran a todos, todas ellas provocaban una risa estridente en la mujer que me tenía casi prisionera.

-No te canses pequeña, no hay nada que me pueda hacer cambiar de opinión.

-¿No hay nada que desees más que tenernos a todos como tus esclavos?

La mujer se mantuvo pensativa unos minutos, a pesar de ello no me soltó. Estaba seria, debía estar analizando cada una de las posibles cosas que pudiera querer. Más que querer que nos dejara libres estaba intentando darles tiempo a los demás para que idearan algo para destruirla; por mucho que me doliese no debía vivir esa persona. No sé si Selenia sabía cuales eran mis intenciones, si lo sabía no me demostró ningún indicio de ello. Tal y como me había dicho ella, llegué a pensar que no había nada más que pudiera desear, pero me equivocaba. Selenia sonrió desafiante.

-Sí, hay algo que desee aún más.

Todos enmudecimos, los murmullos que provenían de mis amigos cesaron al igual que mis pensamientos. Tragué saliva de forma exagerada, estaba terriblemente asustada, a saber que idea macabra se le había pasado por la cabeza. La mujer se aclaro la voz, cogió aire y lo expulsó con fuerza.

-Deseo… deseo…

-¿Qué es lo que quieres Selenia?-dije casi en un susurro lleno de nerviosismo.

- Lo que quiero es… que te quedes y reines conmigo. Si te quedas… tus amigos serán libres y no morirán.

Nadie dijo nada de nuevo. Podría haberme imaginado cualquier cosa menos eso. Era una completa locura, ¿cómo podía quedarme allí con ella? Mis amigos miraban atónitos a la mujer, Hachi estuvo apunto de gritar algo sin embargo James estuvo rápido y la tapó la boca. No sabía que pensar de todo aquello, era la primera vez que podía hacer algo por ellos, durante todo el viaje había deseado una oportunidad como esta pero tenía miedo. Posiblemente solo quería estar conmigo para quitarme todo el poder que fluía por mi cuerpo y después me mataría e iría de nuevo a por ellos. Como había hecho anteriormente, me había leído la mente, llegué a pensar incluso que siempre había estado haciéndolo.

-Te equivocas Alesana. Puedo tener muchísimos años, más de los que puedas llegar a imaginar, puedo ansiar todo el poder existente, puedo querer dominar el mundo en su totalidad… como muchos decís soy cruel y malvada pero hasta yo tengo sentimientos. Puedes creerme o no, pero eres la primera persona que me ha hecho sentir algo que no sea odio. A pesar de ello mi manera de pensar sobre el resto del mundo no ha cambiado y quiero reinar sobre todos. Te quiero únicamente para mí.

Hachi, en ese momento, mordió la mano de su padre.

-No la creas Al, da igual lo que pase, no cedas a su petición- dijo entre lágrimas.

Era difícil creer a Selenia, ella misma lo ha dicho, era malvada y a los malvados no se los suele creer. Fuera verdad o mentira debía tomar una decisión y rápido, antes de que todos acabáramos muertos, me incluí en ese momento por la gran duda que me provocaba aquel breve discurso de Selenia.

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