martes, 9 de junio de 2009

The Forest (Part.1)

La densidad del bosque era abundante allá donde mirara, casi parecía imposible entrar en él. Sentí una mano sobre el hombro, no se muy bien lo que intentaba transmitirme, pero me tranquilizó. Me giré pensando que me encontraría con la sonrisa de Fran, sin embargo vi el rostro firme y sereno de James, estaba tapado de arriba a abajo.

-¿Estás mejor?

-Si, gracias-contesté sorprendida por su preocupación.

-Me alegro-dijo mientras su rostro cambiaba radicalmente, ahora reflejaba un sonrisa deslumbrante- entonces vete preparando que continuaremos enseguida.

-¿Qué quieres decir? ¿Acaso no me va a llevar Fran?

-No, este bosque es peligroso, debemos reducir nuestra velocidad.

No entendía muy bien lo que quería decir, lo único que sabía es que ahora me iba a tocar andar y el camino no iba a estar precisamente lleno de rosas.

Busqué a Fran por todas partes, pero no le encontré, finalmente, ya cansada de buscar, decidí hablar con James de nuevo.

-¿Dónde está Fran?

-En seguida viene, ha ido a por comida para ti.

Con tanto alboroto no me había dado cuenta del hambre que tenía, no había comido nada desde el día anterior, empecé a pensar que el mareo había sido causado precisamente por eso.

Me senté debajo de uno de los muchos árboles que había, observé como la figura de una persona se acercaba a mí con algo en la mano. Hasta que no estaba a escasos metros de mi no pude ver que era Fran con un conejo en la mano. No me parecía correcto quejarme, pero el conejo aun tenía piel y estaba frío, a pesar de ello cuando me lo ofreció se lo agradecí. Miré el conejo intentando imaginarme algo apetitoso, pero en aquel momento mi imaginación me estaba fallando. Fran miró el conejo y se dio cuenta de lo que ocurría, buscó algo de leñador los alrededores y encendió un fuego un poco alejado de mí. Cuando lo tuvo todo preparado vino hacia mí corriendo.

-Lo siento Al, debería haberme dado cuenta antes.

-Tranquilo no pasa nada.

- Claro que pasa- dijo cogiéndome el conejo de las manos- acércate a esa pequeña hoguera que en seguida estará.

Me sorprendí al ver su reacción, estaba molesto consigo mismo, y todo por mi culpa, no debí haber miradote aquella manera al conejo.

Fran cogió un palo que había por los alrededores y atravesó al conejo, ya sin piel, lo acercó al fuego hasta que cogió un color que ya me iba gustando más. Cuando lo apartó, lo sopló un poco y me lo volvió a ofrecer.

-Aquí tienes.

Lo cogí esta vez con más ganas y comencé a comérmelo, parecía que no había comido en un año. Estaba muy tierno pero le faltaba sal. Al pensar en esto recordé algo que decía mi madre: a buen hambre no hay pan duro. En este caso comprendí muy bien lo que quería decir, tenía comida y eso era lo importante. Cuando acabé, tiré los huesos al suelo y me tumbé en el suelo, el hambre había desaparecido.

-¿Qué haces?-preguntó Fran sorprendido.

-Uff estoy llenísima, me pesa todo el cuerpo.

-Pero… Al, debemos continuar.

Casi refunfuñando, me levanté del suelo y me sacudí las hojas que se me habían quedado en el pantalón. Nos acercamos a James con un paso rápido, parecía que teníamos mucha prisa. James se giró hacia nosotros y pospuso una mano en el hombro a cada uno.

-¿Estáis listos?

-Si- dijimos los dos al unísono.

James se giró y sin pensárselo dos veces, comenzó a adentrarse en el bosque del que, en comparación conmigo, parecía de un país de gigantes. Fran siguió los pasos de James, pero yo no estaba tan animada como ellos a entrar, por mucho que lo intentara tenía tanto miedo que mi cuerpo no se movía ni un milímetro, me sentía indefensa. Al ver mi tardanza, Fran regresó.

-Al, vamos

-No… no puedo-dije tartamudeando.

-¿Cómo que no puedes? Déjate de tonterías, James nos está esperando, y él no es precisamente un bromista por lo que he oído.

-Te estoy diciendo que no puedo Fran, mi cuerpo no se quiere mover.

Fran se acercó a mí y empezó a tirarme del brazo, pero lo único que consiguió es que me cayera al suelo, rápidamente me volvió a poner en pie. Comencé a pensar que no era el miedo lo impedía que moviera. Fran tiraba de mí con cuidado mientras llamaba a James, quien llegaba velozmente. Observó detenidamente lo que sucedía, pensando todas las posibilidades que había hasta que… su rostro cambió.

-Fran, cógela y vámonos rápido de aquí-ordenó.

-¿Por qué? ¿Qué ocurre?- pregunté asustada.

-Un grupo de archimalos andan por aquí.

-¿Qué?

-La cantidad de poder que hay en este momento es tan grande que tu cuerpo no lo ha soportado, ese es el motivo por el que estás paralizada.

- Pero tu… ¿cómo sabes eso?- pregunté

-No es de tu incumbencia.

James se volvió a marchar mientras Fran me cogía en brazos y le seguía. Iban a un paso bastante rápido pero no tanto como antes, ahora era capaz de distinguir elementos característicos de un bosque, como por ejemplo, animales. Además de denso, el bosque era largo, muy largo, pero aun no había visto ningún peligro de los que habían hablado. James parecía el líder de los tres, durante todo el camino él siempre fue delante, como si estuviera guiándonos, siempre íbamos bastante cerca de él casi pisándole los talones.

Después de unas cuantas horas caminando, finalmente nos paramos en el claro del bosque, parecía que en ese lugar no correríamos peligro, aunque no sabía el motivo. Fran me dejó tumbada en el suelo procurando que el sol no me diera en la cara. Inmediatamente se fue a hablar con James. Les vi preocupados, demasiado preocupados en mi opinión ¿tanto peligro corríamos? No me gustaba verles así, así que hice el único movimiento que me permitía realizar mi cuerpo, cerrar los ojos. Hablaban tan bajo que era incapaz de escucharles, en ocasiones abría los ojos por si me habían dejado sola, pero siempre que los abría seguían conversando muy seriamente.

No recuerdo bien cuanto tiempo estuvieron hablando, pero si fue el suficiente como para que se hiciera de noche. La luna se alzaba en el cielo como si de un globo se tratara, cada vez se veía más grande y luminosa rodeada de estrellas, sin duda era una bonita vista. Fran se acercó a mí y me puso su camisa encima.

-Por la noche hace mucho frío.

-Gracias…oye Fran ¿te puedo preguntar algo?

-Claro, dime.

-¿Por qué no me ha querido contestar James?

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